La Voz de Galicia

En el campo hasta los 48, o más

Corcubión

s. g. rial carballo / la voz el jugador federado más veterano de la costa

El capitán del Castrelo afronta con mucho ánimo la temporada, pese a la derrota de la primera jornada

21 Sep 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año, e incluso hace dos, Luis Roget decía que al final de la temporada dejaría el fútbol. Al menos, el federado, en su caso la Tercera Autonómica de la Liga da Costa. Ya tenía una edad, y además los entrenamientos y los partidos del fin de semana requieren de un tiempo (y una forma física) que muchas veces no se tienen.

Doce meses más tarde, Luis Roget Pérez continúa en el Castrelo de Vimianzo, a sus 47 años. Serán 48 en marzo, así que con esa edad acabará la temporada. Y, al contrario que en la campaña anterior, ya no cierra la posibilidad de repetir para la siguiente, si es que se dan las circunstancias. Va camino de récord, si es que no lo ha batido ya. «Eu estou ben, máis ou menos como sempre. Vou indo. O novo adestrador non aperta tanto como o anterior», explica. Lo lleva mejor, y eso ayuda. Incluso puede que adelante algo su posición. Juega atrás, de central, pero Litos, el técnico, tal vez lo ponga un poco más en el centro. En el campo, además de vecinos de la pequeña parroquia vimiancesa, tiene también amigos como Míchel, un histórico del Soneira, que el pasado domingo encaró el partido con una gran fortaleza, y eso que acaba de ganar la carrera popular de Corcubión. La residencia no va a ser el punto débil de este equipo. Y eso que en esta primera jornada de la Liga la cosa empezó muy mal: 6-0 cayeron en la casa del Porteño. Luis cree que el resultado es «engañoso», que podrían haber perdido, pero no de una manera tan abultada. «Tivemos dous postes, un gol anulado, un expulsado, creo que o segundo tanto en fóra de xogo... Todo nos saíu mal. Unha das novas fichaxes, que a tempada pasada meteu moitos goles, xusto se lesionou no adestramento. E faltábanos máis xente. Así é moi difícil», se lamentaba ayer. Conste que tiene los pies en la tierra: «Imos ser a cenicienta do grupo», afirma. Pero no le importa. De hecho, hay algo de romántico en esta nueva andadura, y es una especie de «volta ás orixes»: un grupo de amigos que se reúne para jugar al fútbol. Podrían hacerlo en veteranos, pero prefieren mantener al Castrelo en la liga regular con unas exigencias mayores. Ha sido uno de los motivos de su continuidad. Otro, que se lo ha pedido la nueva directiva. Curiosamente, él forma parte de ella, otra vez como tesorero. Es el único que continúa en ella, tras los radicales cambios que se han producido. Ha pesado el hecho de que se lleva bien con los de antes y con los de ahora, así que el tema de la edad casi parece menor. Por mantener, mantiene hasta el brazalete de capitán, así que poco ha cambiado en su día a día deportivo. Y, en la plantilla, también está, un año más, su hermano Félix, que tiene 37.

Luis tiene una academia en Vimianzo y siempre ha sido activo en el movimiento asociativo. Desde la asociación de empresarios hasta organización de las fiestas de San Fins de Cambeda. De hecho, él es de esta última parroquia, pegada a la de Castrelo, pero entre ambas (sobre todo entre determinados lugares) siempre ha habido una estrecha relación, y no ocurre solo en este lugar, sino en otros muchos de la Costa da Morte, donde los límites son más cosas de mapas que de realidades. Su historia con el fútbol es conocida sobre todo en Soneira: llegó al mundo federado muy tarde, a los 41, cuando se creó el Castrelo. Antes jugaba con los veteranos del Soneira, y lo hizo durante once temporadas. Cuando parecía que estaba llamado a colgar las botas resulta que empezó su nueva vida en los terrenos, salvando la época de finales de los 80 en que militaba en los juveniles del Soneira. Además de la pasión por el fútbol, las lesiones le han respetado siempre, y se cuida, haya temporada o no. Entre una cosa y otra, ha pasado ya a formar parte de la historia de la Liga da Costa.


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