La Voz de Galicia

Feijoo hace coincidir las elecciones con las vascas «por estabilidade»

Galicia

Juan Capeáns santiago / la voz

Cree que el 25 de septiembre es una fecha que «non debe sorprender a ninguén»

02 Aug 2016. Actualizado a las 11:11 h.

Dijo que serían en otoño y serán en otoño. Porque cuando en Galicia se abran los colegios electorales el domingo 25 de septiembre todo el hemisferio norte llevará unas 67 horas en la estación de la caída de las hojas. Serán en este caso papeletas las que dejarán caer en las urnas los gallegos, que asistirán a la tercera campaña electoral de los últimos nueve meses. Alberto Núñez Feijoo da por buena así una fecha que, tal y como reconoció, se encargó de señalarle en rojo el presidente vasco Íñigo Urkullu.

No aparentó importarle al jefe del Ejecutivo gallego admitir en la tarde del lunes, después de reunirse con sus conselleiros y de informar de su decisión al presidente del Gobierno en funciones, que la elección tiene un condicionante externo, porque al explicar sus razones consideró que existen incluso más elementos decisivos no estrictamente autonómicos, como es la situación de la política española. Feijoo, que maduró durante el fin de semana la propuesta unilateral de Urkullu, considera que Galicia contribuye a la «estabilidade» política nacional al sumarse a la otra cita autonómica, como ya hiciera en el 2009 y el 2012. Además, ya estaba dispuesto a repetir para esta ocasión dentro de un margen razonable. Pero ofreció además otro certero argumento: el «hastío» ciudadano, que cree que podrá combatir al hacer coincidir ambas campañas, que comenzarán el viernes 9 de septiembre y terminarán el viernes 23. Desde el atril institucional de San Caetano se atrevió incluso con otro motivo para demostrar la «seriedade» de Galicia, ya que entiende que el Gobierno saliente tendrá margen suficiente para preparar los presupuestos del próximo año para enero, toda vez que el Parlamento se podrá constituir el 21 de octubre.

Una semana de «adianto»

En cuestión de motivaciones políticas fue más parco, porque a su juicio sus adversarios tienen poco margen para la crítica. Siete días a lo sumo, que es lo que concedió Feijoo a la palabra «adianto». El presidente gallego considera que fue transparente en los últimos meses respecto a la cita electoral ya que, antes de la celebración de las generales, tanto en diciembre como en junio, apuntó al otoño. Más adelante estrechó el calendario al confirmar que tendrían un buen encaje en cualquier domingo de octubre, y hasta trascendió que su preferencia era el día 2, pero el lendakari abrió «unha expectativa que non debe sorprender a ninguén. A oposición sabíao». Otra cosa, explicó ya en clave guerrera, es que sus contrincantes lleguen a la fecha «cun problema de proxecto político», deslizó a preguntas de los periodistas.

Fue todo lo que tuvo que decir sobre sus adversarios, que también fueron informados de su decisión a través del portavoz del PP en el Parlamento de Galicia a los pocos minutos de iniciarse un Consello de la Xunta en el que se pusieron en marcha todos los trámites administrativos a los que obliga la ley, con sus plazos y las limitaciones preelectorales a las que debe someterse el Ejecutivo.

Durante la tarde, Feijoo tuvo tiempo para una llamada más. Él mismo informó a Íñigo Urkullu de que aceptaba la fecha propuesta, pero el presidente gallego aseguró que ni pidió ni recibió explicaciones a su homólogo vasco, que el viernes pasado usó como argumento la «incertidumbre» que vive el Estado. De fondo está la certeza del avance de Podemos en su comunidad, que en seis meses consiguió ampliar la distancia con respecto al PNV en más 50.000 votos. Curiosamente, en Galicia fue el PP el que sacó distancia entre diciembre y junio a la coalición En Marea, en la que se incluía la formación morada, y sin duda este fue uno de los muchos motivos de reflexión que tuvo Feijoo durante el fin de semana.

Sin vacaciones

Por segunda ocasión consecutiva Galicia acudirá a las urnas en otoño, pero nunca antes se habían celebrado unos comicios tan cerca de las vacaciones veraniegas y en pleno regreso a la normalidad académica, empresarial y familiar. Será precisamente la vida personal de los políticos la que se verá más afectada por una cita que ha hecho saltar los planes de más de uno. Feijoo, de momento, se queda sin vacaciones -«Parece o responsable», dijo entre risas- aunque tratará de encajar alguna fecha suelta de asueto, previsiblemente a mediados de este mes, como harán otros miembros del Gobierno en las próximas semanas sin dejar de atender los habituales frentes veraniegos.

Con actos públicos o sin ellos, el acortamiento del calendario obliga a las maquinarias de todos los partidos a poner todo el carbón en la caldera de agosto porque entre el 17 y el 22 deberán presentar las listas y diseñar una campaña que se va a solapar inevitablemente con los desvelos que genera la política española.

Galicia mantiene los 75 diputados, pese a los intentos por reducir su número

Los gallegos volverán a elegir el 25 de septiembre a los 75 diputados que componen el Parlamento de Galicia, después de que Feijoo renunciara a reducir su número a 61 por falta de consenso con el resto de las formaciones políticas, que veían en esta propuesta una reforma interesada que beneficiaba a los intereses electorales del PP. El planteamiento surgió en un período de recortes por la crisis económica y pretendía emular decisiones como la del Gobierno de Castilla-La Mancha en el 2014, que redujo sus parlamentarios autonómicos de 49 a 33. El panorama político es ahora muy diferente al de las elecciones del 2012, donde la principal novedad fue la articulación de una coalición electoral entre el nacionalismo de Beiras y Esquerda Unida, cuando aún no se había creado Podemos. AGE entró en el Parlamento con 9 diputados, dejando al BNG como cuarta fuerza. Pero perdió tiempo después a tres parlamentarias que se integraron en el Grupo Mixto.


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