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Lo que de verdad rompe el corazón a las mujeres

No. No es el amor...

Lo que de verdad rompe el corazón a las mujeres

En pleno siglo XXI se sigue pensando que sufrir un ataque cardiaco es solo cosa de hombres. Falsos mitos, errores de diagnóstico, ensayos clínicos discriminatorios o la simple desinformación ponen en juego la salud de las mujeres. El resultado: la mortalidad femenina por un primer infarto supera en un 20 por ciento a la de los varones. Te lo contamos.

Viernes, 17 de Mayo 2024, 11:14h

Tiempo de lectura: 7 min

Cuando la cardióloga alemana Viyan Sido preguntó a sus alumnos de Medicina cómo reaccionarían si vieran a un hombre tirado en la acera, todos parecieron estar de acuerdo: llamarían inmediatamente a urgencias porque podría estar sufriendo un infarto. La sorpresa llegó cuando la profesora que trabaja en el hospital Asklepios de Hamburgo cambió el sexo del paciente: ¿qué harían si fuera una mujer? Y los futuros médicos dudaron: no tenían claro si la diagnosticarían de hipoglucemia o de colapso circulatorio. Una 'confusión histórica' que a las mujeres todavía nos puede costar la vida.

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La reina de los corazones: una pionera frente a los sesgos de género. La cardióloga Nanette Wenger lleva décadas estudiando la salud cardiaca en las mujeres y denunció la 'medicina de bikini' que las reduce a personas que tienen hijos y amamantan, sin más.

«Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre las mujeres, por encima de cualquier tipo de cáncer, pero el desconocimiento de este dato retrasa mucho el momento de ingresar en el hospital», explica Leticia Fernández-Friera, jefa de Cardiología de HM Hospitales y fundadora de Atria Clinic. Según un estudio de la Sociedad Española de Cardiología, aunque las mujeres registran un mayor número de visitas a urgencias por este motivo, solo el 6,6 por ciento acaba ingresando, frente al 8,8 por ciento de los hombres. Y eso no es todo: «En España, el predominio en la implantación de marcapasos es de casi un 60 por ciento en varones, frente al 40 por ciento en mujeres», cuenta la cardióloga.

Más del 70 por ciento de los españoles no sabe que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en la mujer

Menos ingresos en urgencias, menos atención, menos marcapasos, pero morimos más con el corazón roto. ¿Qué está fallando? Durante muchos años, el único papel previsto para las mujeres ante un problema cardiaco era el de cuidadoras abnegadas del paciente varón. La American Heart Association, por ejemplo, celebró una conferencia en la década de 1960 centrada en cómo ayudar a los maridos ante una enfermedad cardiaca y publicó un folleto con el título El camino hacia el corazón de un hombre. En aquel momento, a nadie le interesaba si el de ellas también podía romperse.

Después de todo, cuidar de la casa y de los niños no suponía ninguna preocupación frente a la gran responsabilidad que debían afrontar los varones y que, a ellos sí, podía llevarlos a situaciones de estrés con consecuencias negativas para su salud. Ni siquiera los prospectos informativos de los fármacos contaban con las mujeres y rara vez se les permitía participar en ensayos clínicos. «Los tratamientos hay que ajustarlos por peso o masa corporal del paciente. El problema es que durante mucho tiempo no se ha hecho una distinción por género y, si aplicamos la misma dosis en ambos, podemos sobredosificar y tener intoxicaciones», explica Fernández-Friera.

El infarto en las mujeres: mucho más que un dolor de pecho

SÍNTOMAS

Cervicales: Aunque el dolor torácico sigue siendo el síntoma más frecuente en ambos sexos, en las mujeres ese dolor puede irradiar más hacia la mandíbula, el cuello o el centro de la espalda.

Náuseas: En un 30 por ciento de los casos se ha visto que ellas, en vez del dolor torácico, solo presentan síntomas de indigestión, con náuseas... Leer más

Las razones para el desinterés histórico por la salud femenina en general han sido fruto de muchos estudios, pero en 1990 la cardióloga estadounidense Nanette Wenger le puso nombre: 'medicina de bikini'. Según la experta, históricamente la investigación médica en el caso de las mujeres solo se ha centrado en el pecho y los órganos reproductivos. Dar de mamar y tener hijos. ¿Qué más podía importar? Esta circunstancia cultural ha complicado enormemente el conocimiento sobre el cuerpo femenino y las peculiaridades en enfermedades como las cardiopatías.

Otro de los grandes bulos que explican cómo hemos llegado a este grado de desinformación está en los estrógenos. «Tradicionalmente se ha vendido la idea de que esas hormonas nos protegen, pero nuestra enfermedad cardiovascular puede ser diferente a la de ellos y no siempre está influenciada por cambios hormonales –aclara la cardióloga española–. Además, en nuestro caso, los síntomas pueden ser diferentes».

Las mujeres y los errores de diagnóstico

Durante décadas nos han educado para prestar atención solo a ese dolor aniquilador en el pecho que irradia hacia el brazo izquierdo y que entre los círculos médicos se conoce como el 'infarto al estilo Hollywood'. Y, aunque esa presión también puede aparecer en el caso de las mujeres, «nosotras presentamos síntomas más difíciles de reconocer, como pérdida de conocimiento, dolor en la espalda, en la mandíbula o en la boca del estómago». El problema es que muchas pacientes no saben bien cómo interpretar estos síntomas y les restan importancia. Ellas y algunos profesionales, porque según un estudio publicado en la revista Journal of the American Heart Association por investigadores del Instituto Karolinska, de Suecia, y la Universidad de Leeds, en Reino Unido, las mujeres tienen un 50 por ciento más de probabilidades de ser diagnosticadas erróneamente después de un ataque cardiaco. Es decir, el doble de posibilidades de morir.

¿El resultado? Las mujeres con infartos llegan al hospital una media de 60 minutos más tarde que los hombres. «Lo que se traduce en que la mortalidad por un primer infarto es hasta un 20 por ciento mayor en nosotras que en los hombres». Un dato demoledor que tiene mucho que ver con que la lista de desigualdades empieza incluso por los factores de riesgo. «Como la mayoría de los ensayos han sido validados solo en poblaciones masculinas, estas escalas no incluyen riesgos femeninos como una menopausia precoz o estados hipertensivos durante el embarazo como la preeclampsia. Y esto dificulta el diagnóstico y el tratamiento», explica la doctora Fernández-Freira, impulsora del movimiento Corazón de Mujer, que intenta mejorar esta situación a través de la divulgación, sobre todo si tenemos en cuenta que, según la Sociedad Española del Corazón, el 74,2 por ciento de los españoles sigue sin saber que las enfermedades cardiovasculares atacan más a las mujeres.

Controlar los factores de riesgo

La buena noticia es que, a pesar de las desventajas, el 80 por ciento de los problemas cardiovasculares en las mujeres se podría evitar. ¿Cómo? «Por un lado, siguiendo el ejemplo de las revisiones ginecológicas y animarnos a controlar nuestro corazón anualmente, sobre todo a partir de los 50 años o en el periodo tras la menopausia porque se reducen los estrógenos, nos puede subir la tensión arterial, y el metabolismo del colesterol y de la glucosa cambian». No hay que tener miedo a acudir a la consulta. «Los cardiólogos somos asesores de salud, sobre todo los que nos hemos formado en prevención», insiste.

En segundo lugar, la especialista propone llevar un estilo de vida lo más saludable posible. «Esto incluye vigilar un poco más nuestra alimentación: intentar que sea más rica en fruta y verdura, baja en sal, no abusar de productos que hagan subir el colesterol, como el embutido o los alimentos procesados, y tampoco de bebidas azucaradas… Y, por supuesto, incluir el ejercicio físico».

Y, en este capítulo, la doctora añade más datos para animar a las mujeres porque salimos ganando: «140 minutos de ejercicio físico tienen el mismo efecto en nosotras que si ellos hicieran 300 minutos. Incluso una sesión de fuerza de una mujer equivale a tres sesiones en un hombre». Y en su propuesta hace hincapié en la práctica del yoga: «Es de los ejercicios que más efectos cardiosaludables comprobados tiene en comparación con otros deportes, según diferentes estudios de la Universidad de Harvard. Nos ayuda a controlar todos los factores de riesgos vinculados con el corazón como la obesidad, el colesterol alto o los niveles de tensión arterial».

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