La Voz de Galicia

Los populistas europeos se quedan sin su potente altavoz en la Casa Blanca

Internacional

laura zornoza bruselas / efe, redacción
Víktor Orbán, a la derecha, ríe un comentario de Donald Trump durante una cumbre de la OTAN en el 2018

Biden se ha mostrado muy crítico con gobiernos como los de Polonia y Hungría

19 Jan 2021. Actualizado a las 21:28 h.

El entusiasmo y la colaboración ofrecida por la mayoría de los líderes de la Unión Europea al presidente electo de EE.UU., Joe Biden, contrasta con la fría reacción de los primeros ministros populistas de Hungría, Víktor Orbán, y Eslovenia, Janez Jansa, que con la marcha de Donald Trump pierden a un gran aliado y referente.

Orbán fue ya en las elecciones del 2016 el único líder de la UE que apoyó abiertamente a Trump y calificó su victoria de «una buena noticia», mientras que Jansa aplaudió los comentarios del republicano cuando se proclamó ganador de las elecciones presidenciales en pleno escrutinio.

A horas de la marcha de su altavoz al otro lado del Atlántico, estos y otros trumpistas europeos miran al futuro con dudas. El día en el que se oficializó el resultado electoral, el expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk escribió en Twitter que la derrota de Trump «puede ser el principio del fin del triunfo de los populismos de extrema derecha también en Europa», pero varios expertos prefieren llamar ahora a la cautela.

«Entiendo que puede ser tentador decir algo así, pero aún es pronto», advierte Peter Geoghegan, investigador de la plataforma independiente OpenDemocracy, que señala que muchos líderes del espectro de la derecha populista europea «no necesitaron a Trump para tener éxito». «Todo el impulso tras los populistas europeos no puede achacarse al efecto Trump», añade.

Geoghegan apunta a que Donald Trump «no ha supuesto una gran ruptura» en el partido republicano y que lo que permanecerá tras su salida de la Casa Blanca este miércoles será «su forma de hacer política», que ciertamente ya existía antes del 2016.

Esto explica que un líder europeo como Matteo Salvini, de la Liga italiana, «vio lo que funcionaba en redes sociales y lo aplicó sin necesitar permiso de Trump», y «no va a dejar de hacerlo» aunque no tenga un espejo en el que mirarse al otro lado del Atlántico.

Por su parte, Alice Stollmeyer, directora ejecutiva de la fundación Defend Democracy, avisa de que, para estos movimientos, «contar con el presidente del país más poderoso del mundo les daba una cierta legitimidad», pero opina que su marcha «no va a ser el fin del populismo de extrema derecha».

«Trump es más un síntoma de un movimiento. Está por ver cuánto tiempo durará el impacto de su salida, pero pueden buscar a otros líderes que les legitimen o mantener un perfil bajo durante un tiempo», recalcó.

Biden, muy crítico con el populismo y la extrema derecha

En cualquier caso, está claro que el nuevo inquilino de la Casa Blanca no tiene entre sus planes poner las cosas fáciles a los Salvini, Le Pen y Orbán de toda Europa. Durante la campaña, puso en el mismo nivel a la dictadura bielorrusa de Alexandr Lukashenko y a Polonia y Hungría, los dos Estados miembros de la Unión Europea que más problemas han tenido con Bruselas por su falta de respeto a los valores del Estado de derecho.

«Uno ve lo que ocurre desde Bielorrusia hasta Hungría, pasando por Polonia, y el ascenso de los regímenes totalitarios en el mundo. Nuestro presidente respalda a todos los matones», dijo Biden durante la campaña electoral.

Pese a que Trump ha ejercido durante cuatro años como un aliado político de Budapest y Varsovia, en tensión constante con Bruselas, estos dos países no han tenido más remedio que rendirse a la evidencia de los votos y a la confirmación de Biden como nuevo presidente, y han acabado concediendo su victoria.

Para Stollmeyer, la certificación de los votos por el Senado el pasado 6 de enero ha podido ejercer como un golpe de «realismo político» para los pocos políticos europeos que aún se resistían a felicitar a Biden, aunque a esta suerte de rendición también pudo contribuir la violencia en el Capitolio de esa misma jornada.

Geoghegan también opina que el estallido de violencia en la capital estadounidense, que acabó con cinco muertos, fue clave a la hora de que muchos líderes dieran la espalda de cierta forma a Trump, o al menos no le respaldaran abiertamente. Fue el caso de Nigel Farage, el rostro del populismo probrexit en el Reino Unido.

En muchos países, recuerda el experto, «ni siquiera a los votantes de los partidos de extrema derecha les gusta Trump», por lo que la violencia fue, de cierto modo, la gota que colmó el vaso.

«Tanto los líderes europeos de extrema derecha como algunos republicanos en EE.UU. han escuchado a sus votantes y el potente rechazo público a la violencia. Pero también juega un papel (…) que se hayan dado cuenta de que es mejor ir ajustándose a la realidad», concluyó Stollmeyer.

Cristianismo y migración

Para Orbán, Trump ha sido claramente un ejemplo a seguir y en varias ocasiones señaló que coincide con él en la defensa de los valores nacionales y cristianos, así como en el rechazo a la inmigración.

En mayo del 2019 Orbán estuvo de visita en Washington donde Trump elogió las políticas migratorias y de defensa del cristianismo de su huésped.

«Víktor Orbán es un líder enormemente respetado, respetado en toda Europa. Un poco controvertido, probablemente, como yo, pero no pasa nada. Usted está haciendo un gran trabajo y está manteniendo seguro a su país», dijo Trump.

Orbán, por su parte, aseguró estar «orgulloso» de poder coincidir con Estados Unidos en esos temas.

«En el 2019, en Washington, se reunieron dos líderes con inclinaciones autócratas que encontraron sintonía», explica a Efe Dominik Istrate, analista del Instituto Political Capital en Budapest.

En las elecciones del 2020 Orbán volvió a ser uno de los pocos líderes europeos en apoyar abiertamente a Trump sobre su rival y luego ganador, Joe Biden.

Fin de la sintonía

«En las relaciones bilaterales [entre Hungría y Estados Unidos] habrá probablemente un cambio brusco» con la nueva administración de Biden, vaticina Istrate, agregando que Biden ya ha adelantado que se enfrentará hasta con sus aliados trasatlánticos si se vulnera el estado de Derecho o si incrementa la influencia rusa.

En la región hay varios países, como Hungría, Polonia o Eslovenia que podrían verse afectados por esa política.

En el caso de que el nuevo Gobierno estadounidense dé un ejemplo de esta tolerancia cero, «Hungría, donde la influencia rusa y china ha aumentado mucho desde el 2016, será probablemente el primero» que sufra las consecuencias, asegura Istrate.

Con todo, el analista opina que ese choque entre Washington y Budapest no será inmediato y que, cuando se produzca, puede venir incluso de la mano de Orbán como parte de una estrategia electoral para intentar la reelección el año que viene.

«En los primeros meses Orbán no buscará los conflictos, pero acercándonos a las elecciones generales del 2022 aumentará la posibilidad de confrontaciones generadas por el Gobierno húngaro», que en sus campañas electorales siempre busca un enemigo externo, explica el experto.

El caso esloveno

Mientras, el primer ministro esloveno, Janez Jansa, es otro gran admirador de Trump, tanto que fue el único estadista europeo en apresurarse a afirmar que el republicano había ganado las elecciones de noviembre, cuando aún no había terminado el recuento, que acabó por darle la victoria a Biden.

«Está bastante claro que el pueblo americano ha elegido a Donald Trump y a Mike Pence por otros cuatro años», escribió Jansa en un mensaje de Twitter el 4 de noviembre, en el que felicitó al Partido Republicano por «su gran resultado a lo largo y ancho de EE.UU.».

Igual que Trump, Jansa está obsesionado con la existencia de un «Estado profundo» en su país, integrado por una supuesta red comunista que trata de destruirlo y que controla los principales medios de comunicación, por lo que su medio preferido es la red social Twitter, la misma de la que Trump ha sido expulsada por incitar el violento asalto del Capitolio el pasado 6 de enero.

Jansa también emplea Parler, una red social muy utilizada por los conservadores y la extrema derecha en EE.UU.


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