La Voz de Galicia

Yeremay luce en el Cerro

Torre de Marathón

Xurxo Fernández

El canario consolida su estrella, ante las bajas de Lucas y Mella, para guiar al Deportivo con desparpajo y dos goles tremendos

23 Mar 2024. Actualizado a las 20:49 h.

De haber sido posible abrir apuestas, media A Coruña se habría acostado millonaria. Al resto le habría faltado cobertura o tiempo para pronosticar por dónde iba a lanzar Yeremay su penalti. Suyo porque se lo ganó a Ceballos en un baile y suyo porque tiró de galones para ejecutarlo. Confirmando que en ausencia de Lucas Pérez, al Deportivo se mueve a ritmo canario.

El 10 tomó el Cerro del Espino echándose al hombro el frente de ataque blanquiazul, mientras Pablo Vázquez cerraba caminos al contrario. Ayudaron arriba, bien es cierto, Davo y Hugo Rama. El primero, tomando prestada la esquina de David Mella para dejar un control exquisito y un par de centros medidos que voleó fuera Barbero. El segundo, reclamando mayor confianza en próximas citas, a fuerza de intervenir y distribuir la bola entre sus compañeros y el meta del Rayo Majadahonda, a cuyos brazos envió un par de contundentes derechazos desde la frontal antes de pedir el cambio.

Evitar los guantes de Cheikh Sarr exigió algo más que fuerza. Lo entendió casi enseguida Yeremay, quien a la media hora se plantó a once metros del portero, fintó el disparo a un lado y resolvió como habría adivinado cualquier aficionado al Dépor. A lo Panenka.

Suave globo para pillar a contrapié al contrariado meta, abriendo la cuenta de un duelo trampa. En casa de un colista respondón, tras dos encuentros sin victoria que cortaban la racha extraordinaria y a falta de un par de piezas básicas en los esquemas de Imanol Idiakez.

Un 66 % largo de ese trío que suele escoltar al ariete dentro del esquema instaurado con el inicio de la segunda vuelta. Esa en la que los coruñeses no conocen la derrota. El tercio restante del tridente había perdido algo de protagonismo al llegar marzo, pero ha entrado por todo lo alto a la primavera. Ilocalizable en la orilla izquierda, de donde debe partir, se aparece por dentro cuando quiere. En ocasiones, para provocar una falta en el área y transformar la pena máxima; en ocasiones, para sacarse un golazo de la nada.

De una carrera hacia la banda derecha frenada en seco para despistar a Ceballos (otra vez él, menuda tarde) y sentar después a Alberto. Dos marcadores después, disparo preciso junto al palo y festejo con una afición rendida al talento de Las Palmas.

La de la grada del Cerro, de propiedad coruñesa como tantos campos conquistados durante la campaña. Este, volcado de nuevo con quien soporta el peso del 10 con desparpajo, cuando se retiró, paseíllo incluido, tras sentenciar un partido que no tuvo otro dueño.


Comentar