Un hostelero de Viveiro denuncia un intento de estafa a través de Internet

A. F. C.

A MARIÑA

07 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Alguien, que dice ejercer de representante de una asociación o grupo extranjero (un colectivo religioso, un equipo de fútbol y hasta la organización mundial de la salud), remite un correo electrónico a un establecimiento de turismo rural. Solicita presupuesto para una estancia «sospechosamente larga», relata el afectado, para varios miembros del colectivo mencionado. De entrada, reconoce, resulta «muy apetitoso para un hotel pequeño».

En un segundo correo electrónico, el remitente acepta el presupuesto ofertado y asegura que facilitará un número de tarjeta Visa, donde se le podrá cargar el importe de la estancia y alrededor de 5.000 euros más, en concepto de «gastos generales y de transporte». Indica, además, que esta última cantidad deberá ser enviada por el hostelero a una tercera persona, su supuesto agente de viajes en España, a través de un giro postal.

«En ese momento -cuenta la víctima-, nos pareció todo muy extraño y remitimos copias de los correos recibidos a la sección de delitos tecnológicos de la Europol». La contestación de la Oficina Europea de Policía resultó clarificadora. «Nos respondieron explicándonos que el engaño consiste en que el número de Visa que nos facilitarían es falso o robado, y que al hacer los cargos apareceríamos nosotros como responsables del fraude». Los estafadores se embolsan el montante extra que el empresario cobraría a través de la tarjeta (unos 5.000 euros) y que debería enviar al supuesto agente de viajes español, mediante giro postal a una dirección que, en realidad, correspondería a los propios timadores, según la explicación dada por la Europol.

La víctima de este intento de estafa denunció los hechos en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Viveiro, que trasladó las diligencias al juzgado. Lo narrado hasta aquí ocurrió hace un par de meses, pero los timadores no se han dado por vencidos y este mismo establecimiento sigue recibiendo e-mails , con direcciones de Inglaterra y Francia, a una media de dos por semana. Redactados en tono atento y extremadamente educado, los correos incluyen, además, una dirección electrónica para poder contactar con la agencia de viajes. Aseguran, por otro lado, que se hacen responsables de cualquier impuesto o gasto derivado de la transacción económica efectuada a través de la tarjeta bancaria. Todo ello con el ánimo de generar confianza en la víctima elegida.

Víctima e inculpado

El empresario, que ha preferido ocultar su identidad, alerta a otros establecimientos de turismo rural que, por su dimensión, parecen prestarse más a estos planes de fraude, para que no caigan en la trampa electrónica. El tentador señuelo puede originar complicaciones. Y, tal y como advierte la Europol, la víctima del intento de estafa puede acabar implicado en un delito, acusado de efectuar una operación con cargo a una tarjeta de crédito falsa o robada. Cuando menos, tendrá que justificar su inocencia en los hechos.