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Purificación López-García Sabio 30 | Bióloga en busca del origen de la vida «Las bacterias nos sobrevivirán. Seamos humildes»

Con motivo de nuestro 35 aniversario y en colaboración con la Fundación BBVA, hablamos esta semana con esta bióloga española que trabaja en el centro nacional de investigación científica de Francia y viaja a los lugares más remotos y extremos del planeta. Su objetivo: hallar las primeras células que habitaron la tierra, el origen de la vida.

Por Carlos Manuel Sánchez | Fotografía: CNRS

Viernes, 18 de Noviembre 2022

Tiempo de lectura: 5 min

Purificación López-García (1965) se doctoró en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid y, como tantos otros, emigró. Lleva veinte años en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS). Pero no para quieta. Divide su tiempo entre el microscopio y la mochila. Es cofundadora del Equipo DEEM, una unidad del Laboratorio de Ecología, Sistemática y Evolución del CNRS y de la Universidad Paris-Saclay. En su búsqueda de las primeras células que habitaron la Tierra, esta microbióloga ha viajado a la Antártida, al altiplano de Chile, a los géiseres de Islandia, al permafrost de Canadá, a un cráter de Etiopía…


XLSemanal. Es usted como Tintín. ¿A quién persigue?

Purificación López-García. A los microbios. Me interesan las grandes cuestiones sobre el origen y la evolución de la vida. Y la mayor parte de esta evolución biológica corresponde al mundo microbiano, que es el más diverso. Animales, plantas y humanos somos anécdotas en la historia de la vida. Son los microbios los que nos pueden ayudar a reconstruir la historia evolutiva.

XL. ¿Cómo?

P.L.G. Lo que hacemos es explorar distintos ambientes buscando linajes nuevos de arqueas, bacterias o eucariotas (organismos multicelulares) que ocupen posiciones interesantes en el árbol de la vida. Y desde ahí ir remontando por los grandes linajes ancestrales hasta llegar al ancestro común.

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POR QUÉ PASARÁ A LA HISTORIA
Por sus investigaciones en sitios que nunca antes habían sido analizados, como el volcán de sal de Dallol (Etiopía). La presencia de agua líquida se consideraba un indicio casi automático de vida hasta que su equipo no encontró ni rastro de organismos vivos en algunas charcas ácidas, calientes e hipersalinas de ese lugar.

XL. ¿Y por qué buscarlo en esos lugares tan inhóspitos?

P.L.G. No siempre trabajamos en ambientes extremos, pero esos ambientes nos dan la posibilidad de acceder a grupos microbianos menos conocidos. También nos permiten comprobar cuáles son los límites físico-químicos de la vida.

XL. Hablemos de Dallol. Los etíopes lo llaman 'la entrada al infierno'. ¿Qué ha descubierto allí?

P.L.G. Dallol es un volcán de sal. Las condiciones son extremas en cuanto a salinidad, temperatura y acidez. Fuimos allí buscando organismos vivos. Los encontramos en algunos sitios, pero no en otros, a pesar de que hay agua líquida.

«No sabemos dónde y cómo surgió la vida. La teoría de que llegó en un meteorito no soluciona nada. Solo traslada el problema a otro lugar»

XL. ¿Y qué tiene de especial?

P.L.G. Es sorprendente. Y refuerza la idea de que el agua es una condición necesaria, pero no suficiente para que haya vida.

XL. Es un lugar de una belleza indescriptible...

P.L.G. Bueno, es una zona de guerra. Al principio íbamos con escolta militar. El último año no porque se había firmado una tregua. Muestreamos lagos que no habían sido visitados nunca. Nos llevaban en helicóptero y nos recogían al día siguiente. Temperaturas de 50 grados. Llevabas una botella de 25 litros de agua. Y pensabas: como no vuelva el helicóptero, adiós.

XL. Creo que los biólogos no se ponen de acuerdo sobre qué es la vida.

P.L.G. Nadie lo tiene muy claro. Y es curioso: los biólogos evitamos definir la vida, cuando la biología es el estudio de los organismos vivos. Para salir del paso, buscamos una definición consensuada que nos permita decir a partir de qué momento aparecieron organismos vivos en la Tierra o para buscar vida en otros planetas.

XL. Alguna pauta habrá…

P.L.G. Sí, hay propiedades que compartimos los seres vivos. Una es que somos sistemas físico químicos autosostenibles que reaccionan ante el entorno. Otra es la evolución darwiniana; disponemos de un sistema genético con información que permite recrear un sistema que, más o menos, funciona. La tercera es que siempre nos rodea una membrana.

XL. En nuestro caso, la piel…

P.L.G. Sí, por una frontera con el entorno que produzca individuos. Unidades sobre las que pueda funcionar la selección natural. Algunas características perduran; otras son eliminadas. La naturaleza hace limpieza de las variedades que no funcionan.

XL. ¿Cuáles son los organismos más asombrosos que ha visto?

P.L.G. Yo es que soy microbiocéntrica [ríe].

XL. ¿Perdone?

P.L.G. Para mí, el nudo gordiano de la vida es el enlace entre la información codificada en los genes y la producción de componentes, como las proteínas, siguiendo esas instrucciones genéticas. Pero sí, hay arqueas que son capaces de vivir con temperaturas de 110 ºC. Y es asombrosa la complejidad celular de algunos protistas (organismos eucariotas unicelulares). En una sola célula pueden tener un ojo, un dardo para disparar a su presa y un medio de locomoción.

XL. Hace poco vi un documental sobre la muerte de un ciliado microscópico. Al 'bichito' se le agujerea el citoplasma y empieza a deshacerse…

P.L.G. Sí, lo he visto. Son imágenes preciosas. Las células acaban muriendo, pero para escapar a la muerte están los sistemas codificados que salvan a la especie. Y que proporcionan una continuidad histórica. Idealmente, una bacteria nunca muere; se divide. Pero al cabo de un tiempo hay una parte que va envejeciendo. La estrategia de la vida es mantenerse, a pesar de que haya elementos que se van estropeando y muriendo. Toda la vida actual deriva de un único ancestro, que no conocemos.

XL. ¿Se refiere a LUCA (siglas en inglés de último ancestro común universal)?

P.L.G. Sí, LUCA debió de ser un procariota (un organismo unicelular). Ya estaba bastante evolucionado: debía de tener entre 500 y 1000 genes. Antes de LUCA hubo protocélulas, más sencillas, hace unos 3800 millones de años. La Tierra tiene 4500 millones de años, pero tardó en ser habitable.

XL. ¿Y en qué más nos parecemos a ese tatarabuelo de todos los reinos y especies?

P.L.G. Todos tenemos las mismas bases bioquímicas que las bacterias y las arqueas. Proteínas basadas en los mismos veinte aminoácidos, ADN con las mismas cuatro bases nitrogenadas… Eso es heredado. Además, algunos genes son ancestrales.

XL. ¿Dónde surgió la vida?

P.L.G. No lo sabemos, pero hay aminoácidos por todas partes. Los componentes estaban ahí. Podemos soñar con reproducir la vida en un tubo de ensayo, pero nadie nos va a decir nunca el origen histórico. Porque el azar también intervino.

XL. Hay quien dice que la vida pudo llegar en un meteorito. Es la teoría de la panspermia. ¿Su opinión?

P.L.G. La panspermia no soluciona nada. Solo traslada el problema a otro lugar. Transferir microorganismos viables sería potencialmente posible, aunque extremadamente difícil, de Marte a la Tierra, pero más allá del sistema solar no funcionaría.

XL. Dígame, ¿cómo cree que pudo suceder ese salto entre lo inanimado y lo vivo?

P.L.G. No lo sabemos. Pero en el mundo mineral pasan todo el tiempo cosas, surgen estructuras. La mayoría desaparece. Pero algunas encuentran la manera de persistir. Seamos humildes porque las bacterias nos sobrevivirán.