Tomaduras de pelo, no
Opinión
30 Nov 2015. Actualizado a las 05:00 h.
Mariano Rajoy ha preferido el masaje de Bertín Osborne y María Teresa Campos al combate dialéctico a cara de perro con Rivera e Iglesias, dos animales televisivos de cuidado. Solo celebrará un cara a cara con Sánchez y gracias. Al socialista puede atizarle, aún, con la herencia recibida. No le importa que la sensación que quede es que se esconde por miedo. Piensa que tiene mucho que perder y muy poco que ganar, porque serían tres contra uno. Esa ha sido su elección. Dicho esto, lo que no es tolerable es pretender tomar el pelo a la gente. Poner la excusa, como está haciendo el PP, de que tiene una agenda exhaustiva como presidente del Gobierno o el «somos un equipo» de «Soraya para todo» no es de recibo. Rajoy ha tenido tiempo de sobra para ejercer como comentarista radiofónico de la Champions o para conceder hoy una entrevista en televisión mientras sus tres adversarios estarán debatiendo. No debate a cuatro porque no quiere. Y punto. Nada le obliga. Pues que lo diga así de claro para que los ciudadanos sepan a qué atenerse. El cara a cara con unas reglas pactadas y encorsetadas habría sido suficiente en el 2011. Hoy ha quedado sobrepasado por la realidad. Es vieja política en estado puro. Para cara a cara, el que hace unos días mantuvieron Rivera e Iglesias a tumba abierta, sin límites ni concesiones. De momento estamos viendo a los líderes bailar, cantar, cocinar, tomar cañas, comentar goles, dar collejas, montar en kart o hablar de ligues. Ahora es tiempo de confrontación de proyectos y de rendición de cuentas. De debatir no solo de Cataluña o del yihadismo, sino del paro, la corrupción, la exclusión social, los recortes, la educación o la Justicia. No es divertido, pero es lo que hay.