«El acoso se origina en una admiración enfermiza del acosador por la víctima»

AROUSA

Quien detecta una situación de violencia vecinal y no reacciona está regando la semilla del conflicto. Intervenir es fundamental, sostiene Emanuela Carmenati

11 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Abogada, vicepresidenta del Tribunal Arbitral de Gerona y administradora de fincas, Emanuela Carmenati fue la encargada de abrir ayer el primer foro sobre violencia y acoso vecinal que se celebra en Vilagarcía. Su ponencia se centró en el denominado blocking .

-¿Qué es el «blocking»?

-Es el acoso que se produce en las comunidades de propietarios. Hay muchos tipos de acoso y en el seno de una comunidad tiene sus características específicas. Por ejemplo, que resulta particularmente perturbador porque se produce en tu refugio, en el espacio de tu intimidad.

-Se trata, por lo que dice, de un fenómeno urbano.

-No necesariamente. Se da siempre que haya personas conviviendo.

-Se lo comento porque en Galicia hay una amplia tradición de conflictividad relacionada con cuestiones como la propiedad de la tierra.

-Probablemente la forma de ser del gallego, incluso las tradiciones más ancestrales y el vínculo con la tierra. origine una tipología concreta de conflictos. En general creo que comprender la mentalidad es importantísimo para poder determinar lo específico de cada lugar.

-Bien, ¿por qué se caracteriza el acoso vecinal?

-De entrada, por ser acoso. No todos los conflictos son acosos. Cuando dos personas no se entienden, discrepan o tienen gustos diferentes estamos ante un conflicto, y cada uno tiene su análisis. Pero al hablar de acoso el tema cambia bastante. Lo que se detecta es la necesidad de una persona que se mira en otra como en un espejo y llega a querer sustituirla. A partir de ahí tenemos una patología y una persecución. Suele darse un período de maduración, que dura unos seis meses, en el cual el acosador tendrá una relación espléndida con su víctima. Le imitará los gustos, el tipo de pareja, el coche, probablemente lo haga incluso inconscientemente. Una admiración enfermiza que no deja espacio para los dos y desata la persecución y las mentiras. Esta situación puede prolongarse incluso durante varios años.

-¿Qué podemos hacer los demás ante algo así?

-Es importante, porque los espectadores pasivos son los que posibilitan que todo cuaje. Uno va a lo cómodo, somos consumidores de tiempo, no tenemos tiempo para protegernos los unos a los otros. Cuando nos encontramos con un problema así lo único que nos interesa es que no nos salpique, no exponernos. Pero hay que darse cuenta de que el no mojarse, el no reaccionar ante un acoso que percibimos, tiene también sus consecuencias.

-Hay que reaccionar.

-Hay que hacerles comprender a esos espectadores que al no mojarse sí están haciendo alguna cosa, que no mojarse es también mojarse. Normalmente todos nos consideramos buenas personas. Es sorprendente ver hasta qué punto la gente puede auto engañarse, justificándose para no sentirse mal y decir cosas como «se lo merecía».

-¿Qué hace el mediador?

-El mediador no propone nada. Procura poner en evidencia las cosas, abriendo espacios de diálogo en los que cada una de las partes implicadas explica su vivencia y su sufrimiento.

-¿Y qué hay de la víctima? ¿qué podemos hacer si nos sentimos acosados?

-Hay una reflexión tan sencilla como pensar que si alguien te acosa lo hace por tus cualidades. Cuando te das cuenta de que tu sentido de la ética es elevado, de que eres sensible e inteligente, lo que haces es quererte. Comprendes que no le has perjudicado, que esa persona tiene un problema y comienzas a quitártelo de encima. Entiendes que por encima de todo hay un problema psicológico.