La Voz de Galicia

Las tres bodegas premiadas en Sober producen poco vino

Sober

Luis Díaz monforte

Todos estos caldos tienen un estilo muy especial en el proceso de elaboración Los responsables advierten que comparten esta profesión con otros trabajos

21 Apr 2007. Actualizado a las 07:00 h.

Responden al espíritu original de la denominación de origen Ribeira Sacra: pequeñas producciones de vinos con un estilo inconfundible. Tres pequeñas bodegas, que en conjunto no llegan a comercializar veinte mil botellas, se llevaron los premios en la última Feira do Viño de Amandi. Xesús Verao (Priscillus), Pedro Pérez (Viña do Ferreiro) y Manuel Fernández (Dominio de San Xiao) son los artífices de las marcas distinguidas este año por los catadores. Artesanos de tres tintos que sólo tienen en común una variedad de uva. La bodega de Manuel Fernández es un buen ejemplo del minimalismo que reivindica su lugar en la oferta vinícola de la Ribeira Sacra. De la esperada cosecha del 2006 comercializará unas cinco mil botellas, elaboradas en su totalidad con uvas de viñedos propios. Viñas familiares repartidas por Lobios y As Forcadas, que en conjunto reúnen una hectárea y media. Dominio de San Xiao, su vino premiado, tiene todos los atributos de un tinto de mencía cien por cien: aromático como pocos, marcadamente afrutado y muy goloso. «Polo que lle teño escoitado aos vellos, as ribeiras onde temos as viñas dan tintos menos consistentes que outros, pero máis agradables, que sempre piden outro trago», explica Manuel Fernández, prejubilado de banca reciclado a viticultor. Las viñas que cultiva Pedro de Camilo, al fondo de la ribera de Xabrega, cumplen el requisito que se pedía en Amandi para que un vino fuese de primera: «que as cepas escoiten saltar ao peixe». De las doce mil botellas que viene elaborando por cosecha, algo más de la mitad corresponden a su marca de etiqueta, Viña do Ferreiro, a la que van a parar las mejores uvas. Muchos de sus clientes dicen que este tinto recuerda a las antiguas elaboraciones, pero el bodeguero de Bolmente no es amigo de darle vueltas a las cosas: «Non lles sabería dicir, eu fago o de sempre». Profesor de instituto y viticultor vocacional, Xesús Verao recuperó hace años, con su hermano Manuel y José Manuel Castroseiros, unos viñedos familiares situados en lo mejor de Amandi. De Os Groís y As Lobeiras, en esta ladera del Sil, saldrán 3.500 botellas de la última cosecha con la marca Priscillus, una combinación de mencía, albarello y merenzao. Esta última variedad se cultiva en Rosende, en la ribera del Cabe, para evitar su tendencia a la sobremaduración. «Priscillus non é, polo que din, un mencía ao uso. Ten á sua personalidade. Hai aromas de frutos de bosque, vexetais... Sen perder a frescura, gana en potencia na boca», dice Verao. ¿Y compensa elaborar 3.500 botellas? Habla de nuevo el bodeguero: «Todos temos outros ingresos. Traballamos a ribeira porque na nosa zona o viño sempre foi un complemento. Tamén é unha forma de dicir 'aí queda eso'».


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