Caminatas de hasta cuatro kilómetros e innumerables donaciones conforman su rastro

La Voz

BARBANZA

02 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Todavía hoy son muchos los vecinos de Taragoña que recuerdan con nostalgia la época en la que Vicente Sampedro era su párroco. Pese a que estuvo en la localidad dos años y medio, dejó una huella imborrable. Caminatas de hasta cuatro kilómetros para oficiar una misa y evitar así que los vecinos tuvieran que desplazarse, colectas para comprarle pan a los necesitados o para instalar electricidad en sus viviendas e incontables gestiones para conseguir documentos oficiales y recomendaciones conforman el rastro del sacerdote a su paso por la parroquia rianxeira.

Las anécdotas de la época que siguen vivas en la mente de los vecinos se cuentan por decenas. Una de las más sorprendentes tiene que ver con su antecesor: «Cando don Vicente foi a cultivar a horta co fin de repartir as patacas entre os probes atopouse con restos dun montón de ovos. O cura anterior prefería deixalos podrecer antes de dalos ou vendelos baratos».