Ascensión al legendario castro de Marce
Agricultura
El acceso a uno de los espacios más espectaculares de Pantón fue acondicionado en fechas recientes La morada de los míticos xacios ofrece unas magníficas vistas del río Miño
20 Apr 2004. Actualizado a las 07:00 h.
?l castro de Marce, en Pantón, es un lugar rodeado de misterio y leyendas. Según las tradiciones locales, este elevado promontorio sobre el Miño fue la morada de los míticos xacios u hombres acuáticos. Desde su estratégica cumbre se podía vigilar una amplia zona de las riberas y sobre todo el antiguo puerto de Chouzán, en la orilla opuesta, denominado Porto Monsulio en los documentos medievales. Los terrenos en los que se levantó este asentamiento prehistórico pertenecieron al monasterio de Santo Estevo de Chouzán y después al convento de monjas de Santa María a Nova, en Lugo. Para ascender al castro hay que tomar el mismo camino que lleva a la célebre cascada de Augacaída. En su primer tramo es un camino carretero parcialmente empedrado. Tras recorrer unos 1.500 metros, a la altura de una cabaña agrícola, aparece una bifurcación. La senda de la izquierda, señalizada, lleva a Augacaída y la de la derecha, al castro. La ruta discurre por una zona de monte bajo, entre terrazas de antiguas viñas, hoy abandonadas en su mayoría. Este tramo fue acondicionado recientemente por lo vecinos de la zona, quienes lo limpiaron de la maleza que amenazaba con cerrarlo. Después de andar otro medio kilómetro, el camino principal se interrumpe debido a un desplazamiento del terreno. Hay que bordear el camino a lo largo de unos metros por un pequeño sendero que se halla a su izquierda y retomarlo a continuación. Otros 200 metros más adelante se encuentra el lugar de O Pedregal, donde existió una aldea hoy desaparecida y en donde antaño se obtenía grandes cantidades de madera. Sólo faltan 300 metros para llegar a la meta, pero antes hay que atravesar un pequeño bosque de alcornoques. La entrada al castro se hace por su acceso primitivo, un estrecho sendero labrado en la roca en el que se pueden observar unos viejos muros de piedra.