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Gérard Depardieu, la caída de un gigante. ¿Qué hay detrás de la polémica que divide a Francia?

Acusado de violación y acoso sexual

Gérard Depardieu, la caída de un gigante. ¿Qué hay detrás de la polémica que divide a Francia?

¿Vidas paralelas? El actor en 'Bienvenido a Nueva York', película inspirada en el caso de Dominique Strauss-Kahn, el influyente político galo detenido por abusos sexuales

Ya no es que sea grosero y obsceno. Ahora lo acusan de violación y acoso. Y en octubre se enfrentará a un juicio por presuntas agresiones sexuales a dos mujeres. Sin embargo, el comportamiento de Gérard Depardieu sigue dividiendo a los franceses. El 'affaire' sacude los cimientos de la República.

Viernes, 26 de Enero 2024

Tiempo de lectura: 11 min

Cómo se encuentra Gérard Depardieu? «Mal, ¿cómo se va a encontrar?», responde un amigo que no quiere que se diga su nombre. No hay muchas personas próximas al actor que quieran hablar estos días. Todos tienen la sensación de caminar sobre un campo minado. «Tenía que pasar en algún momento», cuenta el amigo. «Gérard es una persona sin filtros. Alguien que constantemente dice en voz alta lo que otros solo ocasionalmente piensan en voz baja. No tiene límites. Ni al comer ni al beber ni al hacer comentarios inapropiados».

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«A veces soy un inocente. A veces soy un monstruo». Pese su acusación de violación y acoso sexual y sonadas polémicas y salidas de tono, muchas francesas y franceses defienden al que consideran un mito nacional. Otros tantos ciudadanos no toleran su comportamiento y quieren expulsarlo de todos los escenarios o verlo en los tribunales.

El amigo habla regularmente con Depardieu; se conocen desde hace décadas. Y su preocupación por él viene de lejos. «Muchas veces le dije que, entre otras cosas, debería dejar de beber. No tuve éxito. Al final, Gérard siguió siendo un campesino francés, una figura de estatura casi medieval: tosca pero veraz. Y esa sinceridad y sencillez es lo que siempre me gustó de él, eso es lo que lo diferenciaba de los demás».

Esta conversación tiene lugar a principios de enero. El gran debate sobre Depardieu lo ha desencadenado un documental que está dividiendo a Francia en dos bandos. Uno defiende con vehemencia al actor como héroe nacional de las acusaciones de violación y agresión sexual. El otro lo conforman aquellos que ya no toleran su comportamiento y quieren expulsarlo de todos los escenarios o verlo en los tribunales.

«Lo vi poner sus manos en las nalgas de mujeres, tocar sus senos, sus genitales mientras bromeaba. Hablaba todo el día de coños y nadie decía nada»

El primer bando incluye a la familia Depardieu y a la actriz Carole Bouquet, con quien mantuvo una relación durante diez años. También incluye al presidente Emmanuel Macron, que en una entrevista televisiva poco antes de Navidad defendió a Depardieu. Más de cincuenta cineastas y otras celebridades hicieron lo mismo, incluida Carla Bruni, la actriz Charlotte Rampling y el director Bertrand Blier, que expresaron su solidaridad con Depardieu en un artículo de opinión.

El otro bando incluye a las mujeres más jóvenes y feministas del país, así como a la ministra de Cultura francesa, Rima Abdul Malak, que quiere estudiar si se puede despojar al actor de la Legión de Honor. También se encuentra entre sus filas la actriz Sophie Marceau y todos aquellos que dicen haber tolerado en silencio las coces verbales de Depardieu durante años.

Se trata de una guerra cultural que, como todos los debates relacionados con el #MeToo, golpea a Francia con especial virulencia. Porque no se trata solo de las víctimas, de las mujeres acosadas y atacadas, sino también del miedo a tener que renunciar a libertades sexuales conquistadas con mucho esfuerzo. Que ya no se les permita a los franceses el juego de la seducción y que tengan que ceder al movimiento woke venido de Estados Unidos.

«La fiebre de enviar cerdos al matadero»

Son principalmente los iconos femeninos de los años setenta y ochenta quienes se oponen al movimiento #MeToo en Francia. Actrices exitosas, a menudo de izquierdas, las cuales representan un feminismo del siglo XX que consistía sobre todo en afirmarse en un mundo de hombres. Catherine Deneuve es una de ellas, al igual que la escritora Catherine Millet. No quieren que se les vuelvan a imponer barreras. Se niegan a asumir el papel de víctima, lo que perciben como un paso atrás. Definen la libertad sexual de manera tan integral que asumen el posible acoso como parte de esta libertad. Cualquiera que sea fuerte no puede ser una víctima. Es una visión muy francesa del asunto y ni en Estados Unidos ni en España existe una posición similar.

'La cobra'. Aunque varias de ellas, como Isabelle Huppert (arriba), hayan tenido que esquivar los 'envites' de Depardieu, actrices consagradas como Carole Bouquet (abajo), que fue pareja del actor durante diez años, o como Catherine Deneuve (a la derecha) son algunas de sus principales defensoras. Cuestionan el nuevo feminismo porque rechazan ser presentadas como víctimas del heteropatriarcado./ Getty Images.
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Hay mucha resistencia al movimiento #MeToo por parte de los círculos progresistas franceses. Cuando el caso Harvey Weinstein empezó a ocupar titulares, Millet y Deneuve publicaron un artículo en el que se pronunciaban contra cualquier forma de puritanismo. «Esta fiebre de enviar cerdos al matadero no ayuda a las mujeres a ser autónomas, solo sirve a los intereses de los enemigos de la libertad sexual», escribieron.

Ahora Millet, junto con otras cincuenta celebridades, ha firmado otra carta: una desafiante declaración de amor por Depardieu. «No podemos ni queremos prescindir de él», decía el breve texto. Unos días después, la mayoría de los firmantes se distanció de la declaración –entre ellos, Carole Bouquet y Nadine Trintignant– al descubrir que el texto lo había escrito un amigo del político de extrema derecha Éric Zemmour. Nadie se había dado cuenta.

Una actriz, hija de unos amigos de Depardieu, denuncia que la violó en 2018. Él dice que fue sexo consentido. Ella tenía 22 años y pesaba 37 kilos. Era anoréxica

Por teléfono, Millet, que ahora tiene 75 años, dice que ve surgir un nuevo macartismo en el caso Depardieu. Como ocurrió con el senador Joseph McCarthy en los Estados Unidos en los cincuenta, está a punto de iniciarse una nueva cacería. Esta vez no contra los comunistas, sino contra una persona que, sin duda, se comporta de forma abusiva de vez en cuando. «Pero eso es todo lo que sabemos hasta ahora».

Este héroe nacional era considerado por la mayoría de los franceses como un poco loco y excesivo, pero nada deslucía su brillo. Las mujeres, especialmente las asistentes y técnicas jóvenes, que se quejaban de que les ponía una mano en el trasero, eran ridiculizadas. Sin embargo, el año pasado empezó a levantarse la supuesta inmunidad de Depardieu. El cambio lo propició la emisión del documental La chute de l'ogre el 7 de diciembre por el canal de televisión estatal France 2.

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La tragedia de su hijo. Depardieu cuenta en su autobiografía su dura juventud, en la que llegó a prostituirse. Pero tampoco su hijo Guillaume lo tuvo fácil. Era toxicómano desde adolescente, pasó tres años en prisión por tráfico de heroína, sufrió depresión y acabó muriendo en 2008, a los 37 años, de neumonía. Depardieu —que en 2013 se nacionalizó ruso y en 2022 emiratí— tiene otros tres hijos. | Shutterstock.

En la filmación se muestra la extraña afición que ha desarrollado Depardieu por los dictadores. Entre 2015 y 2018 viajó a Corea del Norte con su amigo el escritor y director Yann Moix. Del proyecto de hacer una película sobre el país, solo sobrevivieron 18 horas de rodaje que permanecieron olvidadas en el sótano de una productora durante años. Hasta que alguien recordó esas grabaciones.

En el documental solo se ven siete minutos del metraje, pero suficientes para la muerte del héroe. Los franceses han podido escuchar cómo se desenvuelve Depardieu; cómo habla constantemente, casi de forma obsesiva, de los genitales de su traductora coreana («creo que tiene un coño muy peludo»); cómo especula sobre los orgasmos de las mujeres que montan a caballo («se frotan el clítoris en el pomo de la silla y se corren muy duro»). Cuando se sube a una báscula en una escena, afirma: «Peso 124 kilos, pero, cuidado, cuando tengo una erección son 126 kilos». Depardieu se ríe como un demonio en ese momento.

Depardieu viajó a Corea del Norte para rodar un documental que muestra su extraña afición por los dictadores. En un momento, subido a una báscula, dice: «Peso 124 kilos, pero, con una erección son 126»

Carole Bouquet asegura que comportarse de manera grosera no es un delito penal. En lo cual tiene razón. Pero ese ya no es el punto. Ahora hay dos denuncias contra el actor. La actriz francesa Charlotte Arnould lo acusó de dos violaciones en 2018; la periodista española Ruth Baza dice que la violó después de una entrevista en 1995. Aunque todavía no se han verificado ambas acusaciones, lo cierto es que las imágenes de Depardieu en Corea respaldan todas las acusaciones de sexismo que se hacen en su contra.

En una de las escenas, Depardieu alardea de tener una polla de madera: «Tengo una viga en la ropa interior», le dice a su traductora. En otra secuencia elogia el vestido de la coreana: «Casi puedo ver sus braguitas». La mujer dice que siempre es un honor que monsieur Gérard se fije en ella... Recordemos que estamos en Corea del Norte.

Depardieu nació en 1948 en la pequeña localidad de Châteauroux y fue el tercero de seis hijos. Su madre no lo quería, escribió en sus memorias de 2014. Intentó provocarse un aborto con una aguja de tejer, pero no lo logró. «Luché contra los pinchos y lo logré. Salí, feliz de estar vivo». Esto crea el primer mito del héroe: Depardieu, una persona que tuvo que luchar por sobrevivir incluso antes de nacer.

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De Dantón a Óbelix. Mito vivo del cine francés, Depardieu comenzó su carrera en los 70, ha rodado casi 200 películas y —menos el Oscar, al que estuvo nominado— ha obtenido todos los grandes premios: César, Globo de Oro, Venecia, Cannes... Alternó cumbres del cine como Dantón, Todas las mañanas del mundo, Novecento o Cyrano de Bergerac, con grandes éxitos de taquilla como Matrimonio de conveniencia Astérix y Obélix contra César.

A esto lo sigue una infancia y una juventud en la pobreza. Pronto dejó de ir a la escuela y en su lugar vendió cigarrillos a los soldados de la base militar cercana y de adolescente se convirtió en prostituto. Cuando entraba en una tienda, robaba con una mano y se masturbaba con la otra, escribe. También fue a prisión por robar un coche. «A veces soy un inocente, a veces un monstruo», cuenta en sus memorias. «No me interesa nada intermedio. Todo lo que se mueve entre estos dos polos está corrupto. Solo los inocentes y el monstruo son libres».

Hay una película temprana con Depardieu que anticipa las acusaciones de hoy. En Les valseuses (traducido al español como Los rompepelotas), el actor interpreta a un joven de 1974 que acosa a las mujeres. La película se convierte en un éxito gigantesco. Depardieu, que anteriormente había actuado en teatros de bulevar, se transforma en una estrella. De repente, François Truffaut y Alain Resnais quieren trabajar con él.

Hay algo seductor y auténtico en la interpretación animal de Depardieu. Hasta entonces, el cine francés había sido una cuestión de intelectuales; Depardieu lo enriquece con un nuevo ingrediente: el tipo grosero de la cuneta.

Al principio, las actrices se quejaron del comportamiento de la nueva estrella. Isabelle Huppert y Sophie Marceau hablaron públicamente de su comportamiento. En el caso de Marceau, muchos miembros del equipo de filmación se volvieron contra ella: «Como todos se reían con él, todos lo aplaudían».

Depardieu niega con vehemencia todas las acusaciones, especialmente la violación. El pasado octubre escribió en una carta abierta en el diario Le Figaro: «No soy ni un violador ni un depredador». Poco después, la actriz francesa Anouk Grinberg declaró a la revista Elle que había decidido romper años de silencio. Confesó que «lo vi poner sus manos en las nalgas de mujeres, tocar sus senos, sus genitales mientras bromeaba. Hablaba todo el día de coños y nadie decía nada», afirmó.

Cuando el periodista le preguntó si, en su juventud, había participado en una violación, Depardieu respondió: «Sí, pero, dadas las circunstancias, era normal. Eso fue parte de mi infancia»

Esta no es la primera vez que acusaciones de agresión sexual amenazan la carrera de Depardieu. En 1991 triunfó en los Globos de Oro con dos filmes. Recibió el premio por su papel en Green card junto con Andie MacDowell, y por Cyrano de Bergerac ganó el galardón a la mejor película en lengua extranjera. Ambas estuvieron nominadas al Oscar, hasta que la revista Time publicó un perfil del actor el 4 de febrero de 1991. En él, el periodista Richard Corliss informa sobre la juventud de Depardieu. Y cita una entrevista que le hizo trece años antes. Cuando le preguntó entonces si había participado en una violación, Depardieu respondió: «Sí, pero, dadas las circunstancias, era normal. Eso fue parte de mi infancia».

Una afirmación que luego desmentiría y explicaría como un error de traducción. Pero, en los Oscar, la cinco veces nominada Cyrano solo recibió el premio al mejor vestuario; y Green card únicamente se alzó con la estatuilla al mejor guion. Ya entonces un asesor del presidente François Mitterrand se quejaba de que solo se trataba de una «vil acusación». Esta vez ha sido Macron el que ha roto una lanza por el actor. Denunció la caza de una persona que, como todos, debe presumirse inocente. Macron reprendió públicamente a su ministra de Cultura, Rima Abdul Malak, por plantear que se le retirara la Legión de Honor.

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'Charme' rural. Un amigo del actor, con el que se conocen desde hace décadas, explica: «Gérard siguió siendo toda su vida un campesino francés, una figura de estatura casi medieval: tosca pero veraz. Y esa sinceridad y sencillez es lo que siempre me gustó de él, eso es lo que lo diferenciaba de los demás».

Nada dijo sobre las mujeres que acusan a Depardieu de acoso sexual y violación. No está claro qué llevó al presidente a expresar su solidaridad con Depardieu. ¿Quería hablar con esa parte de su electorado que ya estaba harta del hecho de que incluso Depardieu, el monstruo venerado, debería ser ahora sacrificado a la corrección política? ¿O simplemente quería poner fin a los rumores de una crisis de Gobierno abriendo un nuevo debate colateral?

El resultado es que las francesas están que trinan. Solo el 31 por ciento está de acuerdo con las declaraciones del presidente. «No entendí por qué Macron hizo eso. ¿Por qué no dijo simplemente que Depardieu tiene derecho a la inocencia? Habría sido suficiente», afirma Violaine de Filippis, abogada de 35 años y portavoz de la organización Osez le Féminisme!

La activista se queja de los pocos avances en términos de igualdad para las mujeres en la sociedad francesa. En la actualidad, solo el uno por ciento de todas las violaciones denunciadas resulta en una condena, dice De Filippis. Cada departamento de investigación de drogas tiene más recursos a su disposición que los agentes de Policía que investigan casos de violación.

La denuncia penal de la joven actriz Charlotte Arnould, que afirma haber sido violada por Depardieu en 2018, inicialmente no iba a seguir adelante por falta de pruebas. Solo un segundo informe en diciembre de 2020 dio lugar a la reapertura del procedimiento. Arnould es la hija de unos amigos de Depardieu. En agosto de 2018 visitó al actor en su casa de París. Tenía entonces 22 años y padecía anorexia, pesaba solo 37 kilos. Se dice que las imágenes de videovigilancia muestran a Depardieu tocándole los senos y los muslos y luego caminando con ella a otra habitación, donde ya no había cámara de vídeo. El actor dice que tuvo relaciones sexuales consentidas con ella. Arnould afirma lo contrario.

La investigación aún está en curso pero ya se ha fijado fecha para el juicio en octubre contra el actor por otras acusaciones: haber agredido a dos mujeres durante dos rodajes, uno en 2014 y otro en 2021.


© Der Spiegel