Las empresas familiares provocan que los jóvenes tengan que hacerse cargo de las embarcaciones

La Voz

BARBANZA

18 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La tradición tira. Y aunque hay jóvenes que escapan de la profesión de marinero, muchos adolescentes no tienen más remedio que hacerse cargo de las empresas familiares. Por eso, en las cofradías de Muros y Noia son numerosos los chicos que acabaron sus estudios los que están a la espera de realizar el curso para la obtención del título de marinero-pescador, una distinción indispensable para poder salir a faenar en una pequeña embarcación.

Este documento es muy reciente y viene a sustituir el certificado de marinero de competencia y que ahora sus poseedores deberán cambiar por la nueva titulación, aunque no tendrán que realizar ningún cursillo.

La crisis que está atravesando el sector pesquero impide a los armadores que están a punto de jubilarse vender sus embarcaciones. Esta situación, que se une a la falta de salidas laborales, provoca que los jóvenes no tengan más remedio que coger las riendas del negocio familiar y hacerse a la mar. «Ou isto, ou deixar pudrir o barco no muelle e as artes de pesca», afirmaba un armador que está a punto de cobrar la pensión.

Esta circunstancia se está notando en las listas de las cofradías a la hora de solicitar la realización de cursos de marinero-pescador. Un trabajador del pósito muradano señaló que acaban de realizar un curso y la mayoría de los asistentes «eran rapaces novos que aínda non se incorporaron ó mundo laboral», comentó.

Las peticiones un Muros son muy numerosas y a pesar de las clases que remataron hace dos semanas, tienen pedidos otros dos, pues la lista de espera de vecinos de la localidad supera los sesenta.