La Voz de Galicia

El cáterin para los alumnos permite iniciar las clases en Ribeira de Piquín

Lugo

Xosé María Palacios vilalba/la voz.

14 Sep 2010. Actualizado a las 02:00 h.

El curso escolar empezó ayer en Ribeira de Piquín de manera efectiva. El inicio del servicio de cáterin, fórmula elegida por la Xunta para la comida de los alumnos tras la supresión del comedor escolar, posibilitó que los alumnos pisasen las aulas por primera vez, ya que el viernes no acudieron al rechazar las familias la fórmula elegida por la Consellería de Educación para las comidas, consistente en llevar a los alumnos a un bar.

Seis de los ocho alumnos del centro comenzaron ayer las clases. Las dos ausencias no se debieron a problemas derivados de ese conflicto sino a otros motivos, como explicó el director del centro, Anxo Villabrille. Los seis alumnos iniciaron ayer también el servicio de comedor, basado en el traslado de la comida preparada para los alumnos del colegio de Meira, distante 13 kilómetros.

Una furgoneta perteneciente a una empresa especializada realizó el servicio. A la una y cuarto de la tarde aparcó en la entrada principal del colegio. Tras conversar varios minutos con el profesorado en el interior, la descarga de los alimentos se realizó con rapidez, operación que se vio favorecida por el reducido número de comensales del centro.

Lentejas de primer plato, tortilla de segundo y yogur de postre formaron el menú que se ofreció ayer a los escolares del CEIP Aníbal Otero. Por otra parte, el inicio del servicio de comedor no solo presenta los inconvenientes derivados de las comidas sino también otras tareas relacionadas con las instalaciones. Según las informaciones facilitadas por el centro, la empresa que llevó ayer la comida recogerá hoy los platos y los cubiertos usados ayer para que se laven en Meira y en el colegio se usarán otros. De todos modos, se está a la espera de que en próximos días se encuentre una solución definitiva a ese asunto.

Inquietud

Por otra parte, la medida implantada por la Xunta no satisface del todo a los padres, que muestran algunas reservas sobre ciertos detalles, como explicaban ayer. Alberto García, por ejemplo, consideraba que el traslado de la comida desde Meira no supondría finalmente un gran ahorro, y se mostraba partidario de la permanencia del comedor en el centro.

Otro padre, José Fernández, aseguraba frente al colegio, mientras los responsables de la empresa de cáterin comentaban pormenores del servicio con los profesores, que la Xunta no había contestado por escrito a sus comunicados. A su lado, María José Pin dejaba entrever cierta preocupación por las circunstancias que acompañarían el funcionamiento del comedor.


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