La ría, el principal basurero de Noia

Vanessa Lagares

BARBANZA

Las labores de limpieza que cinco operarios de Costas están efectuando en el estuario noiés dejan al descubierto las toneladas de residuos que hay entre el fango

26 ago 2009 . Actualizado a las 10:29 h.

De todos es sabido que el fondo de la ría de Noia es un auténtico vertedero. Y es que, además de soportar el 70% de las aguas residuales que producen los vecinos de la villa en el día a día, también alberga multitud de objetos de todo tipo que, por razones desconocidas, fueron arrojados por los humanos a la inmensa masa negra y maloliente que constituye el fango.

Y esto es algo que saben muy bien los cinco operarios, contratados por Costas del Estado, que desde el pasado 27 de julio se emplean a fondo para eliminar los despojos que llevan años afeando las riberas de la ría noiesa. Así, con sus propias manos como única herramienta y trabajando a capricho de la marea -aprovechan la bajamar-, los empleados ya han sacado a la superficie buena parte de lo que podrían calificarse como las vergüenzas del estuario noiés.

Para ver lo que la ría esconde solo hace falta darse un paseo por la explanada de San Lázaro, justo a la altura del campo de fútbol. Y es que, en esa zona es donde los trabajadores, que pertenecen a la compañía Tragsa, están apilando toda la porquería que se encuentran cada día durante su jornada laboral. Una vez allí, es fácil ver las dos montañas de considerable dimensión en la que fueron apilados, en función del material con el que están fabricados, todos los restos con los que se encuentran.

Televisor

Pero, ¿qué es lo que esconde el limo? Un poco de todo, desde las llaves de la famosa canción «en el fondo del mar, matarile rile rile», hasta objetos de mayores dimensiones, como un televisor, con cable incluido, un carro de supermercado, un reloj e incluso un contenedor de la planta de tratamiento de residuos de Servia.

En las montañas de desperdicios también se puede ver un buen número de prendas, tanto de uso doméstico como personal. Así, a los restos de chaquetas que se pueden observar en el montón de basura hay que sumar botas de goma e, incluso, alfombras y sábanas. Asimismo, el fondo de la ría también es testigo del bum que vivió la construcción en los últimos años, de ahí que entre las marismas surjan metros de redes metálicas, tuberías empleadas en las obras, pequeñas ventanas de aluminio e, incluso, cascotes.

Las grandes fiestas que viven los noieses también tienen su espacio en la ría, de ahí que no falten botellas de bebidas alcohólicas y latas de refrescos, así como envoltorios de alimentos de todo tipo, entre los que se encuentran las cajas de poliuretano que se emplean para transportar el pescado o envoltorios de pipas y galletas.

Barcos destartalados

Otro de los aspectos que llama la atención a medida que uno se acerca a la explanada de San Lázaro es la cantidad de madera que hay apilada en dicha área. Según aseguró uno de los operarios que se encarga de efectuar los trabajos financiados por Costas, buena parte de ese montón pertenece a restos de embarcaciones. Y es que solo hace falta darse una caminata por el paseo marítimo que discurre por la zona para percatarse de que la bahía noiesa es un auténtico cementerio de barcos y de aparejos que en su día sirvieron de medio de vida a un buen número de vecinos de la localidad.

El montón de objetos apilados al borde de la ría constituye un verdadero museo del pasado, y también un lugar de visita obligado. Así, cada día, un buen número de curiosos se acercan hasta el lugar, a pesar del mal olor que desprende el montón de basura, para interesarse por cómo van las labores de limpieza y, de paso, comprobar con sus propios ojos lo poco cuidadoso que es el ser humano con la naturaleza que le rodea.

«Yo vengo todos los días a dar un paseo con los perros por esta zona y aprovecho para mirar lo que se va amontonando. Aquí hay hasta lámparas».

En la misma línea habla un turista, que asegura que le parece bien que se lleven a cabo trabajos para eliminar la basura que afea la ría. Pero lo que verdaderamente preocupa a este hombre es otro tipo de suciedad: «Esto está bien, pero igual era más importante eliminar otro tipo de vertidos que contaminan más, porque puede ser que las ruedas y los botes afeen, pero posiblemente contaminen menos que otro tipo de residuos que no se ven y están llegando a los ríos».

De todas formas, este transeúnte indicaba que es una pena que la gente arroje basura al fondo del mar y que, dado el problema que existe, quizá las Administraciones debieran invertir más dinero en sensibilizar a la población para que deposite los residuos en los contenedores, puesto que a la larga saldría más barato que ponerse a limpiar la ría.