La Voz de Galicia

Tres alumnos del mismo colegio logran 14 en la EBAU

Selectividad

SUSANA ACOSTA
De izquierda a derecha, Jorge de la Mano, Paula Rodríguez e Iyan López

Un diez en bachillerato y en selectividad. Los tres lograron la máxima nota, la excelencia, y eso a pesar de que dos de ellos no la necesitan para estudiar lo que querían. Son un ejemplo de superación

25 Sep 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Jorge, Iyan y Paula son de Gijón y unos fuera de serie porque han logrado el triplete de la selectividad. Ellos forman parte de la misma promoción del colegio Corazón de María de la ciudad asturiana y acaban de iniciar el curso universitario cada uno por su cuenta, pero los tres han conseguido una hazaña que, como poco, ha dejado con la boca abierta a la comunidad educativa. Porque estos tres compañeros de curso han logrado un 14 en la EBAU —la máxima nota— el pasado mes de junio. Lo que significa que han obtenido un 10 de media en el bachillerato y otro 10 en el examen de selectividad. Solo 19 alumnos de toda España7 de ellos son de Asturias— han obtenido esta calificación, la excelencia. Y tres de ellos son del mismo centro educativo. Una noticia que incluso al propio colegio pilló por sorpresa: «Estamos acostumbrados a tener buenos resultados en la EBAU y no es la primera vez que alumnos del colegio obtienen la mejor nota de Gijón y de Asturias, pero no nos esperábamos que tres alumnos del mismo curso sacaran la máxima nota al mismo tiempo. Ellos tres y luego otro chico, Alberto González, que se quedó a las puertas porque logró un 13,95 en selectividad», explica Simón Cortina, el director del centro, que considera que además del esfuerzo y la motivación de los alumnos, la metodología del centro, «que busca la personalización de los aprendizajes, porque cada alumno es único y hay que atenderlo desde su realidad», contribuye al logro de estos resultados.

 

Se da la circunstancia de que dos de ellos, Jorge e Iyan, no tenían como meta alcanzar esa nota, más allá de dar lo mejor de sí mismos para obtener la máxima nota posible. Quizás la que más presionada podía estar por la nota de corte era Paula Rodríguez, que quería entrar en Medicina. Con la nota alcanzada podía haberlo hecho en cualquiera de las universidades de España, y encima de las primeras. Pero optó por quedarse cerca de casa, en Oviedo, y aun así reconoce que tampoco se sintió demasiado presionada. «Estudiaba una media de unas cuatro horas diarias, aunque no todos los días, dependía de si era época de exámenes o no», confiesa esta joven que ya ha comenzado las clases de Medicina y que reconoce estar muy contenta de iniciar su formación universitaria: «A mí me gustaba el área de salud, pero no sabía muy bien qué quería hacer. Al final, me metí en Medicina porque era lo que más me gustaba». Y añade que una vez que se decidió estaba un poco preocupada por no poder entrar: «Tenía miedo porque aunque tengas una buena nota en el bachillerato, si luego te sale mal la EBAU, como está tan alta la nota de corte, pues igual no entras». Pero todo fue sobre ruedas y reconoce que la hazaña de los tres fue «increíble». Eso sí, Paula, al igual que Iyan y Jorge, confiesan que nunca suspendieron un examen. «La nota más baja que saqué en un examen creo que fue un 7», dice ella.

 

«ESTUDIÉ MUCHÍSIMO»

Para Iyan López, «la casualidad no existe, solo el trabajo duro y hacerlo desde el día uno de primero de bachillerato. Si no, no hay forma de sacar esa nota»: «Estudié muchísimo, estuve los dos años currándomelo, pero tampoco me imaginaba que pudiera hacer un 14 exacto. La verdad es que fue una sorpresa».

Además de estudiar, una de las grandes pasiones de Iyan es la danza. «En primero tenía el hándicap de que iba al conservatorio de danza y salía prácticamente todos los días a las nueve. Entonces, me acostumbré a estudiar de noche y a tener que organizarme muy, muy bien. Cualquier momento libre era susceptible de estudio. Y luego, este año, seguí bailando, pero ya no iba al conservatorio. Aun así, mantuve ese hábito de aprovechar muy bien todos los momentos», explica, y reconoce que también tuvo tiempo para salir: «Ha sido el año que mejor me lo he pasado. Salía todos los sábados por la tarde».

«Ha sido el año que mejor me lo he pasado. Salía todos los sábados por la tarde»

Iyan no necesitaba una nota muy alta para entrar en la carrera que quería: Derecho. «Todavía tengo cuatro años de carrera, pero mi idea es la judicatura. Me gustaría ser juez», confiesa mientras todavía recuerda el siete y medio que sacó en Física en cuarto de la ESO, la nota más baja de su currículo académico.

Sobre el hecho de que estos tres compañeros y amigos hayan sacado la máxima nota a la vez, cuenta que también para él fue una sorpresa: «Pero no solo nosotros tres, ha habido compañeros que lograron un 13,95; un 13,9 y un 13,8... Muchos de mi promoción y es un orgullo y una felicidad haber llegado hasta aquí juntos. Pero es verdad que no es lo normal. Considero que nuestra promoción era muy buena y que siempre nos ayudamos mucho. Pero también los profesores se volcaron muchísimo con nosotros a la hora de preparar la EBAU».

 

NO ESPERABA UN 10

Jorge de la Mano también cuenta que la alegría fue mayúscula al conocer la nota de selectividad: «Yo sabía que los exámenes me habían salido bien, pero en asignaturas como Inglés, aunque sepas que te han salido bien, no te esperas un 10 ni de broma. Después, cuando salieron todas las notas fue una sorpresa, pero más todavía al ver que tres alumnos del mismo cole habíamos obtenido la máxima nota». En su caso, dice que fue gracias al confinamiento cuando se dio cuenta de que podía sacar muy buenas notas: «De repente, me pusieron un diez de media y, a partir de ahí, ya me dije: ‘Pues el año que viene lo mantengo’», aunque reconoce que tuvo que dedicarle más tiempo a Historia, porque no estaba tan acostumbrado a estudiar en el sentido estricto. Las asignaturas prácticas siempre se le dieron muy bien. Con llevar los apuntes al día y hacer los trabajos, le bastaba con repasar un par de días antes del examen: «No estudiaba a diario, me planificaba según las fechas de exámenes. Pero con los globales le dedicaba cinco horas diarias. A lo mejor, me pasaba semana y media estudiando así». Este joven de Gijón tampoco necesitaba una nota alta para entrar en el doble grado Ingeniería Civil y Recursos Energéticos, en Mieres. Con un 5 le bastaba, pero él quiso dar lo mejor de sí. Igual que Paula e Iyan. Son un ejemplo para todos. Y un orgullo para su colegio, familiares y amigos.


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