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Una momia bajo el escáner

El verdadero rostro de Tutankamón: múltiples taras fruto del incesto

Su espléndida máscara mortuoria y la riqueza encontrada en su tumba distraen en ocasiones de la verdadera figura de Tutankamón, un faraón muy joven, fallecido con 18 años, de apenas 1,65 metros de altura y aquejado de múltiples problemas físicos, posiblemente derivados del incesto a través de las generaciones. La reconstrucción en 3D a partir del escáner de la momia y las pruebas de ADN nos muestran el verdadero rostro del personaje que ahora hace 100 años se “reveló” al mundo.

Lourdes Gómez

Martes, 01 de Noviembre 2022

Tiempo de lectura: 7 min

Hijo de dos hermanos, que a su vez eran hijos de faraones emparentados entre sí, y así durante generaciones, en el convencimiento de que reproduciéndose entre ellos preservarían la pureza de la sangre. Tutankamon es un ejemplo claro de las malformaciones que se derivan de la consanguinidad, pero sus taras no desalentaron a su familia de seguir practicando el incesto. Su padre, que ya tenía muchas de las malformaciones que él padeció, se casó con Nefertiti primero, y con una de las hijas que tuvieron en común, después. Otra de sus hijas se casó con su abuelo, el padre de Nefertiti... y así, hasta que desaparecieron.

Tutankamón fue un faraón breve y habría pasado inadvertido de no haberse encontrado su tumba casi intacta el 4 de noviembre de 1922 en el Valle de los Reyes. La expedición de Howard Carter, que llevaba años en Luxor buscando una tumba faraónica que hubiera sobrevivido a los saqueos, halló aquel día un agujero que acabaría llevándolos a la fastuosa tumba del 'faraón niño, llamado así porque nombrado faraón con 8 o 9 años y murió con 18 o 19.

Tutankamón era hijo de Akenatón, un faraón muy impopular entre los egipcios por haber perdido guerras y territorios tan importantes como Siria. Tampoco fue muy popular su decisión de instaurar el monoteísmo, el culto a un solo dios: Atón, rey del Sol, para lo que construyó una capital, Amarna. Pero el pueblo lo culpó de las derrotas bélicas y, con él, a Atón. Tutankamón tuvo que volver al politeísmo y dejó Amarna para instalarse en Tebas –hoy, Luxor–, donde reinaría por poco tiempo.

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La cabeza deformada. Tutankamón tenía un deformación en la cabeza que también se aprecia en la momia de su padre. Según los expertos, sería una consecuencia más del incesto generacional.

Tutankamón llegó al trono, 'por casualidad'. La gran esposa de Akenatón fue Nefertiti, pero solo tuvieron hijas, seis. Y tenían prioridad los varones, así que heredó Tutankamón, hijo de una segunda esposa, cuya momia, conocida como ‘la dama joven’, se identificó en 2010. El ADN de esa momia demostró que, además de esposa de Akenatón, era su hermana. Akenatón también se casó con una de las hijas que tuvo con Nefertiti. El incesto era habitual entonces para –creían ellos– preservar la pureza de su sangre. Tutankamón también se casaría con una medio hermana, Anjesenamón, hija de Nefertiti.

El malo de la película

Al ser Tutankamón un niño cuando llegó al poder quien gobernaba en realidad era su consejero, Ay, que era el padre de Nefertiti y el ‘malo’ de la película. Ay ya había servido a Akenatón; controlaba el palacio. La muerte prematura de Tutankamón le dio la oportunidad de ser faraón él mismo. Pero para lograrlo tenía que darse prisa y aprovechar que su gran rival, el general Horemheb, estaba lejos luchando en una guerra. Por eso Ay enterró a Tutankamón precipitadamente y se casó enseguida con su viuda, que era la nieta de Ay. Logró ser faraón pero murió cuatro años después, y le sucedió en el trono Horemheb, que gobernó 27 años. Tras él, llego Ramses II, quien se ocuparía de borrar todo rastro de sus antecesores.

Asesinado o muerto en combate, las teorías sobre el fallecimiento de Tutankamón son variadas y, aunque el egiptólogo Zahi Hawass lo tiene claro: «Tutankamón no murió asesinado ni en combate. Tuvo un accidente en una cacería. El agujero que hay en su cabeza era para introducir el líquido de la momificación», los expertos utilizan la reproducción 3D para conocer más detalles sobre la fisiología y enfermedades del faraón.

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La máscara espectacular.La máscara funeraria de Tutankamón pesa once kilos y mide 54 centímetros de alto. Es de oro, el material del que estaba hecha la carne de los dioses, según los antiguos egipcios, y de lapislázuli, un azul intenso que sería el color del cabello de las divinidades.

¿Golpe criminal o caída desafortunada?

La momia tenía un golpe en la cabeza que impulsó la teoría del asesinato, pero los distintos escáneres han demostrado que solo se trata de un agujero usado para la momificación.

Uno de los datos llamativos es que la momia de Tutankamón no tiene corazón (normalmente se quitaban todas las vísceras para momificar, pero se dejaba el corazón). Se especula con que estuviese destrozado como consecuencia de que un carruaje le hubiese pasado por encima en un combate y que en ese escenario hubiese muerto. Pero no parece muy probable que con sus taras físicas pudiese combatir. Lo que sí se sabe es que salía en el carruaje a cazar.

Tutankamón tenía un pie deformado, lo que explica que en su tumba apareciesen 130 bastones. También tenía escoliosis y sufrió malaria. Eso, junto con una herida en la rodilla, avalan el accidente como causa de la muerte.

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Víctima de las prisas. Cuando Howard Carter quiso quitar la máscara mortuoria se encontró con que estaba adherida a la cabeza, prueba de que la momificación había sido precipitada.

La momia tiene gran parte de los huesos de la parte superior fracturados, pero se rompieron al quitar la máscara mortuoria. La momificación, que duraba 70 días, se hizo de forma precipitada, en menos tiempo del necesario, y por eso la máscara estaba adherida. Carter llamó a los mejores expertos británicos para quitarla sin dañar la momia, pero al final hubo que usar la fuerza.

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¿Un trastorno hormonal?Algunas de las estatuillas encontradas en la tumba de Tutankamón alentaron la teoría de que era, en origen, para una mujer, porque se representaban cuerpos con pechos y caderas anchas. Pero al padre de Tutankamón también se lo representaba así, lo que sugiere un trastorno hormonal genético.

Tutankamón tenía una deformación en la cabeza. Podía ser intencionada; en algunas culturas se forzaba la forma por razones estéticas cuando eran bebés. Pero los expertos se inclinan por que fuese una patología, que también tuvo su padre. Tenía también las caderas anchas y ginecomastia (mamas grandes) debido a un trastorno hormonal.

Algunas esculturas de su tumba con esas formas dieron lugar a la teoría de que la tumba era en realidad para una mujer, quizá su hermanastra Meritatón, que pudo aspirar a gobernar al ser la primogénita. Pero era algo genético: al padre de Tutankamón se le representaba con las mismas formas femeninas.

La teoría de que la tumba de Tutankamón era en realidad la destinada a su hermanastra no son descabelladas. Se habrían usado la tumba y el ajuar funerario preparados para el enterramiento de la princesa Meritatón porque la muerte del faraón niño se produjo de forma precipitada e imprevista y Ay, el padre de Nefertiti, que quería hacerse con el trono, aceleró el entierro para no dar tiempo a sus rivales a oponerse. Otra razón que se esgrime al defender esta teoría es que la misma máscara funeraria de Tutankamón no tienen ningún parecido con el faraón; en realidad podría ser la máscara de una mujer.

Egipto en cinco faraones

Keops, las pirámides y el cambio climático

2589- 2566 A.C.

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El reinado de Keops –que da nombre a la Gran Pirámide Giza– marca el máximo esplendor de los faraones; y las pirámides, una escalera hacia la vida eterna, son muestra de ese poder. El último gran faraón del Imperio Antiguo fue Pepy II, que gobernó del 2255 al 2165. Después de él llegó la anarquía a un país agotado y sin recursos. Recientes estudios señalan que aquella crisis se debió a un cambio climático que convirtió en desierto lo que era sabana (de ahí que los jeroglíficos dibujen antílopes, monos y otros animales de la sabana) y redujo su ‘despensa’ a los estrechos márgenes del Nilo.

Hatshepsut, la reina faraón y el feminismo

1490-1468 A.C.

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Hatshepsut no fue la única reina-faraón (hubo al menos otras tres), pero es la más conocida. Debía suceder en el trono a Tutmosis I, su padre, pero los ‘poderes fácticos’ de palacio conspiraron para que heredase un hijo varón de una esposa secundaria: Tutmosis II. Y la obligaron a ella a casarse con él, su medio hermano. Lejos de conformarse, convenció a los sacerdotes para revertir la situación. Tutmosis II murió pronto y, aunque heredó Tutmosis III, el hijo de una concubina, Hatshepsut logró asumir la regencia y finalmente se autoproclamó faraón. Se hizo representar como un hombre, con la barba postiza.

Ramsés II, el megalómano lujurioso

1279-1213 A.C.

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Ramsés II es el faraón más conocido porque construyó enormes templos en su honor y, además, colocó su rostro en miles de estatuas que antes representaron a sus antecesores. Conocido como el rey guerrero, a los 16 años ya mandaba sobre el ejército (además de estar casado y tener cuatro hijos). Recuperó los territorios de Siria que había perdido Akenatón, el padre de Tutankamón, asegurando la prosperidad. Tuvo decenas de esposas (la gran esposa real fue la bella Nefertari) y concubinas y tuvo cientos de hijos. Lo sucedió Merenptah, su decimotercer hijo, porque los mayores habían muerto. Ramsés II gobernó 66 años.

Cleopatra, la caída del Imperio egipcio

51-30 A.C.

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Cleopatra –una mujer educada por su padre, Ptolomeo II, para gobernar– tuvo que hacerlo en una corte donde los asesinatos estaban a la orden del día. Así que para sobrevivir se alió con el poder emergente, Roma. Y lo hizo convirtiéndose en amante de Julio César, primero, y de Marco Antonio, después. Aunque en la única imagen que se conserva de ella es más parecida a Angelica Huston que a Elizabeth Taylor, su poder de seducción le sirvió para reinar 20 años (aunque ya sin el poder de los faraones). Pero, muerto Marco Antonio, Octavio decidió acabar con ella. Y Cleopatra se anticipó quitándose la vida. Egipto pasó a ser una provincia más del Imperio romano.

Etiquetas: Antiguo Egipto