Juzgado un chino que desvalijaba las tragaperras con sólo apagar y encender

La Voz

A MARIÑA

15 ene 2008 . Actualizado a las 14:32 h.

Con un simple apagado y encendido de la máquina, dos chinos y un rumano desvalijaban las tragaperras. Sólo uno de los implicados, Sing Liang Chin Chen, de 39 años, pudo llegar a ser juzgado porque sus cómplices, consiguieron esfumarse. Actualmente están declarados en situación de rebeldía.

Todo apunta a que Chin Chen, junto a su compatriota Jianfu Ye y el rumano Da Iulia Elenea, eran unos profesionales en el arte de apropiarse de las monedas sin levantar demasiadas sospechas. La Guardia Civil, que se ocupó de seguirles los pasos, sospecha que pudieron haber actuado en otras ciudades españolas. Fueron descubiertos en Becerreá.

Hasta la localidad lucense se desplazaron en un Alfa Romeo que días antes habían alquilado en la delegación de una empresa en la localidad valenciana de Xátiva.

Los hechos que ayer le imputaron a Sing Liang sucedieron en la madrugada del 9 de julio del año 2005. Uno de los establecimientos en el que recalaron los acusados fue en el disco bar Coco Loco, sito en la calle Carlos III de la citada localidad.

Los tres, para no infundir sospechas, se dirigieron a la barra y solicitaron unas consumiciones. Seguidamente se encaminaron a la tragaperras. En vez de pasar unos minutos jugando en la misma, como sería lo normal, resulta que no la dejaban. El responsable del establecimiento en ese momento comenzó a sospechar de que podían estar haciendo algo raro, sobre todo porque no llegaron a pedir cambio en ningún momento.

Tanto el responsable del Coco Loco como algunos clientes se percataron de que los implicados apagaban y encendían la máquina. El trabajo lo tenían perfectamente repartido: el rumano daba al botón de juego; otro recogía las monedas y el tercero, apagaba y encendía.

No tenía monedas

La tragaperras era propiedad de una empresa que envió al lugar un técnico. Éste, según explica el fiscal en su escrito de acusación, comprobó como la misma carecía de monedas de 1 y 2 euros, que son con las que paga los premios. Comprobó que faltaban por lo menos 600 euros de los destinado al abono de los premios,

Con anterioridad a haber estado en el Coco Loco, los implicados se pasaron por el Café Bar Vilela, donde utilizaron el mismo sistema. Pidieron unas consumiciones en la barra y después se dirigieron a la tragaperras. También en este caso les imputan el haberse apropiado de 600 euros.

El fiscal calificó los hechos como constitutivos de un delito continuado de estafa y solicitó para el acusado, Chin Chen, dos años de prisión, así como el pago de indemnizaciones por importe de total de 900 euros, al propietario de uno de los locales y también a la empresa titular de una de las máquinas.

Ayer, antes del inicio de la vista, el abogado del imputado llegó a un acuerdo con el fiscal y su cliente aceptó una condena de siete meses, el pago de las costas y queda eximido de la responsabilidad civil.