Domingo, 27 de Febrero 2022, 01:26h
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Uno de los colosos se acerca atravesando las tranquilas aguas con su enorme boca abierta de par en par. «¿Dónde te habías metido?», le pregunta Lorene de Guzmán desde su pequeño bote de madera. Conoce muy bien a este ejemplar especialmente grande. Y llevaba semanas sin verlo. De Guzmán deja caer al agua un puñado de cangrejos y raspa con cuidado los depósitos que se han formado sobre la piel del animal. «Has debido de viajar muy lejos…». Todas las mañanas, De Guzmán se introduce con su bote en el mar y da de comer a los gigantes que frecuentan las costas de su hogar, al sur de la isla filipina de Cebú.
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