La Voz de Galicia

Treinta años del amor de Robert y Francesca

Opinión

SANDRA FAGINAS
Meryl Streep y Clint Eastwood en una escena de «Los puentes de Madison»

09 Dec 2025. Actualizado a las 15:11 h.

Fue en ese cine, ¿te acuerdas? El Valle-Inclán, en 1995, allí vimos por primera vez a Robert y a Francesca en Los puentes de Madison, película que este 2025 celebra su treinta aniversario. Lo pensaba el otro día cuando reponían Memorias de África, porque Meryl Streep le hace el mismo gesto al otro Robert, a Redford. Le pone su mano en el hombro dándole la señal de entrada a su tienda de campaña. Francesca, en Los puentes de Madison, lo hace igual, esa ama de casa de Iowa coge el teléfono mientras tiene sentado en la mesa de su cocina a Robert (Clint Eastwood), sin saber cómo dar el siguiente paso. Francesca le toca delicadamente el hombro, le dobla el cuello de la camisa, se lo aplana, y Robert le acaricia esa mano para la eternidad. Hasta 1995 no habíamos visto a Clint Eastwood desarmado. No lo habíamos visto empapado de amor por una mujer de mandilón perdida en una granja («no se confunda, usted es cualquier cosa menos una mujer simple»), pero en 1995 todo cambió. Y descubrimos que las madres pueden arder en la menopausia y que pocas veces conocemos la verdad de su vida. Treinta años después, la película se ve igual, pero las mujeres que la disfrutamos entonces hemos cambiado el rol y muchas hemos pasado de hijas a madres. Por eso entendemos mucho más a Francesca. Yo, en estas tres décadas, he repetido la película unas cuantas veces solo con la esperanza de que Meryl Streep fuerce esa manilla, abra la puerta de la camioneta y se lance a otra vida, aunque se arrepienta.


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