El recorte de las subvenciones frena los proyectos de las patronales con menos socios

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA/LA VOZ.

BARBANZA

Lo que recaudan Outes, Muros o Carnota ni siquiera es suficiente para afrontar los gastos corrientes

19 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La Federación de Empresarios do Barbanza (FEB) no es la única damnificada por el recorte en materia de subvenciones que, debido a la recesión económica, ha establecido la Xunta. De hecho, en la comarca barbanzana solo las grandes patronales, como Boiro, Ribeira, Rianxo o Noia, se autofinancian e, incluso, desarrollan durante el año iniciativas, como los foros empresariales de la ABE, ferias de oportunidades o actividades de animación y campañas en días señalados. Pese a disponer de un amplio margen de maniobra económico, reciben las subvenciones como un balón de oxígeno. Las restantes asociaciones están bastante peor porque su supervivencia está condicionada por las ayudas.

Lo que marca la diferencia es el número de socios. Agrupaciones como las de Ribeira y Boiro superan con creces los 300, cada uno de los cuales abona cuotas mensuales que oscilan entre los 6 y los 10 euros. Muros y Outes, por ejemplo, tienen poco más de un centenar, y otras ni siquiera llegan a esta cifra. Sus ingresos, por tanto, son pequeños.

Para estas, el simple hecho de tener una oficina abierta constituye un esfuerzo titánico que, en cualquier caso, es inútil sin el apoyo financiero de la Administración.

Como ejemplo sirve el caso de Outes. Al igual que otras entidades, recibe una aportación para contratar a un agente de empleo o a un cooperante que, en definitiva, es la persona que realiza trabajos administrativos y atiende a quienes acuden a la sede. La subvención tiene vigencia para nueve meses de contrato de este profesional, lo que significa que el período restante, para que la actividad en la oficina no cese, debe correr a cargo de la patronal. En el caso outiense, el presidente, Marcos Romero, reconoce: «Os poucos cartos que tiñamos aforrados gastámolos en pagar os catro meses de salario da persoa que está na oficina».

Continuidad inviable

Romero, cuya entidad ni se ha planteado hacer una campaña navideña sin el respaldo de la FEB, subraya: «Sen subvencións, nós non podemos facer nada. A política de recortes aféctanos porque non podemos levar a cabo proxectos».

La situación todavía es más complicada en el caso de los Eixos Comerciais Abertos, una catalogación que tienen tanto A Pobra como Porto do Son porque, al ser municipios con menos de diez mil habitantes, no pueden constituir centros comerciales. Mientras estos últimos sí han recibido las subvenciones correspondientes al presente ejercicio, los denominados ejes comerciales ni siquiera tienen confirmada la recepción de aportación económica alguna.

El responsable de la entidad sonense, Luis Oujo, no duda en manifestar: «Somos de segunda división. Polo momento podemos pagar ao axente laboral e os gastos correntes, pero vémonos nunha situación complicada», aseguró.

De hecho, la patronal sonense lleva dos anualidades sin recibir financiación alguna correspondiente al ámbito del turismo. Incluso, para afrontar los gastos de la fiesta del pulpo, fue preciso recurrir a un préstamo y, por el momento, la entidad ha tenido que dar marcha atrás en su proyecto de editar guías actualizadas del municipio.

El pobrense Manuel Tomé, aunque su asociación tampoco ha percibido el dinero que le corresponde como eje comercial, se muestra un poco más optimista y afirma: «Tenemos dotaciones económicas para afrontar los gastos fijos. Sufrimos los recortes, pero no hasta el punto de que nos desequilibren».

La unión noiesa

Sufragar las distintas actividades y tener capacidad para dar respuestas a las necesidades actuales del sector comercial no resulta sencillo debido a la dependencia de las patronales de la financiación externa.

Para corregir esta situación, mantener una posición fuerte y afrontar nuevos retos, las entidades empresariales noiesas han decidido unirse. Esto les permitirá ahorrar gastos. Entre otras cosas, el Ayuntamiento les ha cedido un local y ya no tendrán que abonar el coste del alquiler de las respectivas sedes, un dinero extra para destinar a otros fines.