«Pepiño» también eligió la ría de Foz

Xavier Lombardero

A MARIÑA

Al tiburón peregrino se suma un ejemplar de pato oscuro norteamericano que comparte estuario con otras aves, como un águila pescadora o una cigüeña negra

27 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

No sólo el inofensivo tiburón peregrino se ha dejado caer por la ría de Foz. La historia del pato Pepiño, habitual en la zona, daría para uno de esos cuentos con los que acurrucar a los niños antes de dormir. Sería más o menos así: Había una vez un pato, que no era joyuyo ni mandarín, sino oscuro, que en su migración del norte de Norteamérica hacia el centro del continente, se desvió un poco, en realidad bastante -quizás a causa de un temporal-, y apareció en Galicia. De esto hace más de una década, porque este ánade sombrío muy probablemente sea el observado a finales de 1996 en la laguna de Cospeito y que en los últimos años se mueve entre las rías de Foz y Ortigueira.

«O de Pepiño púxenllo eu, porque co tempo que leva con nós xa é unha personaxe popular», comenta el ornitólogo Luis José Salaverri Leiras, uno de los observadores de aves más respetados en Galicia, y que mejor conocen los vuelos sobre la costa mariñana. En el invierno del 2003 al 2004 también apareció una hembra de esta especie, de nombre científico Anas rubripes, llegada a la laguna de Cospeito, a la que Salaverri bautizó como Pepiña , con la esperanza de que se juntasen. «Hai aves que chegan perfectamente desde América a Europa todos os anos e os afeccionados á observación de paxaros gústalles atopalos; Galicia pola súa posición xeográfica é un bo lugar para observar estas aves desviadas», dice el ornitólogo. En efecto, entre las rarezas que han podido atravesar en vuelo el Atlántico están el silbón americano, con al menos otro avistamiento de dos machos en la ría de Foz durante el invierno del 2001 y algunos ejemplares de pájaros como el chorlito dorado americano, los correlimos culiblanco, pectoral y canelo, los archibebes patigualdos grande y chico, o gaviotas de Delaware y Bonaparte observadas en distintos estuarios gallegos.

Llegan perdidas para recalar más o menos temporalmente en Europa Occidental. «Pénsase que toman como referencia a corrente do Golfo de México ou, o que parece máis plausible, aproveitan ventos de cola, xa que os restos das trevoadas tropicais e furacáns seguen traxectoria oeste-leste ata que se disipan», explica Cosme Damián Cousido, otro ornitólogo gallego, que no descarta que haya rutas migratorias en proceso de ser estables o ya definidas «como se pensa que acontece con Calidris melanotos, correlimos que crían en Siberia e invernan nalgures na África occidental, ou coas gaivotas de Delaware, que se dispersan cara ao leste ata Europa».

Las recuperaciones de aves anilladas y la regularidad de las invernadas en algunos lugares indican que desde el norte de Canadá, a través de Islandia y Reino Unido también podrían alcanzar el sur de Europa. «Ao Reino Unido chegan tanto láridos coma limícolas, anátidas e paseriformes -argumenta Salaverri-, certo é que alí hai unha maior prospección destas aves porque o número de observadores é moito maior; hai que ter en conta que a The Royal Society for the Protectión of Birds ten un millón de socios».

¿Podrían ser algunas de estas aves escapes ocasionales de colecciones? Se sabe que desde Gran Bretaña llegan efectivamente algunas asilvestradas que ocasionalmente vuelan al sur. Al parecer, con los patos en ocasiones es difícil asegurar si un ave tiene procedencia natural o no. Sin embargo, Salaverri explica que hay detalles como el estado de las plumas, la edad, el comportamiento, las fechas de aparición, las condiciones meteorológicas precedentes, la aparición de aves anilladas y la repetición de unos patrones de aparición que permiten afirmar con seguridad que se trata de aves salvajes.

Águila y cigüeña

Tras su aventura, no cabe duda de que Pepiño se ha aclimatado muy bien a Foz, aunque quizás viva demasiado ajeno a las migraciones posnupciales. En la ría no faltan otras aves en cierta forma también raras. Una de ellas, que lleva al menos desde mayo pasado, es una impresionante águila pescadora que suele posarse en un solitario tronco en mitad de la ría. Está anillada. El anillamiento científico de aves con una pequeña placa en una pata a modo de DNI y contacto, permite obtener información sobre sus migraciones, poblaciones a las que pertenecen, tasas de supervivencia, etcétera, gracias a los miles de recuperaciones de pájaros.

También comparte el estuario, y ha sido vista tanto en Foz como en Ribadeo, una cigüeña negra, pariente de la blanca pero algo más pequeña, un ave gregaria que inverna en la península. Es la tercera cita de este ave en la ría focense.