La intervención que Isabel Tocino, primera ministra de Medio Ambiente de Aznar, condenó al cajón

La Voz

AROUSA

12 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La sala noble de Ravella sirvió como escenario para la presentación de un proyecto que Vilagarcía esperaba desde hace 15 largos años. Junto a la alcaldesa, asistieron al acto el teniente de alcalde, el nacionalista Xosé Castro Ratón, el edil de Xestión do Territorio, Marcelino Abuín, la concejala de Educación, Susana Camiño, la responsable de Promoción Económica, Rosa Abuín, y la portavoz socialista, Victoria Hierro, además del titular municipal de Obras, Manuel Rodríguez Cuervo. Por parte de los grupos de la oposición, solo el independiente José Luis Rivera Mallo, buen conocedor de la idea.

Fue en 1995 cuando Javier Gago, entonces alcalde de la ciudad, lograba de la Dirección General de Costas el compromiso de abordar dicha actuación en el siguiente ejercicio. En 1996 llegó, efectivamente, a firmarse un protocolo en este sentido. El cambio de gobierno en Madrid, con la victoria del Partido Popular, trastocó todas las previsiones. Pero Rivera, aupado por el PP a la presidencia de la Autoridad Portuaria, no lo olvidó. Encargó incluso un anteproyecto a la prestigiosa compañía Consultora Galega y busco financiación, esta vez en Puertos del Estado. Aquella línea no prosperó. Como tampoco lo hizo el documento rubricado por los responsables de Costas. Cuando Gago se interesó por él ante Isabel Tocino, primera ministra de Medio Ambiente de Aznar, se encontró con una rotunda negativa. Algo así como al enemigo ni agua. Su actitud condenó el proyecto a un retraso difícilmente justificable.