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El experto: “Sí, el aire contaminado daña seriamente nuestro corazón'

Martes, 30 de Agosto 2022

Tiempo de lectura: 8 min

Hoy el aire de Madrid es en general saludable, aunque hay zonas donde su calidad puede presentar problemas para grupos de población sensibles. En Bilbao tiene una calidad buena, e igualmente en Valencia... Por supuesto, la situación cambia de forma constante. Podemos consultarlo en la página World Air Quality Index (WAQI), que ofrece información actualizada de forma diaria sobre el aire en el mundo, o en las páginas web específicas del ayuntamiento de nuestra ciudad.

A diario, los organismos competentes analizan la calidad del aire y tienen en cuenta los resultados. Prueba de ello es cuando nos piden que dejemos el coche en casa y usemos el transporte público, o que mantengamos las ventanas cerradas ese día. Normalmente no recibimos esas indicaciones con agrado, pero deberíamos hacerlo, porque el aire contaminado daña seriamente el corazón.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica puede ser responsable del 25% de todas las muertes por cardiopatía isquémica y del 24% de los fallecimientos por accidentes cerebrovasculares. Es uno de los grandes temas en la agenda de alertas médicas. En esta entrevista la Dra. Violeta Sánchez, coordinadora del proyecto SEC-FEC Verde de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC), ofrece más detalles de cómo el aire contaminado daña nuestro corazón y qué hacer para frenar el riesgo.

La doctora Violeta Sánchez.

Violeta Sánchez, doctora coordinadora del proyecto SEC-FEC Verde.

P. ¿Tenemos estudios científicos suficientes que demuestren la relación entre medioambiente y salud cardiovascular?

R. Sí, en el momento actual disponemos de información suficiente. Si realizamos una búsqueda bibliográfica sobre los estudios publicados hasta ahora, nos puede sorprender que aparecen más de 6.000 artículos, encontrando la primera referencia en 1956.

Si tuviese que elegir, recomendaría la revisión publicada en la revista New England of Journal Medicine a finales del 2021 donde se resume la evidencia actual. Aquí se relaciona la contaminación con las enfermedades cardiovasculares y además sugieren estrategias basadas en la evidencia para la prevención de enfermedades.

P. ¿Qué partículas contaminantes afectan más a la calidad del aire?

R. El tamaño de las partículas contaminantes es relevante para el desarrollo de enfermedad cardiovascular. Las partículas en suspensión PM2,5 (inferior a 2,5 micras) y el dióxido de nitrógeno (NO2), cuya principal fuente emisora son los humos procedentes del tráfico, son los más peligrosos. Representan los contaminantes cuyo efecto perjudicial sobre la salud ha sido más demostrado a lo largo de las últimas 3 décadas.

Los gases y el PM 2,5 alcanzan los alveolos, que son la parte más pequeña de la vía respiratoria y donde ocurre el intercambio gaseoso con la circulación pulmonar. Mediante esta vía de acceso, las partículas se difunden a la circulación sistémica alcanzando rápidamente las placas ateroscleróticas, donde incrementan los procesos inflamatorios, la disfunción endotelial y la coagulabilidad de la sangre. Todo ello se traduce en mayor progresión de las placas de colesterol, con una mayor tendencia a romperse ocluyendo los vasos y generar infartos e ictus.

Pero existen otros contaminantes. Los metales como el plomo, el mercurio, el arsénico y el cadmio, relacionados desde hace tiempo con el desarrollo de cáncer, trastornos neuroconductuales y enfermedad renal, están relacionados también con un riesgo aumentado de enfermedad cardiovascular.

“En España ha habido cierta mejora en la calidad del aire en la última década, pero todavía estamos lejos de alcanzar las recomendaciones de la OMS”

P. En general, ¿tenemos buena calidad medioambiental en España?

R. Depende de los documentos que tomemos de referencia. La última revisión publicada de las guías de Calidad del Aire realizada por la OMS es más restrictiva con las concentraciones de contaminantes recomendadas en el ambiente que las guías previas y que las guías europeas.

Esta actualización realizada por la OMS va de la mano de la evidencia científica que indica que no existe umbral a partir del cual la contaminación atmosférica es dañina, sino que mínimas concentraciones de contaminantes en el ambiente ya se asocian a mayor morbimortalidad cardiovascular.

Si bien en España ha habido cierta mejora en la calidad del aire en la última década, todavía estamos lejos de alcanzar esas recomendaciones.

P. ¿Qué ciudades son las más sanas considerando el aire? ¿Qué características tienen estas ciudades?

R. Todas las regiones, excepto Canarias, Murcia y La Rioja, han logrado disminuir entre 2010 y 2020 la concentración media anual de PM2.5. Sin embargo, la revisión a la baja (hasta los 5 microgramos/m3) del valor límite de concentración anual recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace que todas las comunidades lo rebasen. En cuanto a las PM10 (partículas de tamaño inferior o igual a 10 micras), únicamente Extremadura, Navarra y Aragón se sitúan por debajo del límite recomendado por la OMS. De hecho, en Canarias y Galicia se ha incrementado la concentración media anual de estas partículas.

En Europa hay más de 300.000 muertes anuales por cardiopatía isquémica relacionadas con la contaminación”

P. ¿Cómo afecta la calidad del aire a los enfermos cardiovasculares?

R. Se estima que entre el 40 y el 80% de los efectos nocivos de la contaminación afectan al sistema cardiovascular, no sólo influyendo como desencadenantes de enfermedades cardíacas, sino que también intervienen en su desarrollo.

Se ha relacionado la exposición a las partículas más pequeñas (PM 2.5) con la cardiopatía isquémica, tanto como desencadenantes de infartos de miocardio como con el desarrollo de placas de ateroma coronarias. En la misma dirección, en los días con más contaminación se han observado más episodios de muerte súbita.

Se estima que en Europa hay más de 300.000 muertes anuales por cardiopatía isquémica relacionadas con la contaminación. La contaminación ambiental además se ha asociado a fibrilación auricular e insuficiencia cardíaca, y se ha relacionado incluso con los ingresos por disecciones de aorta y la génesis de cardiopatías congénitas.

P. ¿Qué datos hay a nivel mundial?

R. Se calcula que un 24% de la carga mundial de morbilidad y un 23% de la mortalidad son atribuibles a factores medioambientales. Lo que supone 12,6 millones de muertes cada año respecto a la población mundial. En los países desarrollados aproximadamente el 20% de las infecciones respiratorias son atribuibles a causas ambientales y en los países en desarrollo ese porcentaje alcanza un 42%.

P. Si vivimos en una gran ciudad, ¿qué podemos hacer para minimizar el riesgo?

R. Es necesario la colaboración de todos para minimizar el riesgo. A nivel individual es importante mejorar y cambiar las alternativas de transporte particular y colectivo con el objetivo de reducir las emisiones de gases contaminantes. Pero también es importante reducir la exposición a contaminantes en nuestro hogar. Mejorar la eficiencia energética de nuestra casa y realizar un uso de la energía razonable. Reducir nuestra huella de carbono y colaborar con la protección medioambiental.

“Usemos transporte público para reducir la contaminación y evitemos los productos tóxicos en nuestro hogar”

P. Hay personas que hacen ejercicio al atardecer, pero dicen que la calidad del aire es peor por la noche. ¿Es bueno hacer running por la ciudad?

R. Los beneficios para la salud del deporte superan el impacto negativo de la exposición a la contaminación del aire. Pero cuando la calidad del aire es mala, estos efectos positivos se reducen, e incluso puede resultar contraproducente hacer ejercicio al aire libre. Se recomienda por tanto planificar nuestra ruta, consultar la calidad del aire y evitar las horas con niveles de tráfico pico. Pero es importante recordar que ir a hacer deporte por el campo realizando el trayecto en coche también contamina.

P. ¿Podemos compensar la calidad del aire con salidas al campo o purificadores en casa?

R. El nivel de contaminación del aire que respiramos en nuestras casas puede estar más contaminado que el aire en una calle urbana.

Debemos pensar en disminuir la contaminación del aire interior en nuestros hogares. Habitualmente, si realizamos una ventilación regular y evitamos productos tóxicos para nuestra salud, no es necesario instalar ningún dispositivo purificador.

En caso de necesidad especial, como las alergias o el asma, existe una gran variedad de aparatos que limpian el aire mediante sistemas de filtración que atrapan los gases y las partículas en suspensión.

P. Respecto a hábitos de vida, ¿hay otras recomendaciones?

R. Lo primero es incorporar el conocimiento del impacto de la contaminación en las enfermedades cardiovasculares. Por eso el esfuerzo formativo que se lleva realizando en los últimos meses.

Y en paralelo actuar desde todos los ámbitos científicos, poblacionales y preventivos, trabajando desde diferentes organizaciones en estrategias de prevención en Salud Pública, colaborando en el desarrollo de medidas poblacionales y guías de prevención cardiovascular.

P. ¿Son conscientes las instituciones públicas de la situación?

R. Existe una gran preocupación al respecto y se está trabajando desde distintos organismos oficiales, así como desde sociedades científicas como la SEC creando el grupo de trabajo SEC-FEC verde. A finales del 2021 se presentó el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente 2022-2026 dirigido a la ciudadanía y a profesionales, que tiene el objetivo de abordar los riesgos para la salud derivados de los factores ambientales y sus condicionantes. La prevención a largo plazo de las enfermedades cardiovasculares relacionadas con la contaminación solo se puede lograr a través de intervenciones respaldadas por el gobierno a escala social, que controlen la contaminación y fomenten una transición rápida a energía limpia. Estas acciones van a reducir el ritmo del cambio climático produciendo un doble beneficio.

Medioambiente y calidad del aire

Todos debemos ayudar a cuidar el medioambiente y reducir la huella de carbono.

Cómo respirar aire más sano en casa

Los contaminantes del aire interior que más preocupan son el monóxido de carbono, el formaldehído, el benceno, los óxidos de nitrógeno, el naftaleno, el humo ambiental de tabaco, el radón, el plomo y los plaguicidas organofosforados.

Pero no hace falta ser expertos en química. En general, debemos usar de productos de limpieza que no sean tóxicos o que sean hipoalergénicos, incluyendo los cosméticos, y por supuesto se debe evitar fumar.

Además, aunque el aire exterior siempre acaba entrando al interior de nuestros edificios y con él las partículas dañinas para la salud, es importante renovar el aire abriendo las ventanas unos minutos.

Si queremos ir más allá y garantizar un aire limpio y sin partículas nocivas, las opciones son:

  • Utilizar sistemas de renovación del aire: estos sistemas aseguran la entrada de un aire de buena calidad y evitan la perdida de energía. Permiten la salida del aire viciado a medida que entra aire limpio sin partículas nocivas.

  • Evitar pérdidas de temperatura con un buen aislamiento de ventanas y carpintería exterior.

  • Instalar sistemas de purificación del aire que hacen el aire más saludable deshumidificando o reduciendo los gérmenes, alérgenos y partículas en suspensión, absorbiendo olores y componentes químicos.

Cómo se realiza el índice WAQI

La calidad del aire se mide controlando la tipología y el tamaño de material particulado que hay en suspensión, donde encontramos partículas PM2,5, que procede de los coches, y partículas PM10, de material de la industria y de combustión, así como ozono ( O3 ), dióxido de nitrógeno (NO2 ), emisiones de dióxido de azufre ( SO2 ) y monóxido de carbono (CO).

Las partículas con tamaño inferior a 2,5 micras conocido como PM2,5 son las más relevantes y peligrosas si hablamos de contaminación, porque pueden penetrar profundamente en los pulmones y poseen riesgos significativos para la salud. Las partículas de tamaño comprendido entre las 2,5 y las 10 micras (PM10), no llegan a las vías profundas y suelen expulsarse a través de las mucosidades o de la tos.