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Cómo acompañar (de verdad) en el sentimiento: qué debes –y no debes– decir a una persona que está de duelo

7 expresiones que ayudan

Cómo acompañar (de verdad) en el sentimiento: qué debes –y no debes– decir a una persona que está de duelo

En una sociedad donde evitamos a toda costa hablar sobre el duelo, casi nunca sabemos qué decir cuando alguien pierde a un ser querido. Muchos de los tópicos no ayudan, incluso provocan más daño. Consultamos a los especialistas para averiguar qué frases debemos evitar y cuáles expresar.

Martes, 01 de Octubre 2024, 14:08h

Tiempo de lectura: 6 min

Sé exactamente cómo te sientes», «ahora está en un lugar mejor» o «ya ha dejado de sufrir» son algunas de las expresiones socialmente establecidas que no siempre ayudan a evitar el sufrimiento. No lo hacemos con mala intención. Al revés. Acompañar a una persona que está pasando por un duelo e intentar reconfortarla es algo natural, pero hay un detalle que, a veces, se nos escapa: «Necesitamos sentirnos útiles sin darnos cuenta de que el duelo es un proceso, un camino que hay que recorrer y para el que no valen atajos ni fórmulas mágicas para mitigar el dolor», explica el psicólogo Javier Álvarez. «Tu simple presencia ya es un bálsamo para el dolor. Por eso, no tengas mayor expectativa que estar al lado de esa persona y acompañarla en el proceso que tiene por delante».

«A pesar de que la muerte forma parte de nuestra vida, no hemos recibido ninguna formación para afrontarla y, aún así, nuestro instinto nos lleva a intentar hacer algo por los demás para animarlos», aclara la psicoterapeuta Alba Payàs Puigarnau en su libro El mensaje de las lágrimas (Paidós). Sin embargo, advierte, «la buena intención con la que decimos algo a la persona que sufre, no garantiza que no le hagamos daño».

«Es natural vivir un tiempo de negación después de la muerte de un ser querido», argumenta Payàs. «La negación funciona como un grifo en el cerebro que gradúa el nivel de exposición a la información sobre los hechos traumáticos, de manera que solo deja pasar la cantidad que puedes tolerar». Y añade: «Y la emoción que más distrae del dolor, de la tristeza, es el enfado, una de las etapas específicas del afrontamiento de las pérdidas que describió la doctora Elisabeth Kübler-Ross». En estas circunstancias, ¿cómo podemos decirle a alguien que se siente así que «la vida sigue», que «es ley de vida», que «todo va a estar bien» o que «el primer año es el peor y luego mejora»? Lo que menos le preocupa es el futuro.

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A dos metros bajo tierra. La serie de HBO Six feet under, que se estrenó en 2001, supuso un hito en la historia de la televisión porque abordaba por primera vez la muerte con un sofisticado sentido del humor y una narrativa nada convencional. Sus protagonistas, los Fisher, son una familia que hereda, muy a su pesar, una funeraria. La serie impulsó el debate sobre cómo afrontar el duelo y la pérdida.

«Detrás de una persona en duelo enfadada, hay una persona que necesita llorar», continúa Payás. ¿Por qué entonces seguimos viendo natural decirle a alguien «ahora tienes que ser fuerte»? ¿Bloquear las emociones sirve de algo? «Llevo veinte años escuchando a personas en duelo, he visto llorar a miles y todas dejan de hacerlo al cabo de un rato. La sensación del que escucha puede resultar incómoda porque obliga a conectar con la importancia de no poder hacer nada. Pero cuando aceptamos que simplemente estando presentes ya estamos ayudando y descubrimos cómo nuestra presencia silenciosa y afectuosa es curativa en sí misma, entonces resulta más fácil acompañar».

«Es de suma importancia no minimizar la pérdida diciendo cosas como ‘piensa que tienes otros hijos’ o cualquier frase que trate de desviar su atención de lo que ha perdido»

También están las frases que intentan expresar empatía como la de «sé lo que estás pasando», pero a veces fallan y lo que provocan es irritación: ¿Tú que narices vas a saber lo que yo estoy sintiendo? «Es una vil mentira, no lo sabemos, lo suponemos, porque la experiencia del duelo es única e irrepetible en cada persona», relata en su libro Cómo curar un corazón roto, la tanatóloga Gaby Pérez Islas. Y, sobre todo, «es de suma importancia no minimizar la pérdida diciendo cosas como ‘piensa que tienes otros hijos’ o cualquier frase que trate de dirigir su atención a lo que tiene y no a lo que perdió».

Entre las recomendaciones para no caer en tópicos dañinos, también se encuentra todo el argumentario que intenta hacerte ver el lado positivo. En este sentido, el psicólogo Javier Álvarez apunta que es mejor evitar frases como «ha sido mejor así», «ya ha dejado de sufrir» o «era muy mayor»… «Cuando la persona que sufre el duelo esté preparada para ello lo entenderá, pero, en estos primeros momentos, la emoción no entiende de razones», asegura el experto.

Y luego están los que te dicen que te ven mejor de lo que esperaban y la consecuencia es inmediata: la persona que está pasando el duelo se siente culpable. «Hay que evitar decir frases como 'te veo bien', 'lo estás llevando bien', 'pensé que estarías peor»' o cualquier otra por el estilo. La persona está haciendo un gran esfuerzo y no se sentirá comprendida», aclara Álvarez.

Pero entonces, ¿cuáles son las verdaderas palabras de consuelo cuando asistimos a un funeral? ¿Cuándo es bueno acercarse y cuándo es correcto alejarse para dejar espacio y permitir que la persona afectada tenga intimidad? La psicoterapeuta Alba Payàs Puigarnau sostiene que frases tan simples como «siento mucho lo que estás pasando» o «no puedo imaginar lo que estás pasando, pero cuenta conmigo para lo que necesites» pueden ser suficientes. También sugiere recordarle a la persona afectada que piensas mucho en ella y en cómo se siente y que sabes que cada día es un esfuerzo.

Siete recomendaciones que sí acompañan

Estos son los 7 consejos de los especialistas en gestión de la pérdida (en Estados Unidos hay incluso doulas de la muerte y coachs de duelo) para acompañar, de verdad, cuando alguien pierde a un ser querido.


1. | «No puedo imaginar lo difícil que es esto para ti; cuenta con todo mi apoyo y mi ​​amor»

Todos los terapeutas coinciden en que hay que dejar claro que no puedes imaginar lo que es estar en su lugar. Incluso si conocías muy bien a la persona fallecida, no la conocías de la misma manera que tu amigo o familiar y es imposible comprender cómo le está afectando realmente la pérdida. Es importante validar sus sentimientos.

2. | «Acepta mis condolencias»

Aunque sea una expresión genérica es mucho más adecuada, cuando hablas con alguien a quien no conoces bien, que decir «lo siento». No pone a la persona en duelo en la posición de tener que consolarte diciendo que está bien o que no necesitas disculparte.

3. | «Su marido era una persona maravillosa. Tengo un recuerdo de él... [cuenta un recuerdo emotivo]»

Si no sabes qué decir, comparte una historia personal, por nimia que sea. A veces existe la idea errónea de que hablar sobre el difunto será demasiado doloroso, cuando, de hecho, suele suceder lo contrario.

4. | «¿Está bien si paso a visitaros en unos días? ¿Necesitas que lleva a los niños al colegio?

Cualquier ayuda es especialmente apreciada, sobre todo en los primeros días del duelo. Pero la oferta tiene que ser específica; tener que pensar en qué tipo de ayuda pedir puede disuadir a alguien de pedirla.

5. | «¿Quieres que simplemente hablemos?»

A veces, sin darnos cuenta, nos ponemos a dar consejos, intentando ayudar a solucionar lo que no tiene solución. Pero lo mejor que puedes hacer es escuchar. Si tu amigo te pregunta si ya te ha contado una historia sobre la persona por la que está de duelo, puedes decir que sí, pero que te encantaría escucharla de nuevo.

6. | «¿Está bien si te doy un abrazo?»

Respeta siempre el espacio personal: no todo el mundo quiere que le den un abrazo o que le den una palmadita, pero el contacto físico puede ser reconfortante para mucha gente. No te censures a la hora de hacer expresa la posibilidad de ofrecer ese consuelo.

7. | «Sé que días como hoy hacías esta rutina [la costumbre que fuese] con tu padre. Me ha hecho pensar en ti»

Tal vez la persona que ha sufrido la pérdida salía a pasear todos los domingos con la fallecida. El primer domingo (o el segundo o el tercero o el decimotercero) después de su muerte, comunícate con ella para recordarle que estás ahí para ella. Deja que la respuesta de tu amiga dirija el rumbo de la conversación a partir de ahí. No importa cuánto tiempo haya pasado desde que alguien murió, sácalo a relucir. Las personas que mueren no pueden convertirse en 'elefantes en la habitación'.