Mangas verdes

Ya mí que, desde crío, me sonaba a mangancia y mangoneo, y lo cierto es que hace referencia a destiempo, fuera de lugar o a sacar los pies del tiesto. Y así se manifiesta un día sí, y mañana también, y desde la tira de años, el presidente de los empresarios: que si alusiones peyorativas del ministro, ahora que se sacó el pescado a subasta, que si buena noticia la firma del protocolo, y el susodicho que no sale de la noria. Y quizá se deba a que, al mandamás de los confederados, le flojea la mollera y no recuerda que el tiempo de recriminar al socialismo que cabalga está más pasado que un arroz de siete horas, cuando su gemelo de nombre y apellido en el consistorio insultaba a los empresarios, filtrando la sospecha de que tenían intereses espurios y él, pacato presidente, sin decir esta boca es mía; o cuando el tocayo en la corporación socialista, sin abochornársele el morro, se arrogaba la paternidad del proyecto de alta velocidad y él, medroso presidente, sin reclamar la autoría hurtada a los empresarios. Y a buenas mangas, horas verdes, rojas o moradas cuando se juega el futuro de la ciudad a cien años vista y el tibio presidente de la Confederación de Empresarios de Ourense, también llamada CEO, sin mojarse, se lava las manos con la falta de debate sobre la integración del AVE.