La Voz de Galicia

Donde empieza el Ensanche

A Coruña

El mercado provisional reina ahora en una zona con permanente aire inacabado, en un cruce de caminos que han recorrido desde Pablo Picasso hasta Francisco Franco

26 Mar 2003. Actualizado a las 06:00 h.

Tiene la plaza de Pontevedra un permanente aire inacabado, provisional, como el del mercado que la ocupa desde hace un par de días y, dicen, por sólo tres años. El gobierno local, el de antaño y el de ahora, no ha dado con una solución convincente para este espacio urbano. Quizá por ello, porque esta plaza es de todos pero nadie la ha hecho suya salvo los chicos del monopatín, el Ayuntamiento ha acabado haciendo hueco aquí a las pescantinas. A quién le importa la plaza de Pontevedra. Duele ese desacierto urbanístico porque es zona noble, donde muere la Pescadería y nace el Ensanche, nada menos. Porque en una de sus esquinas manda la imponente casa Salorio, galería en amarillo. Y porque es cruce de caminos y, por tanto, plaza frecuentada por coruñeses y turistas. Cruce de caminos, decíamos, antiguo punto de partida de líneas de autocares metropolitanos y paso obligado para los viejos tranvías, que dormían en las cocheras que había donde ahora se levanta ese horror que sirve como delegación de Hacienda. La relación con los medios de transporte, su condición de estación de paso, la acrecentó durante años la presencia de una gasolinera, en la que se servía, recuerdan los veteranos, a la sombra de una palmera. También es un intercambiador generacional. Desde 1890, miles de estudiantes han mamado el saber en el instituto Eusebio da Guarda (hoy, mixto; ayer, femenino; anteayer, masculino). Desde Pablo Ruiz Picasso a Francisco Franco han pasado por el centro docente un puñado de hombres que, para bien o para mal, hicieron historia. Ahora el instituto cuenta con 1.300 alumnos con mando en plaza, pues la toman en horas, lectivas o no. Una pena que este edificio sea diana de los manchaparedes, y casi duele más que nadie ponga coto a este atentado de mal gusto. Se quejan vecinos, docentes y alumnos de la escasez de vigilancia policial. Otro síntoma más del abandono. Pero siempre nos quedará el fútbol. Tiene guasa, por aquello de la rivalidad, que la sede del Dépor esté en la plaza de Pontevedra. Y también resulta paradójico que muere la Pescadería donde ahora hay un mercado.Ya no está la cafetería La Unión, que ocupaba los bajos de un señorial edificio aún en pie, y ha cambiado de nombre la cervecería Köln, eje del ocio de los jóvenes coruñeses a finales de los ochenta y principios de los noventa. Por cierto, la paloma de la paz está cubierta de musgo. Todo un símbolo.


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