«Volvería mañana mismo»

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Enamorada del país y sus gentes, ve su futuro con optimismo

20 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Coincidiendo con el inicio de la revuelta de la población egipcia que dio lugar al derrocamiento de Mubarak, Andrea Fernández y su familia cogieron un avión rumbo a Egipto. Había dos motivos para ello; el primero, entregar al muñeco Stabri a su próximo amigo en Londres, y el segundo, realizar un crucero por el Nilo para visitar monumentos.

-Antes de nada, ¿quién es Stabri?

-Forma parte de un proyecto que se puso en marcha para que la gente se relacionase y conociese lugares del mundo, para que se vea que Internet no es tan frío y que se pueden establecer relaciones físicas. La gente se registra y propone viajes a los que te acompaña Stabri, y después lo dejas en manos de otras personas. Yo primero propuse Alemania, pero no pudo ser porque la persona que debía recogerlo estaba fuera, así que al final fui a Egipto y volví por Londres, donde lo entregué. Se trata de que el muñeco esté viajando siempre, y después esas experiencias las cuenta en su página.

-Pero ya es la cuarta vez que usted va a Egipto, ¿por qué?

-Porque me gusta la arqueología y me gustan las piedras, y hay dos países que adoro, Turquía porque es el que mejor conserva el patrimonio de la civilización griega y Egipto, no solo por sus civilizaciones antiguas, sino también por sus contrastes, el Nilo, el vergel, el paisaje... Y la gente, los nubios son los egipcios de piel más oscura y de alma más blanca, y es la gente más feliz que yo conozco.

-Hasta el punto de ir en medio de la revuelta?

-Fuimos igual porque nuestro viaje no pasaba por El Cairo, y porque éramos conscientes de que en Egipto, tanto Mubarak como los musulmanes saben que su supervivencia depende del turismo, hay policía turística protegiendo al turismo, que es intocable. Pero lo más cerca que estuve de El Cairo fue a 500 kilómetros, y sin carreteras.

-¿Y no sufrieron ningún percance?

-Ninguno. Algunos tanques de atrezzo, vi dos en todo el viaje, y muchas bodas, debía ser la época de las bodas. En Marsa Alam nos retuvieron el pasaporte y hubo que negociar con la policía para que nos lo devolviera, pero eso es algo habitual en Egipto.

-Así que les pasó como a Bisbal, apesadumbrado porque no había nadie en las pirámides.

-Eso es una idiotez. ¡Una oportunidad única de ver las pirámides! La tragedia es que la gente que las enseña no come ese día si no hay turistas. Lo otro es un privilegio.

-O sea, que no se arrepiente del viaje.

-No, desde luego. Estuvimos en una zona turística, protegidos por la población, que prevé que esto pueda durar dos meses, y son dos meses sin comer. Volvería mañana mismo, y lo que vimos, lo vimos nosotros solos, los cuatro de mi familia.

andrea fernández vilagarciana que viajó a egipto en medio de la revuelta