El campo de trabajo de Neixón halló nuevas pistas sobre los castros

BARBANZA

23 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La sexta edición del campo internacional de trabajo en Neixón -puesto en marcha por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Dirección Xeral de Xuventude y el Concello de Boiro- se iniciaba este verano con una importante novedad: la ampliación de las excavaciones al castro pequeño. Rematada la campaña, ha sido precisamente este yacimiento el que ha aportado los datos más reveladores al permitir al equipo de arqueólogos dirigido por Xurxo Ayán obtener información sobre la formación de los castros en Galicia y las relaciones comerciales de sus habitantes.

En el denominado castro pequeño se excavó una superficie de 150 metros cuadrados en la que se descubrieron restos que permiten datar este asentamiento entre los siglos VII y IV antes de Cristo, lo que convierte al yacimiento de Neixón en uno de los más antiguos de Galicia.

En esa época se sitúa la etapa formativa de los castros y los hallazgos realizados en el boirense permiten conocer más profundamente este período. De hecho, los descubrimientos en este yacimiento, sumados a los datos recabados en el castro grande en los últimos años, «dannos unha visión moi completa da evolución da cultura castrexa dende os séculos VI e VII antes de Cristo ata a época da romanización, nos primeiros séculos despois de Cristo», señaló Felipe Criado, director del Laboratorio de Arqueología del Paisaje del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (IEGPS).

Y no solo eso, sino que los restos hallados señalan a Neixón como uno de los primeros puntos en los que los habitantes entraron en contacto con los comerciantes del Mediterráneo. Según Criado, «permítennos saber ata qué punto os intercambios con comerciantes púnicos constituíron unha peza clave para o desenvolvemento dos asentamentos, e sitúan a Neixón coma un enclave que posibilitaba as relacións comerciais dos castros de terra».

Metalurgia

Otro de los hallazgos «máis espectaculares», en palabras del director del Laboratorio de Arqueología del Paisaje, Felipe Criado, son los vestigios de un taller metalúrgico. Los trabajos en el castro pequeño sacaron a la luz objetos de metal y otros restos relacionados con la explotación metalúrgica, como un horno o restos de fundición.

Este hallazgo se hizo a las puertas de una construcción circular de piedra, bastante bien conservada y que en su día podría haber sido utilizada como un espacio ritual, ya que en ella se documentó una fosa en la que aparecieron los fragmentos de un caldero de bronce.

Además de esta casa, el equipo que trabajó durante el verano en Neixón -formado por arqueólogos gallegos, argentinos, uruguayos y madrileños- encontró los restos de una cabaña oval realizada con materiales perecederos como madera.

Todos estos descubrimientos en la fortificación pequeña, en la que no se trabajaba desde los años 80 y que está situado en el extremo de Neixón, han permitido ampliar el potencial científico del campo de trabajo, que en las cinco ediciones anteriores centró sus excavaciones en el yacimiento más grande.

Castro grande

Aunque los hallazgos más significativos se realizaron en el asentamiento pequeño, los trabajos en el castro grande también obtuvieron resultados importantes. En la superficie excavada encontraron varias fosas que han aportado información sobre el uso del asentamiento.

En dichas fosas se encontraron restos de cerámica cartaginesa, depósitos de conchas y trozos de utensilios de hierro datados de la Segunda Edad de Hierro (entre los siglos IV y II antes de Cristo). Además de conchas aparecieron restos óseos y madera carbonizada, lo que lleva a pensar en su utilización ritual.