Tras los 40.000 kilos de oro de Tapia

Daniel Gayoso

A MARIÑA

Una empresa canadiense adquirirá los derechos para explotar la mina situada bajo los Lagos de Salave, un enclave que en Asturias todos dicen querer proteger

25 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los lagos de Salave, en el municipio de Tapia, vuelven a ponerse de actualidad, aunque más riguroso sería decir el oro que aguarda bajo este enclave natural, que en su tiempo ya explotaron los romanos. Los partidos políticos representados en la Junta General del Principado debatieron esta semana sobre las medidas que hay que adoptar para elevar la protección de esta zona ubicada a tan solo dos kilómetros de la villa de Tapia de Casariego, uno de los lugares más atractivos y turísticos del Occidente asturianos.

Los políticos ofrecen pocas soluciones y muchas promesas. El Gobierno regional es partidario de proteger la zona, por eso ha enviado a los grupos políticos asturianos un escrito en el que manifiesta su intención de estudiar una figura de protección para los lagos dentro del Porna, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Asturias.

Los populares exigen decisiones inmediatas que van más allá de la opción que propone el Principado. El PP quiere que los lagos de Salave se declaren Monumento Natural, catalogación que ya tiene otro enclave cercano como es la Playa de Penarronda. Una posibilidad que respalda decididamente el alcalde tapiego, el popular Gervasio Acevedo. «Que pase a ser un Monumento Natural es lo mejor que le puede pasar a los lagos, así los protegeremos de una vez por todas y podremos acometer otras actuaciones que los conviertan en uno de los principales referentes turísticos del concejo de Tapia y de toda la comarca. Nosotros ya hemos hecho todo lo posible, ahora la pelota está en el tejado del Principado y del Ministerio de Medio Ambiente», aseguró Acevedo.

Todo este debate tiene lugar al mismo tiempo que la concesión de explotación del oro situado bajo Salave pasa de una empresa a otra. En estos momentos los derechos de la concesión está en manos de la empresa Lunding Mining Corporation, aunque en los próximos días está previsto que se formalice la venta a la empresa canadiense Dagilev Capital Corporation por unos 20 millones de euros.

«Lo que se vende en estos momentos es un pleito, no los lagos», asegura el regidor tapiego, Gervasio Acevedo.

Lo cierto es que la explotación de este lugar está a la espera de la resolución del Tribunal Supremo por una demanda presentada en su día por Río Narcea, ahora en manos de Lundin Minign Corporation, contra el gobierno regional del Principado por prohibir la explotación de oro en este lugar. Muy pocos comprenden el interés de esta empresa por hacerse con esta concesión sin tener seguro si podrán o no extraer el oro al exterior.

A la espera de lo que ocurra, los vecinos siguen con el miedo en el cuerpo ante un proyecto de mina subterránea que tendría como objetivo sacar al exterior más de 40 toneladas de oro situadas bajo los lagos de Salave. Esa es la cifra que ha resultado de las últimas prospecciones de las que se ha tenido noticia.

Lo último que se conoce del proyecto es la intención de instalar una balsa de decantación para aguas alumbradas y un vertedero para el escombro generado en el avance de la galería de extracción, que tendría una longitud de 1,5 kilómetros en pendiente descendente y 16 metros cuadrados de sección.

La mayor superficie la ocuparía la escombrera, que según la Coordinadora Ecoloxista de Asturias podría tener cerca de 6.000 metros cuadrados de superficie. «Será la perdición para todos los vecinos, nos cambiará la vida y eso no lo podemos permitir», aseguran desde Oro No, una plataforma vecinal creada exclusivamente para impedir el proyecto.

Ocurra lo que ocurra, los vecinos de Mántaras y Salave no están dispuestos a que el proyecto avance y conviertan esta zona de Tapia, una de las más atractivas del concejo, en una mina subterránea. De momento todos están a la espera de lo que dicte la Justicia, pero no descartan volver a ponerse en pie de guerra, como en 2005, para decir no a la mina.