El cocinero cambadés Antonio Botana Tonino , chef del restaurante Pandemonium, ha tenido una buena idea para hacer frente a los tiempos revueltos de la crisis económica. El éxito del local es indiscutible los fines de semana, pero a diario la cosa está bastante más parada desde que los medios de comunicación no paramos de dar malas noticias sobre la situación financiera. Por ello, Botana ha creado un menú que se podrá degustar solo al mediodía y de martes a viernes y que, por 23 euros, incluye un aperitivo, dos platos y un postre. Bebidas y cafés aparte. La idea es poner a precios asequibles platos de lo mejorcito de la nueva cocina gallega.
Para presentar su nuevo menú a 23 euros, Antonio Botana invitó a varios periodistas de la comarca y otros especializados en gastronomía. El menú de ejemplo fue todo un éxito. De aperitivo, una sopa de tomate ecológico con albahaca y tartar de jurel. El primer plato sorprendió y gustó mucho. Un arroz codium -un tipo de alga también conocida como ramallo de mar- con berberechos de Noia. Sencillamente delicioso. Es, literalmente, como meterte en la boca la baja mar. Con ese aroma único y relajante. El segundo fue una dorada salvaje con mahonesa de hierbas, trigueros y acelgas. Qué pescado. De esos que cuando los catas demuestran que el cocinero no se tira de la moto cuando dice que todos los productos que utiliza son de primerísima calidad. Sencillamente excelente. Y el postre tampoco defraudó. mango en texturas y yogur. Rico y con un ligero aroma a canela. Presentación de las nuevas cervezas Super Bock. El acto de presentación del nuevo menú del restaurante Pandemonium también sirvió para hacer la presentación en Galicia de las dos nuevas cervezas de línea gourmet de la marca portuguesa Super Bock. Se trata de Gold y Rubí. La primera para hacer maridajes con pescado y la otra para las carnes. Se venderán al precio de 2,50 euros la unidad y la distribuidora es una empresa de la comarca de O Salnés: Gaesco.
Como toda buena comida que se precie, la reunión terminó con unos buenos cafés y una mejor tertulia en la que los periodistas pudimos disfrutar de las explicaciones y comentarios del chef, que tuvo el buen detalle de sentarse a la mesa. Se habló de todo un poco. Por supuesto, de la crisis económica, y de cómo está afectando al sector de la restauración. Pero también de nuevas texturas, de platos, de combinaciones y, por supuesto, del presente y futuro de lo que se conoce como la nueva cocina gallega en comparación con la del País Vasco o Cataluña. La conclusión fue unánime. A los gallegos solo nos falta una cosa para llegar al nivel de los Arzak o los Adriá. Creérnoslo. Como consumidores sobre todo.