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Nuestros lectores, conmocionados por la DANA de Valencia

Entre la indignación y la solidaridad

Nuestros lectores, conmocionados por la DANA de Valencia

Nuestro buzón de correo se ha llenado estos días con cientos de cartas llegadas desde Valencia y desde todos los rincones de España. Son cartas y mensajes de lectores que ponen en evidencia la desfachatez de quienes nos representan y la solidaridad de la sociedad civil. Reproducimos algunas de ellas.

Viernes, 08 de Noviembre 2024, 09:58h

Tiempo de lectura: 22 min

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+ COGIDO CON PINZAS

 ¿Por qué, en estas circunstancias, el agua, un simple vaso de agua, se convierte en un tesoro?

Los valencianos estamos viviendo una tragedia que ha volteado nuestras vidas. De golpe, sin previo aviso, ha quedado en evidencia nuestra fragilidad: desde la devastadora pérdida de vidas humanas y animales hasta el colapso de ese estado de bienestar en el que transcurría nuestra vida cotidiana. Lo que antes estaba al alcance de un interruptor o de un simple giro de manivela se ha desvanecido súbitamente, reemplazado por el barro que lo invade todo, nuestro propio chapapote. En este contexto, me detengo a reflexionar: ¿por qué, en estas circunstancias, el agua, un simple vaso de agua, se convierte en un tesoro? Y llego a la conclusión de que ese mundo que hemos construido, con todas sus comodidades, con todo lo que hace nuestra vida más fácil, está cogido con pinzas. Sin embargo, en medio de esta desolación ha brotado la esperanza: es la naturaleza misma del ser humano, que se levanta con coraje y solidaridad para enfrentar lo peor.

Miguel Angel Dasí Rodriguez. Valencia


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+ LAS TORMENTAS QUE YO VIVÍ

Quise yo calmar sus angustias con una frase: «Si nunca había pasado, tío. ¿Cómo podías saber tú lo que ha pasado?»

Barajonilla es un paraje de la pedanía de Olivares. Allí en una era, mi tío José y yo nos afanábamos en aventar una parva de lentejas. En lontananza, por el Gollizno asomaban unas nubes negras. «Viene tormenta», dijo mi tío. «Vamos tapar las lentejas con los aparejos del mulo y nos vamos al Quemao». Era un cortijo que había ardido y aún conservaba techumbres que resguardaban de aguaceros. Y empezaron a caer gotas gordas que en segundos se convirtieron en tormenta. No había más de 300 metros de distancia. Y en medio había una barranquera. Recuerdo a mi tío tirando del ronzal del mulo. El agua que me arrastraba. «¡¡Agárrate al rabo, al rabo del mulo!! ¡No te sueltes!», me gritaba. Y en un agónico esfuerzo, mi tío, el mulo y aquel niño de 13 años que era yo, salvamos el pellejo y la vida para poder contarlo. Ya en el Cortijo del Quemao, mi tío José decía que nunca había visto algo así. Se culpaba abrazándome de no haber dejado las lentejas y protegerme a mí primero. Quise yo calmar sus angustias con una frase: «Si nunca había pasado, tío. ¿Cómo podías saber tú lo que ha pasado?». Y a nuestro rescate, tiempo después, cuando pudo ser, apareció mi padre en el camino con ropa seca para cambiarnos y un paraguas negro bajo el brazo. Han pasado ya más de 60 años de esta historia. Hoy mis lágrimas y mi abrazo están con toda Valencia. Con todos los valencianos. Es ahora tiempos de abrazos, trabajos, ayudas y sentires sanos. Habrá tiempos, para saber y entender cómo se responde a situaciones que nunca antes habían pasado. Pues eso.

Juan de Dios Molina Suárez. Almuñécar


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+ CATÁSTROFE

También falló la formación, el que en escuelas y centros de trabajo no se enseñe cómo actuar ante emergencias como esta

Mientras el recuento de víctimas no cesa de crecer, los políticos se dedican a sacar tajada en medio del dolor y la indignación de los afectados: los responsables, echando la culpa a otros; los de la oposición, interpretando su pésima obra Cómo sacar rédito electoral de una catástrofe, y los ultras, Por fin apaleamos (de palo) al Presidente. Falló la información porque se avisó tarde a la gente de la amenaza meteorológica e hidrológica, ambas comunicadas al centro de coordinación bastante antes de las 20 horas. Pero también falló la formación, el que en las escuelas y en los centros de trabajo de las zonas inundables, que son muchas en España, no se enseñe cómo actuar ante este tipo de emergencia, porque si no podemos evitar los daños materiales que una DANA como la reciente ocasiona en viviendas, polígonos e infraestructuras creadas en zonas inundables a costa de los cursos de agua, al menos que se puedan salvar vidas.

José Miguel Grandal López. Los Alcázares (Murcia)


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+ AGUAS QUE ARRASAN, SOLIDARIDAD A FLOTE

A veces subestimamos a la madre tierra. El hombre, que siempre se cree superior, no espera respuesta a tantos desaires

La vida cambia en un instante. Lo estamos viviendo de cerca, una vez más, estos días tras la terrible DANA que ha azotado buena parte del Levante español. Con más de doscientos muertos, casi cien desaparecidos y un sinfín de familias que han perdido a conocidos, hogares, negocios y recuerdos bajo el agua, los que no podemos hacer otra cosa que rezar y aportar, desde lejos, un ínfimo granito de arena, esperamos noticias mientras nuestro corazón se encoge ante tanto dolor. Ya a primera hora del martes 29 las predicciones meteorológicas apuntaban lluvias que hacían activar el nivel rojo de alerta, pero, aun así, la vida transcurría con normalidad. No puede ser para tanto… «A lo largo de la tarde irá disminuyendo», pensábamos convencidos de que solo sería otro día lluvioso. ¡Qué equivocados estábamos! A media tarde, todo se desborda. Ríos, barrancos, arroyos. El agua reclama su lugar. Sin importarle nada ni nadie, busca su sitio, ese que siempre ha sido suyo. Las alertas que se deberían haber lanzado a primera hora de la mañana llegan tarde, demasiado tarde, cuando ya no hay escapatoria. En el coche, volviendo a casa, en el trabajo…. En casa. A veces subestimamos o incluso nos burlamos de la madre tierra. Ella, sumisa y paciente, soporta embistes y aberraciones en silencio. El hombre, que siempre se cree superior, no espera respuesta a tantos desaires. Edifica, descuida bosques, no limpia maleza. ¿Para qué? Sin embargo, a veces, los elementos de la naturaleza salen en su defensa, sin importar quién, dónde, cómo y cuándo. Recordándonos que no somos dueños, sino simples inquilinos. Y mientras los gobernantes insolidarios se echan la culpa los unos a los otros, es el propio pueblo quien ayuda al pueblo con largos senderos de solidaridad y empatía. Al final, cuando todo se desborda, lo único que nos salva es la humanidad que nos une y la esperanza de volver a levantarnos.

Sonia M. Bote Martínez. Almendralejo (Badajoz)


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+ HOY YA NO TENGO SONRISAS

Volvemos a darnos cuenta de que solo el pueblo salva al pueblo y que los más poderosos juegan al ping-pong con nuestras vidas

Me encuentro en el trabajo, atendiendo turistas que se encuentran en una realidad paralela, pidiendo un servicio decente con sonrisas y buenas caras. Trato de hacerlo y la jornada empieza así, pero no puedo olvidar que hoy nuestra ciudad no tiene sonrisas que regalar, nuestra ciudad hoy, llora, al ver la terreta destruida, con lamentos por las vidas perdidas, las casas inundadas y los recuerdos de una vida que el agua se ha llevado como si nada… Y es en este preciso instante en el que nos damos cuenta que nuestras vidas son insignificantes, que aquellos de arriba que se supone velan por la seguridad civil les importa bien poco lo que nos pase, y volvemos a darnos cuenta una vez más de que solo el pueblo salva al pueblo, que unidos hacemos más que separados, porque los más poderosos juegan al ping-pong con nuestras vidas. Hoy Valencia está inundada, y no solo por agua, sino por la tristeza y la desolación, hoy la nostra terreta ya no es de colores, es gris, no tiene brillo ni luz ni alegría... Sin embargo, estas situaciones esclarecen la inhumanidad de algunas personas y me parte el alma el egoísmo puro, la avaricia y el poco corazón de mucha gente. Se han perdido más de dos centenares de vidas humanas y vidas animales, hay personas que lo han perdido todo, su casa, su trabajo e incluso a sus familiares; hay mucha gente tratando de recomponerse tras esta tragedia, y nos encontramos con que hay personas (si es que se les puede llamar personas) lucrándose de esto mientras otras luchan por sobrevivir, resurgir e intentar recuperar su vida. Hay seres que se dejan llevar por su egoísmo y pisan a los demás. Y yo solo puedo decir que esto me parte el alma, me rompe el corazón al ver mi ciudad, la meua terreta, la meua València, destruida, devastada y ver a los valencianos perderlo todo, perder su vida… Por eso, hoy no tengo sonrisas que regalar, no tengo buenas caras, tengo el corazón roto en todas las personas afectadas. Y volverá, Valencia volverá a brillar como lo ha hecho siempre. La meua València, terra de flors, llums i colors, tornaràs a brillar.

Carmina Pastor Suñer. Valencia 


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+ A MERCED DE LAS AGUAS

Desde que se tienen registros (1238), las tierras valencianas han sufrido decenas de riadas destructivas y trágicas

La relación de los valencianos con el líquido elemento siempre ha sido conflictiva y extrema. Los romanos nos llamaron Valentía Edetanorum, por la fuerza y el valor de sus gentes. Habría que añadir más adjetivos: sufridos, resistentes, ninguneados, resilientes e indignados. Desde que se tienen registros (1238), las tierras valencianas han sufrido decenas de riadas destructivas y trágicas; no sólo en la capital, sino en múltiples pueblos de las comarcas atravesadas por los ríos Túria, Júcar, Magro, Palancia, Mijares… Sabemos desde antaño que las lluvias, en esta época, son tormentosas y extraordinarias; y que el resto del año, esos ríos, barrancos y ramblas llevan escasos o nulos caudales. Si durante largas temporadas, no se producen grandes avenidas, seguimos construyendo viviendas en zonas naturales inundables. Si a ello le añadimos el cambio climático que aumenta la climatología extrema, deberíamos ser más previsores y cautos antes de construir en ciertas zonas. Nuestra capital, gracias al Plan Sur, ha evitado una tragedia sin precedentes, pero ¿qué pasa con los pueblos que no tienen ninguna protección ante estas avenidas extremas? Me temo que esta riada, con sus pérdidas humanas irreparables y cuantiosos daños materiales, no será la última. Nuestras vidas siguen a merced de las aguas…, y de los poderes públicos y privados más pendientes de sus intereses que de la protección de los sufridos ciudadanos.

Víctor Calvo Luna. Valencia 


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+ UN PROTOCOLO DE EMERGENCIAS CLARO

Me ha sorprendido que el Presidente de la Comunidad contradijese en sus declaraciones el Plan territorial de emergencias 

En el Plan territorial de emergencias de la Comunidad Valenciana se indica claramente que las actuaciones ante una emergencia (hasta un nivel 2), como es el caso de las inundaciones que se han producido en los últimos días, se decidirán en el Centro de Coordinación Operativa; que este Centro será dirigido por  la persona titular de la conselleria competente en materia de protección civil y emergencias de la Comunidad Valenciana y que, además de declarar la orden de constitución de este centro, en las reuniones que se lleven a cabo, deberá determinar los recursos humanos y materiales que  se deben de asignar. Me he quedado sorprendido cuando el Presidente de la Comunidad, contradiciendo lo anterior, hacía unas declaraciones en las que indicaba que el pidió que acudiera la Unidad de Emergencias y que, a partir de ese momento, ellos tenían que ver  cuál era la situación y decidir la cantidad de personal a enviar. Sí que es verdad que en emergencias de interés nacional el Ministerio del Interior puede tomar el control, pero mientras no lo haga, la Comunidad se debe ocupar de la dirección del siniestro. Entiendo que el Presidente debe cambiar de asesores en materia de emergencias.

Gonzalo Gómez Murguía. Correo electrónico


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+ GRACIAS

Las catástrofes solo producen dolor y no entienden de colores, nacionalidades, tendencias políticas ni de cifras en las cuentas corrientes 

Siempre ante situaciones de shock he sido incapaz de verbalizar alguna cosa referente a lo sucedido hasta que el tiempo lo ha ido suavizando. La catástrofe que estamos viviendo ha llenado mi cabeza de pensamientos varios. Los primeros están relacionados con el agradecimiento. ¿Cómo agradecer a esos seres humanos que desde dentro y fuera de Valencia están haciendo lo posible por socorrer tanta desesperación y tanta tragedia? Todas las aportaciones están siendo necesarias. Los que aportan víveres, los que achican agua, los que desbloquean, los que arrastran barro, enseres, coches, los que cocinan para otros, los que acogen en sus casas, los que no estorban, los que no circulan, los que no hacen acopio de alimentos, los que no difunden falsas noticias ni noticias sin contrastar, los que no medran a favor de sus ideologías ni posicionamientos políticos, los que no roban. Las catástrofes, solamente son productoras de dolor. Este no entiende de colores, nacionalidades, tendencias políticas ni de cifras en las cuentas corrientes. El dolor solo se alivia con la solidaridad, el acompañamiento. La reacción primaria y liberadora de la emoción del dolor es culpabilizar a otros. Se entiende entre los que están en primera línea del sufrimiento. Y los demás, tenemos también que culpabilizar a otros, o mejor hacernos preguntas: ¿Qué hicimos nosotros para evitar que eso ocurriera? ¿Acaso estábamos pendientes de reducir el consumo o, más bien, de cómo satisfacer todos los caprichos que el mercado de esta economía consumista y voraz nos pone al alcance? ¿Acaso no queremos más y mejores carreteras, polígonos industriales, puertos y aeropuertos más grandes? ¿Acaso no cambiamos los electrodomésticos simplemente por cansancio? ¿Qué reutilizamos? ¿Cómo mejoramos la vida de todos?, ¿o sólo procuramos por nosotros a costa de los demás? Podemos después, desde la comodidad de nuestro ocio de nevera llena, sofá confortable y diversas plataformas de cine, culpar a otros. ¿Es que no somos responsables de nuestros actos? Delegamos la responsabilidad como sociedad subsidiada. Caímos en la trampa. Con todo este batiburrillo de pensamientos también quiero dar las gracias a los que, todavía, en el fragor de la batalla, guardan silencio y optan por la prudencia. Gracias

Luisa Capuz Lladró. Correo electrónico


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+ LA PRÓXIMA NAVIDAD

Los científicos insisten en que estas situaciones se repetirán y que es imprescindible aprender de los errores y corregirlos

La Navidad de 2024 en España no será igual. La tragedia provocada por la DANA marcará estas fechas entrañables. ¿Quién tiene ganas de celebraciones? La Liga de Fútbol Profesional no lo entendió así, al no suspender todos los encuentros del fin de semana. Muchos comentaristas estaban más pendientes de las noticias de las zonas afectadas que de los partidos. La visita de miembros de las instituciones públicas a Paiporta desató los ánimos de los afectados, comprensible en medio de una situación en la que han perdido seres queridos y bienes materiales. Mientras tanto, el Parlamento nacional, lejos de modificar su agenda, seguramente continuará con sus habituales reproches y debates, como si esta tragedia no fuera un asunto de máxima prioridad. Sin embargo, sí nos concierne a todos. Europa ha experimentado recientemente numerosas catástrofes como la de esta DANA. Los científicos insisten en que estas situaciones se repetirán y que es imprescindible aprender de los errores y corregirlos. Este cambio debe ser una prioridad en la gestión parlamentaria. Salvaguardar vidas humanas es más importante que aprobar los PGE del 2025, cuya renovación puede esperar. La próxima Navidad será un verdadero éxito si vemos la implementación de nuevos protocolos de seguridad tanto en la supervivencia como en la economía, que ayuden a los ciudadanos a afrontar un cambio climático que amenaza la salud y la vida. ¿Aprenderemos de esta tragedia y pondremos la seguridad de las personas en el centro de la política, o simplemente dejaremos que pase el tiempo para que este desastre deje de ser noticia? Esta DANA debería significar algo más que una foto: debería marcar el inicio de una gestión pública verdaderamente comprometida con la protección de los ciudadanos.

Pedro Marín Usón. Zaragoza


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+ VOLUNTARIOS VS. DANA

Con muy poco se puede conseguir mucho, llegar lejos y formar parte de la solución

Podía haber sido un puente de los Santos más, con noticias sobre las retenciones en las carreteras por la vuelta de muchas personas que habían aprovechado los días de fiesta para despejarse. Sin embargo, una DANA, que ha destruido parte de la Comunidad Valenciana desde el martes, cambió todo los planes, tanto de las personas que se han quedado sin nada como de las que han querido darlo todo para reducir los daños ocasionados hasta el momento. Entre este último grupo se encuentran ciudadanos de la ciudad del Pisuerga que, en llamamiento del Banco de Voluntariado de Valladolid, se han reunido a lo largo de este fin de semana en centros cívicos de la localidad para dedicar su tiempo a construir lo que la lluvia en su máxima intensidad ha destruido. No había un protocolo impreso, pero tampoco hizo falta. Lo que en principio se trataba de la llegada de personas voluntarias metiendo en cajas alimentos, productos de limpieza, productos de higiene… en silencio, poco a poco, se empezó a convertir en un equipo en el que ninguno sabía el nombre, la edad o la procedencia del que tenía al lado, pero, sin duda, sabía que estaba ahí con el mismo objetivo. ¿Faltaban cajas? Se montaban. ¿Faltaban rotuladores? Se compartían. ¿No había cinta de embalaje? Una llamada telefónica a un amigo o a un familiar lo solucionaba. Geles, macarrones, pañales, garbanzos, agua, lejía, leche y hasta champú en seco. Sí, uno siempre se pregunta en este tipo de catástrofes qué necesitarán las víctimas, y siempre llega alguien que con su máxima empatía se da cuenta de que si no hay agua, las casas están llenas de barro y las personas no pueden ni disfrutar de una ducha, una ducha que nos parece de lo más cotidiano en nuestro día a día. Un champú en seco puede convertirse, así, en una herramienta muy eficaz. Por supuesto, los 'peludos' también han sido recordados por muchos, haciéndose un hueco, entre tantos otros productos, para comida para perros y gatos, quienes también están sufriendo las consecuencias de la catástrofe que ha tenido lugar. Protección Civil, atenta en todo momento a la organización de los voluntarios, que empezaron siendo unos poco hasta que muchas personas, que solo pretendían ir a dejar diversos artículos aportando su grano de arena, decidieron hacerse un hueco entre los que se encontraban organizando las donaciones para formar parte de esta red que se ha extendido durante horas.  Y no hay nada como cuidar a quienes cuidan, así que no faltaban botellas de agua para estos últimos. «Toma una botella de agua, llevas mucho tiempo sin parar». Un trago, un respiro, más energía para avanzar. «¿Puedo ayudar? ¿Qué hay qué hacer?». Nadie se quedaba fuera. Cualquier gesto era imprescindible para continuar. Por supuesto, una sola petición de un miembro de Protección Civil era suficiente para formar cadenas humanas y trasladar todo lo acumulado hasta los medios de transporte que se encontraban en la puerta y que permitían hacer un hueco en las diferentes salas para poder seguir recogiendo material. Así, en un corto periodo de tiempo, decenas de particulares se organizaron y ofrecieron su tiempo, sus conocimientos y sus recursos para mejorar la vida de otras personas, unidas, sobre todo, por la solidaridad y el sentido común, demostrando que con muy poco se puede conseguir mucho, llegar lejos y formar parte de la solución ante cualquier percance.

Azucena Alfonso Recio. Valladolid


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+ GRANITOS DE ARENA PARA UNA TRAGEDIA

Ante las rencillas de los políticos, en este caso no vale cuanto peor, mejor

Acudí el domingo por la tarde a la sede del Ayuntamiento de Madrid, en la calle Montalbán, uno de tantos puntos de recogida de las aportaciones solidarias de todos aquellos ciudadanos que quieran colaborar con su granito de arena para intentar paliar la terrible tragedia que ha sufrido Valencia y, en menor escala, también zonas de Castilla La Mancha. Ante las rencillas de los políticos, en este caso no vale cuanto peor, mejor. Ha sido una auténtica devastación y debemos remar todos en las misma dirección para ayudar a salir del pozo a nuestros hermanos valencianos. Nos necesitan.

Francisco José Eguibar Padrón. Madrid


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+ LECCIONES NO APRENDIDAS

Debemos recordar aquellas frases en tiempo de pandemia, no hace mucho, cuando decíamos «seremos mejores»...

Tras los graves y tristes sucesos causados por la DANA en España, debemos recordar aquellas frases en tiempo de pandemia que no hace mucho, cuando decíamos «saldremos más fortalecidos», «seremos mejores» o «hemos aprendido la lección» o mentábamos la canción de Resistiré, que renació entre nosotros. Pues sí, sí, ya lo vamos viendo, las guerras y sus conflictos siguen ahí; asimismo se han abierto nuevos frentes bélicos en varios países, con lo que ello supone de dolor y destrucción para todos; la inmigración y la hambruna siguen al alza, impera el egoísmo y no solo dictatorial, estamos desgobernados por nuestros políticos e instituciones. Todo ello en líneas generales y también particulares; en suma nos estamos deshumanizando, fracasando como seres humanos, caminando hacia la autodestrucción. Qué nos ha pasado, dónde han quedado las buenas intenciones de una civilización presa del pánico durante tanto tiempo. Dónde ha quedado el «seremos más fuertes y aprendidos». Quizá hagan falta más pandemias, más desastres como el que ahora sufrimos en varias zonas del Mediterráneo, donde todo ha fallado, para retomar el tema donde lo dejamos. Lamentablemente, nunca aprendemos de nuestros errores y desgracias. Si tiramos de historia, hay unos cuantos en los que fijarnos y aprender. Ya saben lo de Santa Bárbara y los truenos.

Angel Santamaría Castro. Bilbao


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+ ESTIMADA DIPUTADA DE CUYO NOMBRE NO QUIERO ACORDARME

Ninguno de nuestros políticos ha trabajado de 5 de la mañana a 7 de la tarde como la mayoría de los mortales

Estimada diputada, cuyo nombre no quiero ni necesito nombrar, porque no hace falta que diga que no quita lodo, porque eso ya lo sabíamos todos. Ninguno de nuestros políticos ha trabajado alguna vez de 5 de la mañana a 7 de la tarde como trabajamos la mayoría de los mortales; no hace falta que diga eso en Twitter, Facebook, Instagram o en cualquier red social. Como ha dicho un chico en TikTok, o en una de esas redes, ¿dónde están los hoteles para los que han perdido su casa? Pero para los de fuera, sí que tienen derecho a hoteles. En fin, como ya digo, menuda cuadrilla de mangantes y de gentuza tenemos en nuestra política española; algo debimos de hacer los españoles para que ahora estemos purgando nuestros errores. Será haber maltratado a los indios... Y, sin embargo, los ingleses y los americanos los exterminaron y los dejaron en reservas. No obstante, en España y en Hispanoamérica están derribando estatuas de Colón, como si fuera un genocida, y ahora, si te gusta el Cid, eres un fascista; si apoyas a Colón, también. Esto parece el mundo al revés. Por estas ideas tenemos los políticos que nos han tocado. Si tenemos una calaña de políticos que, en vez de ayudar a las personas de la DANA, se tiran los trastos a la cara, esto no es política. Ellos no piensan en los ciudadanos, lo único que quieren es llenarse sus bolsillos. Yo lo siento mucho por todos los perjudicados de la DANA, que lo importante es ayudarlos y hacer que pasen el dolor lo más rápidamente y sin problemas, ya que algunos no tienen ni agua ni nada. En fin. Esto ya parece predicar en el desierto hasta cuando tenemos que sufrir tragedias como esta.

Miguel Fornies Abadía. Correo electrónico


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+ A VALENCIA Y OTROS LUGARES

Espero realmente que no os dejen tirados, no sería la primera vez, más aun cuanto más tiempo vaya pasando

Siento mucho vuestra situación y más la de los que habéis perdido a un ser querido. Soy consciente de que lo que os ha pasado puede pasarle a cualquiera. No puedo ponerme en vuestra situación porque no estoy viviendo esa situación. A lo largo de mí vida he tenido situaciones muy malas, malas y buenas. Espero realmente que no os dejen tirados, no sería la primera vez, más aun cuanto más tiempo vaya pasando. Soy cuidador no profesional de mí madre a tiempo completo; eso en España te deja sin ingresos y llevo así ya tres años. Lo que sí que os voy a hacer llegar son unas 100 camisetas de carreras populares, de maratones que tenía de mis amigos y que aún tengo. Os mandaré alguna cosa deportiva más. Vale para trabajar. El pueblo salva al pueblo, y os deseo lo mejor. Y espero que realmente os ayuden de verdad, que me imagino que hay personas que realmente lo están haciendo. El Sistema suele dejarte tirado, da igual si es sólo a uno o a centenares. Abrazos de alma.

Javier del Val. Correo electrónico


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+ CUANDO EL HORROR SE DESATA

La guerra que debe de entablar la humanidad es esa: combatir el cambio climático

Lamentable, terrible, horrible, dantesco... no encuentro calificativos para describir tan grandísima tragedia. Un fenómeno meteorológico de inusitada adversidad ha provocado la mayor catástrofe que se pueda imaginar en nuestro país. Imágenes de las que no podemos dar crédito por su crudeza nos embargan en un sentimiento profundo de dolor. No quiero pensar en lo que deben de estar pasando todos los supervivientes. Los medios y equipos de emergencias, de auxilio y ayuda trabajan en unas condiciones de guerra total, en zonas con tal grado de devastación que ni las fuerzas de élite pueden acceder con la prontitud que se requiere. Es tiempo, ahora, de aunar esfuerzos, de ayudar en todo lo que sea necesario, a todos los damnificados y no olvidarlos. No olvidarlos. El país se va a resentir y mucho, necesitará de todos los recursos de que dispone el Estado para devolver a la vida y a una relativa normalidad a todos y cada uno de los afectados. Costará sangre, sudor y lágrimas el olvidar tanto dolor. No es hora de buscar culpables, la tragedia ya ha sucedido. No creo que nadie quisiera que esto hubiera ocurrido; pensemos que en esta vida deberían primar la humildad, la fraternidad y la unión de todos y ahora es el momento de ayudar y apoyar a todos los necesitados. Quiero resaltar la profesionalidad del Cuerpo de Funcionarios de AEMET,  un organismo nacional de prestigio; su trabajo fue en todo momento acertado, las alertas y avisos se dieron con tiempo, pero es cierto que nadie pensó en las terribles consecuencias que originaría la terrible DANA, pero el peligro ya estaba advertido. Me merecen el mayor rechazo y desprecio aquellas personas que ponen en entredicho la labor de la Agencia Estatal de Meteorología, de la que debemos estar orgullosos por contar con su inestimable labor al servicio público. El cambio climático y sus efectos están entre los culpables, sus formas de manifestarse cada vez son más terribles; se advierten día a día las consecuencias de no intentar frenarlo, ya que el hombre y sus acciones tienen mucho que decir en este fenómeno. Creo que la guerra que debe de entablar la humanidad es esa: combatir el cambio climático. Que la Comunidad Valenciana no pierda la esperanza en recuperarse de tan duro golpe. Esperemos que las ayudas puedan devolver cierto sosiego a nuestros conciudadanos y que podamos contar pronto que los supervivientes van recobrando sus vidas. Mucho trabajo y sacrificio para nuestros vecinos de las distintas CC.AA. afectadas. Mucho ánimo.

Jesús Cañas Jiménez. Agente del Medio Natural. Colaborador de AEMET. Terán de Cabuérniga, Cantabria 


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+ SOIS NOSOTROS

Nosotros podríamos estar en vuestro lugar y por eso nuestro corazón late con el vuestro

Sois nosotros, todos los que habéis perdido a vuestras parejas, hijos, padres, hermanos, abuelos sois nosotros. Sois nosotros los que habéis perdido la casa, el trabajo, los recuerdos de toda una vida. Sois nosotros los que estáis en shock porque vuestros ojos han visto cosas inimaginables. Sois nosotros los que miráis hacia arriba y solo veis a políticos peleándose entre ellos para sacar partido de vuestra desgracia. Sois nosotros porque nosotros podríamos estar en vuestro lugar y por eso nuestro corazón late con el vuestro, y nuestros camiones y furgonetas ya están yendo hacia Valencia cargados de nosotros y nuestras esperanzas para daros un poco de abrigo. Cada voluntario que está ayudando al pie del cañón con sus cepillos y sus palas nos representa a todos y representa al pueblo que salva al pueblo, el pueblo unido que somos y al que no podrán separar ni las riadas ni los políticos. Tened la esperanza de que vamos juntos hacia un futuro mejor, no os vamos a abandonar porque sois nosotros.

Francisca Chica Sánchez. Granada


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+ LECCIONES DE UNA DANA

El azar nos recordará siempre que vivimos en un universo radical. Vivimos en la oscuridad del azar

Desgraciadamente, la vida enseña demasiado

Sinceramente yo no quiero que la vida me enseñe más; es más, ojalá me hubiese enseñado menos. Reza para que la vida no te enseñe demasiado porque, cuando se le antoja, es una maestra implacable. A los que todavía la vida no les ha enseñado humildad: no saben dónde están. Cuando la vida te impone su radicalidad, aprendes de verdad. Las ironías más radicales son las más reveladoras. A veces la verdad se te revela de una forma tan brutal que no te queda más remedio que despertar. Los que no han sufrido un trauma brutal van aprendiendo lo que es la ironía de la vida en pequeñas dosis, en pequeños sorbos.

Radicalidad

Toda la dificultad de esta vida reside en asumir su radicalidad. De pronto te topas con sucesos radicales en tu vida, como quien se topa con una cordillera después de recorrer un largo valle. Hay sucesos en la vida que actúan como guillotinas, cortan la vida en dos pedazos irreconciliables.

La realidad

Anoche tuve una pesadilla. Soñé que estaba en la realidad. Un exceso de realidad implica un exceso de humildad.

Existir es estar sosteniéndose en el azar

El azar nos recordará siempre que vivimos en un universo radical. Vivimos en la oscuridad del azar, imaginando horizontes. El futuro es un campo de minas en el que estamos condenados a pisar al azar. El azar: el guionista más imprevisible, más inverosímil. Solo tengo una certeza: la sorpresa. En este mundo, hasta que no te mueres, no estás a salvo. El futuro no es de fiar.

La vida

Hay dos vidas; cuando juegas con ella y cuando juega contigo. La vida es un haz de posibilidades y una hez de circunstancias. La vida empuja o arrastra.

Javier Sanz. Correo electrónico