La Voz de Galicia

Los viejos gladiadores

Motor ON

Juan Ares

10 Dec 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Sainz, hablo del padre, a sus 61 años, con su larga trayectoria deportiva, en la que se cuentan dos títulos mundiales de ralis y tres victorias en el Dakar, con su futuro resuelto, un premio Príncipe de Asturias en su salón y un hijo ya asentado en la élite de la F1, pilotando un Ferrari, podría estas Navidades sentarse tranquilamente en su casa, disfrutar de las cenas familiares y como mucho seguir por la tele ese rali Dakar del que él mismo ya es parte de su historia. Pero en su ADN lo de parar no está escrito. Él se siente todavía motivado y capaz para intentarlo de nuevo, volver a las arenas de Arabia Saudí y demostrar que el proyecto del Audi e-Tron híbrido es ganador.

Carlos Sainz es solo un ejemplo de lo que son los viejos gladiadores del automovilismo español. Tenaces, valientes, incombustibles. De raza.

No hace falta más que ver el segundo ejemplo, el de Fernando Alonso, el asturiano de 42 años, una edad que se considera imposible para un piloto de F1, algo en lo que Fernando no está de acuerdo y que ha demostrado con creces a lo largo de la última temporada.

Fernando nunca se rindió y cuando las puertas de la F1 se le cerraron, él se reivindicó en las míticas 24 Horas de Le Mans, en Indianápolis y hasta en el propio Dakar, en lo que algunos creían que sería su canto del cisne, pero que en realidad le sirvió para liderar los proyectos de Alpine y Aston Martin en unos años más que notables. Fernando se ha vuelto a ganar el respeto de la F1, para la que la edad no debe ser un inconveniente, tal y como demostró hace mucho tiempo Juan Manuel Fangio y ahora lo ha hecho el asturiano.

Carlos Sainz y Fernando Alonso son los Mick Jagger del automovilismo mundial, siempre anuncian su última gira, pero nunca es verdad.

El automovilismo no es el único exponente de esta generación de españoles. En el deporte tenemos el ejemplo actual de Rafa Nadal, otro al que desahuciaron hace un año los agoreros de turno, pero que todavía no ha escrito su última página de gloria.

Los viejos gladiadores del circo del motor no se rinden fácilmente y la juventud de sus rivales no les asusta, más bien les divierte.

El próximo día 5 de enero, la víspera de Reyes, cuando en España es un día de fiesta y los niños son sus protagonistas, Carlos Sainz se pondrá su casco, se ceñirá sus guantes y activará el botón de start de su juguete preferido, un Audi e-Tron híbrido de 2.100 kilos de peso y cerca de 400 caballos de potencia. Por delante tendrá quince días y 5.000 kilómetros plagados de dunas, montañas y pedregales, con trampas mortales. Una prueba demoledora solo apta para pilotos muy preparados. Pero Sainz intentará ganar una vez más, un objetivo fijado en su ADN desde pequeño y al que la edad le importa un bledo.

 


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