Carlos Sainz Piloto de “rallies” 'No debemos demonizar el mundo del motor por el cambio climático'
Martes, 14 de Diciembre 2021
Tiempo de lectura: 8 min
Allá donde miras se ven trofeos. El inmenso despacho de Carlos Sainz, en las instalaciones de su circuito de karting en Las Rozas, Madrid, es un auténtico museo. Apabullan sus paredes y estanterías plagadas de copas y placas distribuidas entre la estancia y una sala contigua. Brillan los objetos, dorados y plateados en su mayoría, mientras el mejor piloto español de rallies de la historia charla con XLSemanal.
Habla Sainz sobre el futuro del automóvil, tan unido al nuestro sobre este planeta, y los grandes retos colectivos que debemos afrontar. Rememora episodios de su larga y fructífera trayectoria –revisada en Sainz. Vivir para competir, serie documental para Prime Video–, que incluye dos mundiales y tres Dakar, colosal desafío al desierto del cual es, además, su conquistador más veterano. A sus 59 años, sin embargo, quiere más. Por eso, en breve, se lanzará a por el cuarto. Y, para colmo, lo hará en un coche híbrido con opciones de victoria. De vencer, sería un pionero en hacerlo con esa tecnología.
XLSemanal. Cuarenta años compitiendo por el mundo le habrán dado una visión objetiva de España. ¿Cuál sería nuestra asignatura pendiente?
Carlos Sainz. Lo primero es que tenemos un país fantástico, solo nos falta creer y confiar más en nosotros. No pensar siempre que lo mejor está fuera.
XL. Lo ha ganado todo, pero quiere más. Cuéntenos la clave para no detenernos ante las dificultades.
C.S. La pasión. Ser pesado, insistente. Desde niño, si algo se me mete en la cabeza, voy a por ello. De otro modo, para un veterano como yo es imposible lanzarte dos semanas al límite por el desierto. Un Dakar con 59 años es demoledor. Mi preparación es mucho más exigente que la de los otros pilotos.
XL. La vida es, al final, una cadena de retos.
C.S. Y es algo aplicable a todo. El día que deje de correr será difícil que algo me motive tanto. Una vez que has ganado un Mundial o un Dakar, ya no existe una emoción igual.
XL. ¿Volver a ganar?
C.S. Eso es, y si no lo logras es muy frustrante.
XL. ¿Piensa mucho en el momento de dejarlo?
C.S. No. Sé que estoy más cerca cada año, pero mi cabeza está enfocada al cien por cien en mi próximo reto.
XL. Es decir: ganar el Dakar con un coche híbrido. Si lo consigue, además de su cuarto triunfo, establecería un nuevo récord de edad y sería el primer vencedor con un híbrido. ¿Es este doble desafío lo que le pone?
C.S. Ya soy el más mayor en ganarlo, con 57, pero hacerlo con motorización eléctrica sería brutal. Para mi, para Audi y para el mundo del motor en general. Es un coche con infinidad de sensores y mucha gestión de software; tecnología nueva sometida a una prueba extrema y hay que afinar mucho para que todo funcione durante dos semanas como un reloj. Retos tan especiales como este son el alimento de mi pasión en esta etapa en que cada vez todo cuesta más.
'Tenemos un país fantástico, solo nos falta creer y confiar más en nosotros. No pensar siempre que lo mejor está fuera'
XL. ¿Es la electrificación el futuro del motor?
C.S. La electrificación está ahí, pero no podemos dar pasos en falso ni correr más de la cuenta. Las marcas, están cambiando, pero hay que dar tiempo a los ingenieros para que desarrollen la tecnología correctamente.
XL. ¿No deberían las marcas haberse puesto antes las pilas?
C.S. El mundo podría haber empezado antes, sobre todo gobiernos y políticos, pero no se debe demonizar a un sector clave como este, gran señalado por el cambio climático. Recomendaría a los políticos un poco de calma antes de hablar.
XL. Difícil, porque hay un sentimiento de urgencia extrema al respecto.
C.S. Lo que digo es que al mundo le han entrado las prisas por electrificar, pero no sabemos si en un par de años vemos que quizá sea mejor desarrollar la pila de hidrógeno, los biocombustibles o los combustibles sintéticos. Sea cual sea la dirección debemos dar pasos sólidos. No entiendo, por ejemplo, estos plazos de prohibir determinados combustibles en 2030. Eso genera dudas a mucha gente.
XL. ¿Y restringir el uso de vehículos en zonas urbanas?
C.S. Que todo el transporte en una ciudad sea eléctrico tiene todo el sentido, pero para atender esa demanda necesitas generar mucha más electricidad. ¿Es posible hoy con energías limpias? No sé, hay muchos debates abiertos y no debemos volvernos locos.
XL. ¿Se ve llevado por un coche autónomo?
C.S. En la ciudad o en la autopista sí, pero no quiero perder el placer de conducir por una carretera de montaña.
XL. El mundo del motor ha cambiado de forma brutal desde que usted empezó. Entre tanta tecnología, ¿echa algo de menos?
C.S. Sinceramente, no. He vivido en primera persona toda esa evolución y me alegra ver que los coches son cada vez más eficientes, más cómodos y más seguros. Si vieras el primer Seat Panda con el que competí y mi Audi para el Dakar 2022 te da la risa. El mundo de hoy visto hace 40 años sería ciencia ficción.
XL. ¿Le impresiona ver aquellos coches y pensar en cómo se jugaba la vida?
C.S. Sí, mucho, con aquellos coches hubiera sido difícil sobrevivir a varios de los accidentes que he tenido en el Dakar. Siempre digo que he tenido un ángel de la guarda al que le he dado mucho trabajo. Y que me siga cuidando.
XL. Usted, que siempre ha sido tan celoso de su privacidad, acaba de estrenar una serie biográfica (en Prime Video). ¿Le ha animado la idea de ser una inspiración para los demás en estos tiempos inciertos?
C.S. En parte sí, pero, además de la situación que hemos vivido con la pandemia, influye también que estoy muy cerca del final de mi carrera y que me gusta mucho el tipo de documentales sobre deportistas que se hacen últimamente. Yo lo veo como una especie de legado. Quedará ahí para mi familia y los aficionados y dentro de unos años me emocionaré al verlo.
'La pasión, ser pesado, insistente, sigue siendo para mí la clave de todo. Desde niño, si algo se me mete en la cabeza, voy a por ello'
XL. Empezó a competir con 18 años, ¿sabe cuántas carreras ha corrido?
C.S. No lo sé, pero hacer ahora el ejercicio de repasar toda mi vida deportiva, que son más de 40 años, me ha obligado a recordar cosas que estaban ya muy lejanas y me ha impresionado mucho, la verdad.
XL. ¿Es como si hasta ahora no hubiera sido consciente de que lleva en esto sin parar desde los 18 años?
C.S. Eso es. Y es brutal. De hecho, ha sido difícil decidir qué meter y qué dejar fuera en los cinco capítulos de la serie. No veas la de veces que he tenido que oír: «Carlos, es que no tenemos espacio» [se ríe]. Han sido muchos años, muchas cosas…
XL. ¿Todavía le remueve recordar episodios como el día en que perdió el mundial a 500 metros de la meta? Aquel célebre: «¡Trata de arrancarlo, Carlos!», de su copiloto Luis Moyá.
C.S. Es que perder un campeonato del mundo de esa manera fue muy duro y lo que recuerdas es el drama brutal que viviste. Y del que hubo que sobreponerse rápidamente porque a las dos semanas ya estábamos preparando la siguiente temporada.
XL. Dejó el Mundial en 2004 tras 17 temporadas, ¿se cansó de no volver a ganar?
C.S. Bueno, hubo muchos factores. También descansar un poco y dedicar más tiempo a mi familia. Y al final decidí intentar ser el primer español en ganar el Dakar en coches. Lo conseguí al de cuatro intentos, lo gané dos veces más y a ver qué pasa este año.
XL. Debido a las carreras ha pasado mucho tiempo fuera de casa, lejos de sus hijos. ¿Le ha puesto el documental ante el espejo en ese sentido?
C.S. Sí, un poco. Por eso siempre le he agradecido a Reyes, mi mujer, todo el tiempo, el cariño, la paciencia y lo bien que los ha educado. Nunca dejé de sentir que me estaba perdiendo situaciones y vivencias que no van a volver, que sacrificaba parte de mi vida familiar a cambio de mi vida deportiva. Es inevitable y siempre he intentado compensárselo. Por suerte, tenemos una buena relación, somos muy familia.
XL. ¿A qué edad empezó a hacer trompos con un coche?
C.S. Con 12 años. Desde el primer momento que cogí un coche quería hacer eso. Yo era bastante ‘enreda’ [se ríe] y siempre que había oportunidad, no en carretera claro, intentaba aprender.
XL. Porque estabas rodeado de gente del mundillo...
C.S. Sí, claro, mi hermano mayor, amigos, mi hermana, Juanjo Lacalle... Al ser hermano de un piloto de rallies el círculo de amistades era del mundo del motor y gente mayor que yo. Eso me ayudó mucho a empezar.
XL.¿Eras un poco marciano a ojos de los demás niños?
C.S. Bueno, nadie de mi edad conducía coches, eso seguro. Y menos aún por caminos de tierra y barro [se ríe].
'El desierto es un lugar terrible y cuando te ves por primera vez en medio de un mar de dunas sientes que cada segundo que pasa te estás jugando la vida'
XL. Y ahora es usted todo un experto en el desierto. Asesor, incluso, de una Brigada Acorazada del Ejército.
C.S. Sí. Es un honor y un orgullo. Intento aportarles mi experiencia porque he pasado muchas horas en ese medio tan extremo.
XL. ¿Qué se aprende ahí, navegando entre la inmensidad, las dunas, las trampas...?
C.S. Lo primero, aprendes a respetar al desierto. En un ambiente tan hostil hay que tomar muchísimas precauciones porque cualquier sorpresa o problema en el Dakar puede ser fatal. El desierto es un lugar terrible y cuando te ves por primera vez en medio de un mar de dunas sientes que cada segundo que pasa te estás jugando la vida.
XL. Suena a sentimiento con capacidad para bloquearte…
C.S. Sin duda, por eso la clave es eliminar ese pensamiento mientras conduces. Mi mente se centra en correr al máximo y llegar lo antes posible al siguiente punto. Es como afronto cualquier carrera, solo que en esta hay muchos más elementos a considerar, porque hay muchísimos más riesgos.
XL. El capítulo final de su serie, el sexto, será, por cierto, su próximo Dakar. ¿Será también el último?
C.S. De momento es el siguiente. Cada edición que completo me hago varias preguntas: ¿he tenido opciones de ganar?, ¿he sido tan rápido como el mejor?, ¿me he divertido? Hasta ahora las respuestas han sido las correctas para seguir. Veremos qué me respondo esta vez en unas semanas.
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