CINELANDIAS 'El signo de la Cruz': lascivia, ninfomanía y oscuras depravaciones
No creo que nadie haya dominado mejor que Cecil B. DeMille (1881-1959) los resortes del cine con trasfondo bíblico o religioso. Pionero y casi fundador de Hollywood, execrado por varias generaciones de cinéfilos pelmazos (sospecho que por haber colaborado en la caza de brujas del senador McCarthy), nadie que no tenga completamente obturada la sensibilidad puede denostar hoy a DeMille, uno de los más grandes genios del cine, caracterizado por un estilo arrebatado y ampuloso, a la vez candoroso y sicalíptico, circunspecto e insinuante de oscuras depravaciones.
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