El denominador común de todas las mociones que se vivieron en Barbanza es el siguiente: los plenos en los que se resolvieron fueron multitudinarios y estuvieron rodeados de sonoras broncas. En Ribeira, por ejemplo, hubo acusaciones de franquistas a algunos ediles e incluso se ironizó con que uno de ellos estaba implicado en el golpe de Estado de Argentina. En Boiro, el alcalde que dejó de serlo, Manuel Velo, tuvo una intervención durísima hacia sus detractores en un más que abarrotado pabellón de Barraña. También en Mazaricos y en Carnota hay muchos que recuerdan las sesiones plenarias celebradas en los respectivos pabellones, donde no cabía un alfiler y los insultos se contaron al por mayor.
Teniendo en cuenta estos precedentes, puede decirse que el pleno celebrado en Porto do Son esta semana a cuenta de la moción de censura fue hasta tranquila. Aunque también se oyeron abucheos, sobre todo, dirigidos al ex mandatario socialista, Ramón Quintáns. Tendrá que pasar el tiempo para saber cómo valoran los ciudadanos lo ocurrido y qué anécdotas acaban quedando en el imaginario colectivo de esa histórica cita plenaria.