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José Bogas CEO de ENDESA 'La transición ecológica se debe hacer 'cuidando' a la gente'

La transición ecológica es el gran reto. Y, en España, este ingeniero madrileño de 66 años es uno de sus grandes pilotos. Hablamos con él de un futuro que, advierte, hay que acelerar, aunque sin poner en peligro la estabilidad del sistema y de la sociedad.

Por Fernando Goitia / Fotografía: Antón Goiri

Lunes, 27 de Diciembre 2021

Tiempo de lectura: 10 min

Lleva cuatro décadas en la compañía y, desde hace siete años, es su más alto ejecutivo. Experiencia que lo avala como uno de los profesionales con un conocimiento más profundo del sector eléctrico español. José Bogas, locuaz, afable, recibe a XLSemanal en la sede central de Endesa, un luminoso edificio diseñado por Rafael de la Hoz en las afueras de Madrid, para hablar sobre los retos que afronta su sector y, con él, toda la sociedad en su conjunto, cada día más dependiente de la electricidad.

En este contexto, Bogas revisa la actualidad, mediatizada por la volatilidad de los precios de la energía, analiza las oportunidades que deben surgir al calor de los nuevos fondos europeos, los desafíos ante la crisis climática y se muestra especialmente insistente con una preocupación de carácter social: «No podemos olvidar el equilibrio entre economía y sociedad; entre avanzar y no dejar a nadie atrás –subraya–. La transición energética se debe hacer cuidando a la gente».

XL. ¿Era previsible un alza de los precios semejante tras el parón de 2020?

José Bogas. Bueno, por un lado están las razones geopolíticas de Putin para restringir el flujo de gas hacia Europa, cuyo suministro depende en un 40% de Rusia. Aparte de eso, sí, era previsible. Con la pandemia se redujo la demanda y, con ello, la oferta porque se hundían los precios. Así que, por un lado, Rusia ofrece menos gas, pero, de pronto, China, Japón, India y Corea sobre todo demandan gas de una forma tremenda y ya tenemos una crisis.

XL. La pandemia nos enseñó que no debemos depender de los suministros sanitarios de otros países. ¿Y en materia de energía?

J.B. Claro, es algo cada vez más necesario. Hay que reducir nuestra enorme dependencia de los combustibles fósiles y, por lo tanto, de otros países. Cuanto antes lleguemos a esa economía descarbonizada, antes dejaremos atrás esa dependencia absoluta y las turbulencias asociadas a ella.

XL. Los altos precios de la luz están afectando, por cierto, a la imagen del sector...

J.B. Este es un tema muy complejo que no hemos conseguido explicar de forma sencilla. Por ejemplo, hace 15 años, pensando en un futuro con menos emisiones, empezamos a invertir en tecnologías renovables a pesar de que eran competitivas. Han sido 250.000 millones en 25 años. Y ahora estamos pagando eso como un sobreprecio. Tenemos, además, el impuesto de la electricidad, creado en su día para el desarrollo de las comarcas mineras. Pues hemos acabado con la minería y, sin embargo, el impuesto pervive.

'No hay que rasgarse las vestiduras si tenemos que mantener las nucleares unos años o el carbón de forma coyuntural'

XL. Pero en España la reforma del sector ya está en marcha...

J.B. Es cierto y estamos trabajando con la Administración en busca de soluciones. Porque, más allá de la imagen que tengamos o de la torpeza con ciertas cosas, nuestro mayor interés es suministrar energía limpia y accesible a la gente. Lo que ocurre es que cuando hablamos de la electricidad como vector del futuro, sólo lo será si es barata. Cuando pensamos en energías renovables, pensamos en energías limpias, pero también baratas.

XL. Una mayor integración europea en materia energética ¿bajaría los precios?

J.B. Bueno, el mercado europeo ya está integrado e interconectado. Gracias a ello, de hecho, el precio de la energía en España es prácticamente el mismo que en toda Europa. Pero aquí hay una fiscalidad y unas cargas tremendas sobre la electricidad que no hay otros países. Nuestras nucleares, por ejemplo, son más competitivas que las francesas, pero el coste es mayor porque pagamos entre un 30 y un 40% en impuestos que no pagan las francesas.

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Trayectoria eléctrica. Ingeniero industrial, José Bogas es Consejero Delegado de Endesa desde 2014. Puesto al que llegó después de ocupar diversos cargos de responsabilidad en la eléctrica española, para la cual lleva trabajando cuatro décadas. Bajo su mando, la compañía inició el camino hacia la descarbonización, con el objetivo de alcanzar el 89 por ciento de su producción peninsular (está ya en el 85 por ciento) libre de emisiones de CO₂ para 2023.

XL. Existe la impresión de que vivimos un momento crucial, sobre todo en el campo de la energía. ¿Supondrán los fondos europeos un punto de inflexión en esa llamada transición ecológica?

J.B. Son, desde luego, una oportunidad única hacia una mayor cooperación europea en materia económica. Suponen un cambio sustancial con respecto a la gobernanza económica común para impulsar un cambio en el tejido productivo hacia un crecimiento más sostenible.

XL. Se han fijado la transición ecológica, la reindustrialización y la digitalización como prioridades. En materia energética, ¿en qué se debe invertir?

J.B. Hay que invertir de forma transversal. Por un lado, en nuevas tecnologías, como sistemas de almacenamiento, baterías o desarrollar prometedoras fuentes de energía como el hidrógeno verde. Son inversiones que, por la falta de rentabilidad actual, las empresas no podemos acometer por nuestra cuenta, pero sí con ayudas. Por otra parte, también hay que dedicar dinero a rehabilitación de edificios para mejorar su eficiencia energética y reducir la contaminación que muchos producen; desarrollar la movilidad eléctrica urbana...

'El impuesto de la electricidad se creó para el desarrollo de las comarcas mineras. Pero ya no hay minería y el impuesto pervive'

XL. ¿Cuándo el presidente de Iberdrola levanta la voz para quejarse al gobierno, el resto del sector se siente representado?

J.B. Cada empresa y cada directivo tiene su estilo. Yo soy más discreto. Pero tampoco se trata de sentirse o no representado. Posiblemente coincidamos en el fondo y no en las formas, pero cuando se fuerzan posiciones luego hay que restañar las heridas y sentarse a dialogar, pero ya está todo reconducido.

XL. ¿Y a más generación con renovables? 

J.B. Es que no hace falta subvencionar aquellas cosas que el mercado ya admite. Habrá ayudas, eso sí, para la hibridación de las renovables con sistemas de almacenamiento, pero como las instalaciones de nueva capacidad renovable ya son competitivas las empresas ya invertimos en eso por nuestra cuenta. Estos fondos buscan acelerar el desarrollo de cosas que necesitan un empujón en la hoja de ruta de la transición energética.

XL. En la reciente Cumbre del Clima, en Glasgow, 30 países y 6 fabricantes han pactado el fin del coche de combustión para 2035. Pero entre ellos no están ni Alemania ni Francia ni España...

J.B. Aquí nadie parece darse cuenta de que el mayor emisor de gases de efecto invernadero en nuestro país es el transporte. Mucha gente piensa en todo esto como algo que tiene que ver con la generación eléctrica e incluso con la industria, pero el transporte es responsable de bastantes más emisiones que el sector eléctrico. Nosotros hemos avanzado mucho en la descarbonización de la generación, pero esta lucha es una tarea transversal. Si tenemos un parque de generación que no emite CO2, hagamos lo posible para que esa electricidad sea la habilitadora del cambio.

'Hemos avanzado mucho en la descarbonización. Tenemos ya un parque de generación que no emite CO2; hagamos que esa electricidad sea la habilitadora del cambio'

XL. El gran reto, entonces, es la red de distribución, que debe ser muy dispersa si hay que recargar, por ejemplo, millones de coches, ¿no?

J.B. Así es. Hasta hoy teníamos un consumo en puntos muy concentrados, zonas habitadas, pero si vamos a electrificar tantas cosas habrá un consumo más disperso, como los puntos de recarga para vehículos. Todo eso hay que habilitarlo. Debemos aprovechar los avances tecnológicos y la digitalización para crear una red inteligente que mejore la eficiencia energética, que ayude a que las ciudades sean más sostenibles… Hay mucho trabajo. Aunque lo más importante es la concienciación de todos los ciudadanos.

XL. No ayuda que, después de 26 cumbres del clima, los ciudadanos sientan que ni sus propios líderes acaban de percibir la emergencia...

J.B. Entiendo esa percepción, pero lo cierto es que se ha avanzado bastante. En España, y en toda Europa, hemos disminuido sustancialmente los niveles de emisión. Lo importante para iniciar un cambio es tener claro el objetivo y tenemos la meta de la descarbonización absoluta para 2050, emisiones cero. Antes, sin embargo, la gran referencia debe ser la reducción en un 45% para 2030 porque, según los estudios, sino lo logramos para esa fecha será difícil conseguir el objetivo final.

XL. De momento, ya hemos vuelto a los niveles de emisiones previos a la pandemia. Cuando hablamos de transición ecológica, ¿hasta qué punto fijamos metas realistas?

J.B. Lo importante es ser ambiciosos y hacer un gran esfuerzo a corto plazo para llegar a ese 1,5ºC que se pretende. En cualquier caso, todo esto es complejo. Nos planteamos ahora una transformación brutal del sistema, pero, sin dejar de mirar al futuro, necesitamos flexibilidad. Hay problemas serios de costes, de plazos... El objetivo es crear un sistema energético basado en las renovables, pero no nos precipitemos, porque el sistema no se puede caer. La energía es la base de toda la sociedad. No hay que rasgarse las vestiduras si necesitamos mantener las nucleares unos años o producir con carbón de forma coyuntural. Tengamos los pies en la tierra, pero la visión en el futuro.

XL. Ya solo queden dos térmicas de carbón en España. As Pontes, en Galicia, es suya.

J.B. Nosotros ya hemos solicitado el cierre de esa planta, pero hasta que nos lo den tenemos la obligación de estar siempre listos. Si Red Eléctrica de España, el operador, nos lo pide tenemos que generar. De hecho, existe la obligación legal de ofertar a diario aunque el sistema que graba las emisiones haya disparado el precio del carbón.

'Todos debemos entender que la energía es un bien escaso y que hay que consumirla con responsabilidad'

XL. Pero ahora sube el gas y el carbón, de pronto, vuelve a ser competitivo...

J.B. Eso es. Y hemos tenido que comprar mineral por si el operador nos pedía arrancar. Al final, el sistema energético no se puede caer porque el tejido industrial y el consumo doméstico dependen de ello. Pero esta situación, totalmente puntual y coyuntural, no puede echar por tierra todo el esfuerzo realizado. En unos meses bajará el gas y el carbón dejará de ser competitivo, esperemos que para siempre.

XL. Hablaba antes de la concienciación ciudadana. ¿Insinúa que damos al interruptor o llenamos el depósito sin ser conscientes de lo que implica?

J.B. Quiero decir que todos debemos entender que la energía es un bien escaso y que hay que consumirla con responsabilidad. Nos parece estupendo la lucha contra el cambio climático y todo ese tipo de movimientos, pero llega una crisis energética como esta de los precios del gas y ya no tenemos tan claro eso de sustituir los combustibles fósiles.

XL. La Agencia Internacional de la Energía alerta, precisamente, del gran desajuste entre la desinversión actual en hidrocarburos y la inversión en renovables. La transición necesita, dice, dedicar cada año el 2% del PIB mundial, 24.000 millones en el caso de España. Y estamos muy lejos...

J.B. Pero para Europa es un objetivo. Los presupuestos de 2021-2027 son casi 1,10 billones y los fondos Next Generation otros 750.000 millones de los que España recibiría 140.000, una mitad en subsidios y la otra en créditos blandos. Confiemos en que todo esto marque un punto de inflexión.

XL. Alza de los combustibles y de la luz, pérdida de empleos por cierre de centrales, impacto negativo de los campos eólicos en la economía rural... Mucha gente siente que ‘pierde’ con esta transición energética. ¿Veremos ‘chalecos amarillos’ en España? 

J.B. La posibilidad está ahí. Mira, hace muchos años nuestras centrales térmicas ayudaron muchísimo a vertebrar España, creando núcleos con un alto nivel económico en zonas rurales. Ahora cierras la planta y con ella cae todo el ecosistema alrededor. Pues hay que intentar ofrecer alternativas y soluciones a esa gente, buscando otro tipo de industrias que se pueden instalar allí. Por eso es clave el manejo de los tiempos, el timing, en la implantación de cada medida, de las ayudas, de las compensaciones... No podemos olvidar el equilibrio entre economía y sociedad; entre avanzar y no dejar a nadie atrás. La transición energética se debe hacer cuidando a la gente.

XL. España es, precisamente, el país de la UE donde más ha crecido la pobreza energética en diez años.

J.B. Y es una pobreza que, en realidad, afecta a todo en la vida de esos hogares. Por eso hay que aprovechar esta ocasión para reducir esa pobreza que la pandemia y el alza de los precios de la electricidad están acentuando. Hay que dar un salto en creación de empleo y en reducción de desigualdades.

XL. Imagino que, de niño, no soñaba con ser presidente de Endesa.

J.B. No, no. Pero mi vocación por la ingeniería fue temprana, porque se me daban bien los números. Sin duda hay gente muchísimo mejor preparada tanto en el plano ingenieril como en el humanista y de los sentimientos, pero yo tengo una combinación que me defiendo y que debe ser buena para dirigir una empresa como Endesa.

XL. Cuando empezaba usted en el negocio de la energía, a finales de los 70, ¿se imaginaba acabar hablando tanto del medio ambiente?

J.B. Nunca, pero son los tiempos que nos toca vivir, más socialmente responsables. Siento que vivo en uno de los momentos más interesantes de la humanidad y, en la medida de mis capacidades, quiero participar de este cambio inigualable.