Viernes, 09 de Febrero 2024, 09:50h
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Contiene nuestra carta de esta semana un ejercicio de memoria. Sin otro adjetivo que el que a ese sustantivo más conviene: personal. La memoria es siempre ejercicio del individuo, aunque pueda estar en sintonía con otros. Nunca es fidedigna, y menos aún exacta. Lo que recordamos lo recreamos, aunque no queramos hacerlo. Si hay o puede haber tal cosa como una memoria colectiva, solo puede surgir como mosaico hecho a partir de las teselas de las memorias individuales. Unas y otras se iluminan, se compensan y se perfilan recíprocamente. Por eso, y sobre todo cuando la memoria incluye el dolor, es tan importante zafarse de las abstracciones y de las militancias, que minimizan unos excesos y subrayan otros. Más memoria de las personas, con su verdad y su experiencia; menos memorias a la medida tortuosa del poder.
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