La asignatura pendiente de A Illa

María Santalla VILAGARCÍA/LA VOZ.

AROUSA

El prestigioso arquitecto portugués diseñó un gran complejo deportivo en la desembocadura del puente isleño, hasta que llegó Costas y mandó parar

10 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

A Illa firmaba esta semana la compra de las casas de O Campaneiro y lograba hacer realidad un proyecto deseado desde hace tiempo. Pero la lista de sueños por cumplir que manejan los isleños tiene todavía algunas muescas, y una de las más profundas, sin duda, es la que ambiciona la creación de una gran zona deportiva que pueda dar cobijo a la intensa dedicación que los habitantes del municipio prestan a los deportes.

Esa preocupación no es nueva. Ya en el año 1988 el entonces alcalde de Vilanova, Sito Vázquez, pensó en la necesidad de que A Illa contase con unas instalaciones deportivas. De esa idea nació un anteproyecto que diseñó el prestigioso arquitecto portugués Álvaro Siza, en el que fue su primer trabajo en España, anterior a los proyectos que realizaría para las Olimpiadas de Barcelona y al Centro Galego de Arte Contemporáneo de Santiago.

El lugar que se había pensado para la zona deportiva isleña, el área litoral de O Bao, era un espacio singular, de ahí que su tratamiento se confiase también a un arquitecto que ya por entonces comenzaba a tener un nombre en la profesión. Siza pensó para este ámbito, que había ganado presencia con la reciente apertura del puente de A Illa, un complejo formado por tres recintos deportivos con sus respectivos servicios y tres campos de tenis que no entorpecerían, sin embargo, el disfrute de O Bao como playa y como lugar de recreo.

El conjunto se compondría de un polideportivo para la práctica de voleibol, baloncesto, fútbol y hóckei, rodeado por cuatro lados de bancadas con capacidad para dos mil asistentes. Este recinto estaría, además, preparado para la organización de espectáculos públicos.

El segundo de los cuerpos estaría compuesto por una piscina con dos tanques, uno para adultos y otro para niños, mientras que en el tercero se construiría un gimnasio. Los servicios complementarios y un aparcamiento con capacidad para 425 vehículos completarían el conjunto.

La disposición de todos estos cuerpos en el espacio de O Bao estaría condicionada por la existencia del puente, que dibujaba un solar de forma triangular. En lo que respecta a los materiales, la construcción sería mayoritariamente de hormigón y se emplearían estructuras metálicas para la cobertura de los tres recintos deportivos y placas de granito para el revestimiento exterior.

Escollos legales y económicos

Un ambicioso proyecto que finalmente se quedó sobre el papel. Porque, al mismo tiempo que Siza trabajaba en ese diseño, el Congreso de los Diputados apuraba los trámites para aprobar la Ley de Costas, una normativa que causaría muchos quebraderos de cabeza en A Illa y cuyas directrices echaron por tierra la ejecución de la zona deportiva de O Bao. Las nuevas directrices sobre el litoral, unidas al elevado coste del proyecto, frenaron su ejecución.

Se descartó, por tanto, el diseño del arquitecto portugués, pero A Illa siguió soñando con tener un espacio adecuado para la práctica del deporte. Así que no tardaría en proponerse una nueva ubicación, el área de Testos, donde ya se encontraba el campo de fútbol Salvador Otero.

Claro que en este caso había un hueso tan difícil de roer como lo era Costas, porque la mayor parte de los terrenos sobre los que debería asentarse el complejo lúdico son privados y algunos de sus propietarios no están dispuestos a vender y mucho menos a ceder sus parcelas.

Ya la junta gestora que se formó en A Illa trató de gestionar la compra de los terrenos una década después del proyecto de Siza, en 1988. No tuvo éxito. La operación se reactivó de forma periódica desde entonces hasta la actualidad, pero nunca se logró convencer a los dueños reacios a la venta. El resultado es que A Illa sigue, a día de hoy, sin poder disfrutar de un área en la que se concentren todas las instalaciones deportivas. Los pabellones del colegio y del instituto y el campo de A Bouza prestan, por el momento, ese servicio. Sin embargo, esta opción de Testos fue la elegida cuando se elaboró el plan urbanístico y se definió dónde deberían habilitarse los equipamientos deportivos.

El proyecto que se plantea para Testos, puesto que todavía no se ha renunciado a su construcción, estaría dotado de un pabellón, una piscina, pistas de tenis y un campo de fútbol con pistas de atletismo. Estos equipamientos permitirían al municipio contar con espacios adecuados para la práctica de casi cualquier especialidad deportiva.

Con todo, aquella vieja idea de construir en O Bao la zona deportiva todavía no ha sido olvidada en A Illa. Hace apenas cinco años se recuperó ese proyecto, en este caso de la mano del BNG, formación que presentaba en pleno una propuesta en la que planteaba O Bao como el espacio en el que debería construirse el complejo deportivo. El Bloque era consciente, sin embargo, de que esos terrenos están afectados por Costas, lo que haría necesario el permiso de ese organismo, además de un cambio en la calificación del suelo, para que el proyecto pudiese salir adelante. Eso era, precisamente, lo que planteaba en su moción: solicitar a la dirección general de Costas y a la junta de montes la cesión de la parcela sur de O Bao para construir en ese entorno las instalaciones necesarias para la práctica deportiva. Su propuesta no tuvo eco, de manera que Testos sigue siendo la principal opción para la zona deportiva.