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Neurología Cómo entrenar el autochequeo, la fuerza oculta de tu mente

La interocepción es la capacidad de evaluar el estado interno de nuestro cuerpo detectando incrementos de temperatura, picores... Es fundamental para nuestro bienestar físico y mental. Y se puede entrenar.

Sábado, 18 de Septiembre 2021

Tiempo de lectura: 3 min

Pensemos en los sentidos: gusto, vista, oído, olfato y tacto. ¿Qué tienen en común? Que todos ellos se centran en detectar señales que provienen del exterior de nuestro cuerpo. Sin embargo, si nos duele la cabeza, también nos damos cuenta, de igual manera que podemos percibir las náuseas o detectamos una aceleración del ritmo cardiaco.

¿Cómo? Gracias a unos receptores que se encuentran distribuidos en todo nuestro organismo, especialmente en los órganos principales y en los vasos sanguíneos. Esta detección del estado de nuestro organismo es lo que se conoce como 'interocepción', y es una de las ramas de la neurociencia y de la psicología que mayor desarrollo están alcanzando en los últimos años.

El sexto sentido

Algunos lo han bautizado como 'el sexto sentido' y otros, como 'el octavo' porque consideran el sexto el del equilibrio y el séptimo el de la propiocepción, que nos permite percibir la posición y movimiento de nuestro cuerpo.

Los receptores interoceptivos se encuentran en nuestro sistema cardiovascular y en órganos como los pulmones, intestinos, vejiga y riñones. Desde allí transmiten información a nuestro cerebro: aunque no seamos conscientes, contribuyen a funciones tan esenciales como, por ejemplo, estabilizar los niveles de azúcar en nuestra sangre. Científicos del departamento de neurociencia de la Escuela de Medicina de Brighton han comprobado ahora que individuos con síntomas depresivos muestran una menor capacidad de detectar su ritmo cardiaco. Por el contrario, quienes sufren ansiedad son muy sensibles a sus señales interoceptivas… pero no las interpretan bien.

Las personas con depresión muestran una menor capacidad para detectar su ritmo cardIaco

El término 'interocepción' fue acuñado a principios del siglo XX por el médico inglés Charles Sherrington, ganador de un premio Nobel, pero cayó en el olvido hasta los años noventa. Y en esta rama de la investigación hay muchas esperanzas para el desarrollo de nuevas terapias que ayuden, por ejemplo, a niños y adultos con autismo. Un artículo publicado en The Lancet en agosto mostraba que los adultos que recibían entrenamiento interoceptivo lograban reducir sus niveles de ansiedad. Un tercio de ellos logró deshacerse por completo del trastorno de ansiedad ligado al autismo. También ha demostrado ser beneficioso en el tratamiento de adicciones.

RECEPTORES EN ALERTA

La interocepción integra una serie de receptores distribuidos en nuestros órganos que permanecen en silencio hasta que alguna alteración los activa, provocando la emisión de señales a nuestro cerebro. Hay ejercicios que ayudan a que esos receptores funcionen adecuadamente.

ESPINA DORSAL

Siéntate en una silla y, con las manos en los reposabrazos, gira tu torso hacia un lado, con la espalda erguida. Aguanta 30 segundos y evalúa: ¿qué sensaciones percibes en el cuerpo? Repite, fijándote en la sensación de los músculos de la espalda.

RESPIRACIÓN 8-4-7

Siéntate con la espalda erguida. Exhala por la boca 8 segundos. Inhala por la nariz 4 segundos y aguanta la respiración 7 segundos más. Examina lo que sientes.

CUENTA TUS LATIDOS

Cierra los ojos y céntrate en las señales que emite tu cuerpo. ¿Notas algo? Ahora, con un cronómetro, trata de contar tus pulsaciones por minuto. Evalúalo con ayuda de alguien que controle tu pulso. ¿Has acertado? Repite hasta conseguir una mejor aproximación.

MEDITA

Prácticas como yoga y mindfulness también pueden ser de ayuda. La conocida como 'terapia de mindfulness orientada al cuerpo' se centra en la identificación de señales corporales y emotivas. Reduce el estrés y ayuda en la gestión de las emociones.