El mito de 'la esfinge' Leyendas del cine Greta Garbo, ambigua, enigmática... ¿incestuosa?

La Garbo rompió los cánones de belleza del Hollywood de su época: ella era plana, de tobillo grueso y caderas anchas. Y seductora, misteriosa, andrógina... arrebatadora. Su sexualidad ambigua y su obstinado retiro del cine a los 36 años acrecientan el halo de estrella de este bellezón que parecía de acero. Por algo “la esfinge” fue su apodo.
Tenía unos ojos grandes y almendrados, como de mosaico bizantino; una nariz recta y obstinada; una boca de labios prietos, con un leve mohín de hastío o pesadumbre, y un rostro de gélido mármol que escondía una sonrisa difícil y milagrosa como una dádiva. Pero antes de convertirse en aquella esfinge celosa de su misterio, rehén de sus rarezas y de sus pasiones indescifrables, Greta Lovisa Gustafsson fue una muchacha desgarbada y no excesivamente bella, con una cualidad levemente andrógina que con los años se convertiría en su signo distintivo.

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