Josep Figueras, voluntario en Muxía: «Esto sentencia a muerte el mar de España»
Carballo
15 Nov 2013. Actualizado a las 07:00 h.
E n el 2002, se trasladó desde Cataluña hasta la Costa da Morte (concretamente, a Muxía), para colaborar en las tareas de limpieza. Muchos lo consideran el primer voluntario. Desde Sitges, Josep Figueras valoraba ayer la sentencia del Prestige «como la mayoría de la gente con sentido común, es decir, como una auténtica burla». Cita otros siniestros similares, como el del Erika, para incidir en la diferencia entre las indemnizaciones multimillonarias que hubo que pagar en ese caso por el delito medioambiental y las nulas que ha habido en este. Cree que la sentencia deja la mano abierta a que las navieras no tomen medidas de seguridad al pasar por España, «porque saben que van a salir de rositas». Dice que de aquellos días en Galicia se lleva amigos y miradas, el corazón de los vecinos que supieron «ponerse a la altura», que les cedieron comida y duchas.
-La sentencia afirma que Estado y Xunta actuaron ante la catástrofe con profesionalidad, adecuación y eficacia. ¿Qué se encontró usted al llegar a Muxía?
-Llegué el día 20, un día después del hundimiento y tras dormir en el pabellón con otros voluntarios, me desperté y fui al Coído. Allí, la imagen eran ocho o diez personas del pueblo, con sus monos de diferentes colores, un chaval de 12 años patinando en medio del petróleo, con cubos de todo tipo y con un contenedor de obra puesto por el Ayuntamiento. Después de nueve días trabajando, respirando y encontrándonos mal, en la televisión aún decían que eran galletitas. La organización salió de las cofradías, de Protección Civil y de los ayuntamientos. Luego la Xunta no tuvo otro remedio, pero siempre intentaron minimizar lo que ocurría. Fue una sinrazón brutal.
-¿Qué escribiría hoy en aquella carta que le entregó en mano al Rey?
-Que este dictamen está sentenciando a muerte el mar en España. La imagen que se da a nivel internacional es nefasta.