Jueves, 07 de Noviembre 2024, 13:34h
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Nunca habló con Charles Manson. Esa había sido una de sus grandes bazas para convertirse en un habitual de los medios de comunicación franceses y escribir hasta 75 libros, presentándose como un gran experto en asesinos en serie. Contaba que había entrevistado, entre otros, al líder sectario que participó en el asesinato de la actriz Sharon Tate y otras cuatro personas en 1969. Pero todo era mentira.
Y no fue la única. Ni entrevistó a más de 70 homicidas, ni fue entrenado en el FBI y, por supuesto, su esposa Eileen tampoco fue violada, ejecutada y mutilada en Los Ángeles, como siempre había explicado. Eileen ni siquiera existía. Parece ser que ese es el nombre de una mujer a la que Stéphane Bourgoin había conocido antes de que la mataran en 1975, pero ni siquiera esa historia está contrastada. Fue una versión posterior a 'la gran pillada'.
Todo ocurrió en el año 2020, cuando un grupo de fans del true crime, un poco extrañados ante la inconsistencia de las historias de Bourgoin, decidieron investigar en su pasado. Bajo el nombre de The 4th Eye, estos internautas consiguieron desmontar las mentiras de aquel supuesto criminólogo, contactando incluso con los propios asesinos en serie a los que el impostor afirmaba haber entrevistado. No es que Bourgoin no hubiese entrevistado a ningún criminal, pero más de la mitad de los encuentros que le hicieron famoso no tuvieron nunca lugar y en aquellos que sí se produjeron, los criminales no le confesaron nada que no se supiese antes.
Aquel hombre que llevaba décadas jactándose de haber conseguido confesiones inéditas de esos homicidas acabó atrapado en lo que el grupo denominó «una lasaña de mentiras». Capas y capas de historias inventadas que llevaron a Bourgoin a convertirse en el experto en elaboración de perfiles criminales más conocido de Francia.
«Cuanto más excavábamos, más descubríamos, y cuanto más descubríamos, más atónitos nos quedábamos», recuerdan ahora en el documental Killer Lies: Chasing a True Crime Con Man, que se emite en el canal de National Geographic.
Bourgoin se pone delante de la cámara del cineasta Ben Selkow para dar explicaciones de cómo llegó hasta allí. Ya se había visto obligado a admitir que había mentido sobre varios elementos de su pasado que acreditaban su supuesta experiencia, pero ahora el equipo del documental lo pone contra las cuerdas.
¿Que por qué alguien denostado por manipular a los medios querría participar en algo así? «Creo que, en parte, se debe a la soledad. En ese momento, ya había sido bastante marginado, vivía en el oeste de Francia y ya no era relevante. Así que la compañía real fue bienvenida. La oportunidad de recibir más atención; ahí es donde creo que no puede evitarlo, para tener una última oportunidad con su historia», explica Selkow.
«Lamento haber mentido y exagerado. Pero nunca violé ni maté a nadie», le dijo Bourgoin a Lauren Collins, la periodista de The New Yorker que le entrevistó en 2022 y en cuyo artículo se basa la serie documental. Ella le pregunta por qué mentiras concretas se disculpa. «Por todas», responde él. Pero, sobre todo, «hubo una, muy importante, que no volvería a decir».
Se refería a la historia de su mujer, la mentira fundacional sobre la que había construido su carrera. Admitió que se había inventado el nombre y el lugar del asesinato, pero que sí tuvo una novia a la que habían matado. «Era solo una chica joven a la que conocí tres veces y con la que tuve relaciones sexuales», dijo. «Inventé esa historia porque tenía miedo de que la gente pensara que… había pagado a una prostituta».
De todas las mentiras que Bourgoin fue inventando, Selkow hace hincapié en esta historia sobre su mujer porque fue la que utilizó para acercarse a las asociaciones de víctimas reales de asesinos en serie. El supuesto experto se presentaba en igualdad de condiciones que ellos: él también era una víctima y tenía autoridad moral para compartir secretos íntimos con grupos muy traumatizados.
En el documental se ve cómo Bourgoin actúa como una especie de moderador o terapeuta dentro un círculo de familiares. «Lo que se erosiona con una experiencia traumática es la confianza y él abuso de eso», explica Selkow. «Para mí, eso es lo más atroz que hizo».
Una de las mujeres con las que más contacto tuvo fue Dahina Sy-Le Guennan, víctima de una atroz y violenta agresión sexual por parte de Michel Fourniret cuando solo tenía 14 años. Fourniret fue un asesino en serie francés, que en 2004 confesó haber secuestrado, violado y asesinado a nueves niños y adolescentes entre los años 80 y 90, con la ayuda y complicidad de su esposa, Monique Olivier.
Le Guennan conocía bien a Bourgoin. Incluso lo invitó a la asociación Víctimas en Serie (ViES) que había fundado. El shock al conocer la verdad sobre aquel hombre fue horrible. Tanto, que la mujer tuvo que denunciar para que paralizaran la publicación de un cómic que Bourgoin había editado con sus declaraciones y sin su consentimiento. «¡Es una violación del alma de las víctimas!», dijo a Le Parisien.
El documental también investiga los elementos culturales que allanaron el camino para el ascenso de Bourgoin a la fama y destaca el papel que desempeñan los medios de comunicación y los aficionados al true crime en esta historia. Al desentrañar las mentiras de Bourgoin, Selkow trata de entender por qué este mundo provoca tanta fascinación e incluso enfoca la cámara hacía sí mismo y hacia su equipo, reconociendo que también son cómplices de perpetuar el interés por estos temas. «Todos estamos tratando de examinar nuestra participación en esto y hacerlo con responsabilidad y transparencia», dice. «Todos estamos poniendo el foco sobre nosotros mismos».