Martínez-Sierra destaca la calidad de la leguminosa laurentina, superior a la de otras zonas por el clima suave de la comarca
03 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.La Festa da Faba de Lourenzá alcanza este año su vigésima edición y el alcalde del municipio, Vidal Martínez-Sierra (Sao Paulo-Brasil, 1961), destaca que el trabajo que se ha hecho con esta leguminosa en los últimos años ha servido para que muchos sitúen a Lourenzá en el mapa de Galicia.
-¿La Festa da Faba alcanzo un aniversario muy especial?
-Sí, sin duda, la edición de este año es muy especial, por lo que hemos decidido darle un enfoque diferente. Tradicionalmente dedicábamos cada edición a un arte, como la pintura o la literatura. Esto se plasmaba en la figura del pregonero, en el cartel y en las actividades paralelas. Sin embargo, este año se lo dedicamos a la propia fiesta, haciendo una retrospectiva desde sus inicios hasta lo que ya es hoy en día. El cartel ya recuerda su trayectoria y el pregonero, Miguel Ángel Fueyo, es un investigador científico de Asturias que puso en marcha los primeros campos de cultivo de faba en Lourenzá y también una persona muy importante en el desarrollo de esta fiesta. A todo ello se une que estrenamos el reconocimiento de la Unión Europea
-¿La cosecha está siendo más escasa que otro años?
-Si, en principio no tenemos los datos cerrados, pero muchas zonas de cultivo quedaron dañadas durante las inundaciones y después la sequía que sufrimos este verano también le afectó mucho a la faba. Eso sí, la sequía hace que la faba tenga menos volumen, pero no que pierda calidad. Las de esta campaña son muy buenas. A falta de las cifras oficiales, la producción podría ser un 30% inferior, pero esto no pone en riesgo ni a los productores ni a la fiesta, porque hay mucha producción.
-¿Han sido flojos los primeros mercados?
-Sí, no han sido los mejores, pero no es algo que nos preocupe, porque todo el mundo está recogiendo y seleccionando las fabas con vistas a la fiesta, que es cuando se acerca a Lourenzá una gran cantidad de compradores, tanto profesiones como hosteleros y público en general. En los dos primeros mercados predominan los típicos ojeadores que solo compran si ven algo que les resulte verdaderamente interesante.