José Rodríguez, el rincón de la alegría
Torre de Marathón
José Rodríguez pidió a Víctor seguir en el extremo, donde ha encontrado su sitio
05 Jan 2015. Actualizado a las 17:51 h.
A José no se lo han puesto fácil. Nunca. Hasta para convertirse en el futbolista más joven en disputar la Champions con el Real Madrid tuvo que servir de arma arrojadiza entre Mourinho y Toril. Y eso que el alicantino no era ningún advenedizo: ya había brillado en las categorías inferiores de la selección y en el fútbol base del club blanco. «Vengo de una familia muy humilde, nos costó mucho», recordaba hace poco el jugador en una entrevista en La Voz. Su irrupción en la entidad merengue fue un empujón económico para los Rodríguez Martínez, preocupados desde entonces porque al chaval no se le fuera la cabeza a costa de la fama.
Ya sin Toril por Valdebebas (despedido a principios de la pasada campaña) y con Mou de vuelta a Stamford Bridge, José sufrió el descenso del Castilla mientras hacía de chico para todo. Recuperador, creador o mediapunta, dependiendo de las necesidades del filial. Su polivalencia le ayudó a convertirse en el quinto futbolista más utilizado del B antes de mudarse a Riazor.
Llegó para asentarse en Primera y enseguida pareció contar con el respaldo de Víctor Fernández en su misión. «Llama con fuerza a las puertas de la máxima categoría» llegó a decir el míster después de un amistoso de pretemporada en Portugal. Sin embargo, cuando empezó lo serio, el idilio entre técnico y futbolista se esfumó, y entre la jornada 3 y la 12 el alicantino solo apareció un par de veces en el once. «Estoy triste porque juego poco», manifestó en sala de prensa antes del duelo con la Real.
La charla con el míster
Y fue precisamente en el choque con los vascos, cuando José recuperó la alegría. Aunque otra vez fuera de sitio. Víctor le dio la titularidad, pero a cambio le pidió que se arrimase al costado derecho. La enfermería se había tragado a los especialistas de banda y el entrenador buscaba alternativas. El chico de Villajoyosa se fue, obediente, al rincón, y allí creció de nuevo en circunstancias adversas. A regañadientes al principio -«Voy a luchar por ganarme un puesto en el centro. De extremo me cuesta más», proclamaba hace nada- ha acumulado minutos pegado a la esquina y ya no ha vuelto al banquillo.
Cualquier duda sobre su capacidad de adaptación quedó resuelta este sábado de forma sorprendente. José comenzó otra vez en la derecha, pero la lesión de Fariña hizo que el míster se planteara devolver al alicantino al centro para llevar a Cuenca a la banda. Cuando se lo comunicó al jugador en el descanso, este pidió permanecer en la orilla. Allí estaba haciendo sufrir a Balenziaga, el más flojo de los zagueros bilbaínos, formando además con Juanfran una prolífica sociedad.
El entendimiento entre el ex del Betis y el futbolista cedido por el Real Madrid se forjó hace ya tiempo. Ambos coincidieron en Valdebebas en aquel curso 2012-2013 en el que Mourinho hizo debutar al adolescente del filial en Copa, Liga y Champions. El portugués envió entonces un recadito a Toril: «José Rodríguez no juega en el Castilla y sí chicos de 25 años». 24 tenía Juanfran, espectacular el sábado frente al Athletic. Como el nuevo extremo del Deportivo, alegre por fin en su rincón.