Tal vez ustedes, como yo, se hayan preguntado alguna vez qué mecanismos psicológicos hay detrás del proceso de creación. Qué pasiones, carencias, vivencias y extravíos guiaron, por ejemplo, los pinceles de Caravaggio, Lucien Freud o Francis Bacon; compusieron el Réquiem de Mozart o laten detrás de las portentosas obras de James Joyce, Charles Bukowski, Federico García Lorca o tantísimos otros. Se dice con frecuencia que debe separarse la vida de un creador de su obra y no juzgar la segunda a la luz de la primera. Sin embargo, a pesar de que algunos grandes artistas han tenido una vida ordenada y sin demasiados sobresaltos, lo cierto es que es bastante más habitual el caso contrario.
