Sábado, 25 de Septiembre 2021, 01:15h
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En una parte del desierto perteneciente a la provincia de Sühbaatar, con temperaturas entre los 45 grados del verano y los 30 bajo cero del invierno, Sarah Pleuger –zooarqueóloga de la Universidad de Edimburgo– busca un tesoro. Rastrea los restos de unos colonizadores que hace cinco mil años llevaban una vida nómada en medio del erial de las estepas mongolas. Mientras, al este y al oeste, en China y Mesopotamia, ya llevaban tiempo cultivando campos de cereales y llenando sus graneros, punto de salida para el florecimiento de las primeras culturas avanzadas.
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