La Voz de Galicia

«Toda la música es buena de raíz»

Carballo

Nacho Mirás Fole marcos magán

Muy pocos en Galicia viven de poner discos, pero él es uno de ellos

20 Jan 2012. Actualizado a las 06:00 h.

El vinilo es arqueología en las discotecas del siglo XXI. Pero estos grandes templos del ocio sobreviven en un país disgregado en parroquias que acostumbran a juntarse en la festa rachada del fin de semana. Han cambiado las maneras, pero no el concepto. «A veces -dice-, los chavales me preguntan: Oye ¿tú pinchabas con esos cedés grandes y negros? No saben lo que era un disco». Al margen de formatos, a Marcos Magán Taboada (A Estrada, 1976), que prefiere considerarse disyóquey a pinchadiscos, le va en el sueldo ser el alma de la discoteca.

-No ha cambiado poco su profesión...

-En el año noventa, un cien por cien de la música venía en un maxisingle de vinilo; en el 2000, un ochenta por ciento y, a día de hoy, en vinilo quedan los cuatro puristas. Y el cedé también se va acabando, ahora casi todo es MP3 que se almacena en discos duros, tarjetas, lápices de memoria...

-¿Por qué se puso a pinchar? ¿Bailaba mal acaso?

-Empecé en el 94 en la mítica Lennon, de A Estrada. Quizás algún día que fui con la novia y me hizo menos caso, me puse detrás de la cabina y me gustó lo que vi.

-¿Hay un secreto para hacer que la gente se mueva?

-Ponerte a la altura del cliente. Hay mucho divismo, mucho disyóquey que dice que quiere «culturizar» a la gente, y a la gente no hay que culturizarla. Si al público le gusta un estilo, tira por ahí. Para mí todos son igual de válidos; unos serán más comerciales, otros menos, pero toda la música es buena de raíz. Yo le digo a los que empiezan que mezclen siempre mirando a la pista. Si la gente se para, cambia.

-¿Dónde pincha?

-En las discotecas del grupo Palladium, en Cactus, en Vila de Cruces, o me verás haciendo giras por ahí. El año pasado estuve promocionando el último disco por fuera. Es un cover, una versión de Maná aplicada a discotecas. Mucha gente jovencita incluso se creía que las letras de Maná eran mías. Tuvimos mucha suerte, fue sintonía de un programa de televisión y pegó mucho; es lo que tiene la televisión.

-¿La gente va a la discoteca a escuchar a un disyóquey concreto?

-Cuando tienes cierto nivel de popularidad, sí, sobre todo en círculos más específicos, tecno, house... Se pagan entradas potentes por ver a gente como Christian Varela. Juan Magán ha sido un fenómeno masivo, una locura...

-¿Son familia?

-[Se ríe] Hacemos un tipo de música muy parecido y actuamos juntos en muchas ocasiones. Coinciden el apellido y la profesión. A los que preguntan les respondemos: «Vamos a dejarlo ahí». Yo soy como el Magán pobre [se ríe].

-En Galicia siempre fuimos mucho de macrodiscoteca...

-Han ido cambiando. Xanadú es hoy Palladium. Chanteclair desapareció y ha vuelto, Ramallosa 2000 es increíble, te mete 3.000 personas un domingo por la tarde. Queen, en Mos, sigue funcionando, la Lennon tuvo su momento, Dona-Dana, en Touro... Discotecas para tres o cuatro mil personas. Cuando empecé a hacer giras llegaba a Madrid pensando que las discotecas de allí eran increíbles. Y me di cuenta de que las increíbles estaban aquí.

-¿Vive de esto?

-Yo sí, pero en toda Galicia, que podamos vivir única y exclusivamente de poner música somos muy poquitos.

-Siempre me he preguntado quién será el que marca el estilo de bailar en la disco...

-Yo me lo pregunto muchas veces. En los noventa se bailaba de una manera, en el 2000 de otra y ahora de otra diferente. No sé quién lo marca, pero el cambio de época se nota tanto en la música como en el baile.

-¿Se liga o es un mito?

-Es más fácil que antes. En mi generación había que engañar más a las chicas, prometerles amor eterno. Ahora son ellas las que toman la iniciativa, ellos se dejan llevar.

nacho.miras@lavoz.es


Comentar