Numerosas ciudades han logrado ya patrocinadores privados y públicos para sus eventos Santander vende productos conmemorativos y Salamanca disfruta de incentivos fiscales
16 Aug 2004. Actualizado a las 07:00 h.
?ay un Vigo 2005, pero también hay un Santander 2005, un Salamanca 2005, un Almería 2005, un Alcalá de Henares 2005... Es como una fiebre que recorre media España. En un alarde de falta de originalidad, a ciudades de todos los tamaños y condiciones les ha dado por promocionarse de la misma forma: con su nombre y con un guarismo que, por lo repetido, está lejos de ser mágico.
La fórmula (vehiculizada a través de consorcios, sociedades o consejos) vale para todo, desde un congreso médico hasta un festival de música. Son bastantes las iniciativas de cierto calado que parten, como en el caso de Vigo, de los propios ayuntamientos. Cualquier pretexto parece bueno para promocionar la ciudad a nivel nacional e internacional. En unos casos se trata de acontecimientos culturales, en otros deportivos y también los hay de carácter social.
Vigo lo pensó a raíz de la regata Volvo Ocean Race y era la primera vez que lo hacía. No le habían faltado oportunidades, como con el tricentenario de la batalla de Rande. Santander, por ejemplo, ha puesto en marcha su iniciativa con motivo del 250 aniversario de la decisión de Fernando VI de convertir la villa en ciudad. La concesión del título es un motivo de celebración que ya ha llevado al Ayuntamiento cántabro a comercializar productos con la marca Santander 2005 y a estrenar una composición sinfónica.
Cada uno le echa la imaginación que puede. Salamanca conmemorará a partir de abril del próximo año los 250 años de la creación de su emblemática plaza mayor. Así que se ha sacado de la manga el Salamanca 2005, con el sobrenombre de Plaza Mayor de Europa, y ha logrado del Gobierno la concesión de incentivos fiscales contemplados en la ley de mecenazgo.
Otros, sin tanto éxito, también han sabido sacar las castañas del fuego. Es el caso de Alcalá de Henares, municipio que impulsó su candidatura para ser designada capital cultural de Europea el próximo año, con motivo del cuarto centenario de El Quijote. No lo logró (lo será la ciudad irlandesa de Cork), pero ya tiene todo tipo de apoyos del Ejecutivo central para aprovechar el hecho de ser la cuna de Miguel de Cervantes.
Y no hay que olvidar a Barcelona. La capital catalana se reinventa cada año. Al Fórum le sucederá Barcelona 2005, Año del libro y la lectura. Su alcalde, Joan Clos, ha impulsado un consejo promotor con un amplio programa de actos (exposiciones, salones, conferencias) para «potenciar el sector del libro, la lectura y la identificación con la ciudad».
Otros acontecimientos caen por su propio peso. Almería 2005, por ejemplo, es un logotipo visible ya en anuncios de televisión y prensa nacional. La ciudad andaluza tiene una cita con los décimoquintos Juegos Mediterráneos.
Una pata importante para la promoción de eventos con este tipo de fórmulas es la implicación del sector privado de cada ciudad y de los gobiernos autonómicos, dado que su proliferación hace más excepcional la implicación del Gobierno central. Con más o menos éxito, la cuestión está ya en marcha en casi todos.